sábado, 2 de abril de 2016

ZENIT 2 abril: vigilia de la Misericordia

La vigilia de oración en la Plaza de San Pedro con motivo de la fiesta litúrgica de la Divina Misericordia, instituida por san Juan Pablo II, se realizó este sábado, en una tarde de primavera romana. Los varios miles de fieles allí presentes participaron con cantos y oraciones y asistieron a coreografías,, mientras se esperaba la llegada del papa Francisco.
Coreografia en la Plaza de San Pedro sobre la misericordia de Jesús a María Magdalena
Coreografia en la Plaza de San Pedro sobre la misericordia de Jesús a María Magdalena
Este año, la fecha de la solemnidad, que es el primer domingo después de Pascua, coincide significativamente con la fecha de la primera celebración: 3 de abril de 2005.
El papa polaco instituyó el domingo de la Divina Misericordia en los últimos meses de su pontificado, poco antes de ese 2 de abril de 2005, cuando falleció a las 21.37, justo en la víspera de la nueva solemnidad.
Hoy en la plaza de San Pedro estaban presentes los operadores que adhieren a la espiritualidad de la misericordia, reunidos en Roma desde el 31 de marzo en el Congreso Apostólico europeo de la Misericordia que concluye el próximo lunes 4, y que prepara también el congreso mundial en Filipinas que se realizará en enero de 2017 en Manila.
Testimonio de una señora colombiana en la vigilia de la Divina Misericordia
Testimonio de una señora colombiana en la vigilia de la Divina Misericordia
Varios fueron los testimonios de la misericordia, desde un joven francés que contó como Dios le estaba esperando, a una coreografía que recordó la misericordia de Jesús a María Magdalena, hasta una señora colombiana que narró en congreso sobre la Divina Misericordia en su país en donde participaron personas golpeadas por la violencia de los terroristas y de los paramilitares, y del testimonio de perdón que ellos dieron.
El Santo Padre llegó directamente a la explanada anterior a la basílica, en medio de aplausos y vivas. A continuación de las lecturas y testimonios, Francisco dirigió unas palabras a los presentes.
Les recordó que “la misericordia de Dios es un crescendo continuo. Dios no se cansa nunca de manifestarla y nosotros no deberíamos acostumbrarnos nunca a recibirla, buscarla y desearla. Siempre es algo nuevo que provoca estupor y maravilla al ver la gran fantasía creadora de Dios, cuando sale a nuestro encuentro con su amor”.
Añadió “recorriendo las páginas de la Sagrada Escritura, encontramos que la misericordia es sobre todo cercanía de Dios a su pueblo. Una cercanía que se manifiesta principalmente como ayuda y protección”.
“En Jesús -señaló Francisco- no sólo podemos tocar la misericordia del Padre, sino que somos impulsados a convertirnos nosotros mismos en instrumentos de su misericordia”.

Y que la misericordia “reconoce el rostro de Jesucristo sobre todo en quien está más lejos, débil, solo, confundido y marginado. La misericordia sale a buscar la oveja perdida, y cuando la encuentra manifiesta una alegría contagiosa. La misericordia sabe mirar a los ojos de cada persona; cada una es preciosa para ella, porque cada una es única”.

1 comentario:

  1. La misericordia sale a buscar a la oveja perdida. Jesús vino a salvar al hombre. Dios no quería que la oveja se perdiera. Esta oveja puede ser la Humanidad. El hombre, desde que fue llevado al Paraiso,ha escogido actitudes equivocadas. Dios quiere salvar al hombre. Dios quiere reconducir esta Humanidad tan dividida , tan dispersada, tan enfrentada. Quiere reunir a los pueblos y siente una mayor benevolencia por los más necesitados; por los que huyen de la guerra. Esta humanidad es la oveja perdida que Jesús cargó sobre sus hombros...La oveja que se pierde puede ser el pueblo escogido, puede ser la Iglesia, puede ser el alma, cada persona en particular. La fuerza y la ternura que el Señor misericordioso ofrece a su rebaño, la utiliza también con cada una de las ovejas.

    Cristo, modelo de pastor,para salvar a las ovejas, se enfrentó a todos los lobos, porque le importaban las ovejas(Jn 10, 11-13) Los lobos se ensañaron con Él; pero ahora sigue viviendo y guardando a su rebaño.

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