lunes, 4 de abril de 2016

3 abril: Fiesta desplazada de la Anunciación

LA ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR
Liturgia
          Como el 25 de marzo fue Viernes Santo, la fiesta de la Anunciación no pudo celebrarse entonces. Quedó desplazada a la primera fecha posible del calendario litúrgico. Y esa fecha es hoy. Por eso hoy es la liturgia de la anunciación del ángel a María y la encarnación del Verbo de Dios
          Hay dos misterios en la fe católica que rozan lo casi imposible: uno es el misterio de la Trinidad, por el que 3 Personas divinas son UN SOLO Y ÚNICO DIOS, realidad que parece romper los esquemas humanos.
          El otro inmenso gran misterio es el de la Encarnación, por el que todo ese Dios infinito se hace hombre mortal, y para más abundamiento se verifica a través de una mujer que es virgen y que concibe sin obra de varón, y además sigue siendo virgen.
          Así reza la 1ª lectura de hoy –Is 7, 10-14- en la que Dios propone a Acaz un hecho prodigioso fuera de los límites humanos: en lo alto del cielo o en lo hondo del abismo. Acaz no la pide pero Dios la da: una virgen encinta que da a luz al Enmanuel (Dios-con-nosotros), Dios hecho un hombre.
          El evangelio de Lucas -1, 26-38- es el momento de la realización de ese paso de Dios: una muchacha de Nazaret que no conoce varón recibe la propuesta de Dios de acoger en su seno al Hijo del Altísimo. Y la muchacha asiente y acoge el misterio inaudito de ser madre y virgen…, y de ser madre del Hijo del Altísimo. Ha habido un sí de aceptación plena, que abre la puerta a la entrada de Dios en la realidad humana.
          Por su parte la 2ª lectura nos muestra el mismo camino del SÍ por parte del Hijo de Dios. Porque se dirige al Padre y le dice: estás harto de holocaustos y sacrificios que se ofrecen según la ley; pero me has dado un cuerpo y yo te digo: AQUÍ ESTOY para hacer tu voluntad. De modo que por la aceptación plena de esa voluntad, se realiza el gran misterio de  Dios entrando en el mundo de los hombres, hecho un hombre como nosotros.
          Quiere decir que Dios realiza su voluntad donde el SÍ es la respuesta que le ofrece el hombre, y que Dios –no es menor misterio- ha querido quedar atado a la libertad humana para realizar su obra de salvación de esta humanidad.
          San Ignacio –en los Ejercicios- expresa una idea que nos atañe directamente a nosotros los humanos: que la encarnación ha de prolongarse en la historia con los síes nuestros. Habla él del Verbo nuevamente encarnado…, o que se sigue encarnando –o quiere seguirse encarnando- en la vida diaria de la humanidad, y que requiere actitudes de aceptación de sus planes para así continuar esa obra tan importante y decisiva que es su encarnarse en el momento actual.
          Tiene tal trascendencia este misterio de la encarnación que sin él no habría vivido Jesús en nuestra tierra y no habría hecho las obras que realizó; no habría redención porque no habría habido muerte redentora. Y por lógica normal, no habría habido resurrección. Lo que equivale a no haberse dado el motivo básico de la fe cristiana. Es decir: no estaríamos ahora mismo hablando de nada de esto, ni nuestra vida sería la que es, ni nosotros seríamos lo que somos.

          Con el pensamiento de Ignacio, lo que ahora importa es estar abiertos al SÍ a Dios, a la aceptación de su voluntad, a buscar siempre el modo de hacer las cosas como Dios manda…, y así hacer posible que el reinado de Dios permanezca y prevalezca. Es algo que Dios nos ha dejado en nuestras manos.

1 comentario:

  1. Ana Ciudad9:16 a. m.

    CATECISMO DE LA IGLESIA CATÒLICA (Continuación)

    SEGUNDO MANDAMIENTO:"No tomaràs el Nombre del Señor en vano"

    El segundo mandamiento prohíbe "eL juramento en falso". Jurar es tomar a Dios por testigo de lo que se afirma. Es invocar a la veracidad divina como garantía de la propia veracidad.
    La reprobaci+on del " juramento en falso" es un deber para con Dios. Como Creador y Señor, Dios es la norma de toda verdad. La palabra humana està de acuerdo o en oposición con Dios que es la Verdad misma. El falso juramento invoca a Dios como testigo de una mentira.
    Es "perjuro" quien, bajo juramento,hace una promesa que no tiene intención de cumplir, o que,despues de haber prometido bajo juramento, no mantiene.
    Jesús expuso el segundo mandamiento en el Sermón de la Montaña:"Habéis oído que se dijo a los antepasados "no perjuraràs,sino que cumpliràs al Señor tus juramentos". Pues Yo os digo que no jurèis en modo alguno....sea vuestro lenguaje "si, si"; "no, no", que lo que pasa de aquí viene del Maigno".
    El juramento, es decir, la invocación del Nombre de Dios como testigo de la verdad debe hacerse, sòlo con verdad, con sensatez y con justicia.

    Continuarà

    ResponderEliminar

¡GRACIAS POR COMENTAR!