sábado, 23 de abril de 2016

23 abril: A 500 hermanos

Liturgia
          Antes ya hemos escuchado la que hoy es 1ª lectura (Hech 13, 44-52). Fue el domingo pasado. Pablo y Bernabé hablan a las gentes y muchos se vienen a escuchar la Palabra. La reacción de los judíos es de envidia y responden con insultos a las palabras de Pablo. En consecuencia, Pablo –movido por una inspiración interior- les manifiesta que ya que ellos no acogen la Palabra, se dedicarán s los gentiles, a los no judíos. Correspondía a los judíos ser los primeros en recibir el mensaje de salvación, pero no quieren. Pues “Yo te haré luz de los gentiles, para que la salvación llegue hasta el extremo de la tierra”. Lo cual causa una gran alegría entre esos gentiles.
          Pero los judíos no se quedan a gusto con ello e incitan a las señoras piadosas y distinguidas para que ellas promuevan una persecución contra Pablo y Bernabé, y los expulsaron de su territorio.
          Ellos sacudieron el polvo de sus pies y salieron de allí y se fueron a Iconio, llenos de una alegría sobrenatural, únicamente explicable por la acción del Espíritu Santo.
          El evangelio (Jn 14, 7-14), como todos estos evangelios, es más para leerlo y meditarlo despacio que para ser explicado, puesto que la explicación se reduce a repetir el texto. Surge la cuestión a propósito de la petición de Felipe: Señor, muéstranos al Padre y nos basta. Lo que da pie al evangelista a expresar la igualdad entre el Padre y el Hijo: Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre; el Padre que permanece en mí, él mismo hace las obras. Lo que yo hablo, no lo hablo por cuenta propia. Yo estoy en el Padre y el Padre en mí.
          Y añade algo muy importante: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aun mayores. Yo voy al Padre: lo que pidáis al Padre en mi nombre, yo lo haré.

VIDA GLORIOSA
          San Pablo enumera las apariciones del Resucitado, que se deja ver de maneras muy diversas. Y una de esas apariciones es a más de 500 hermanos juntos. No hay más que ese dato. No se dice tampoco si fue en el tiempo de los “cuarenta días” de la Resurrección, o si fue en otro momento, como a Pablo, al que también dice él mismo que se apareció el Señor, y que evidentemente no fue en ese periodo de los “40 días”.

          De esos “quinientos hermanos”, unos, la mayoría, viven aún...  otros, han muerto ya... Entre tantos, ya sabemos que había historias más o menos parecidas a las que nos contaron los Evangelios. Unos, creyeron más pronto en el Señor resucitado. Otros, necesitaron “pruebas”..., como le sucedió antes a Tomás. Pero a todos les dio la gran lección: Habéis creído porque me habéis visto; dichosos los que creen sin necesidad de ver..., “los que no vieron y creyeron”.
          Ésta es nuestra aparición. Ésta es la “aparición” de nuestra dicha, los que creímos en Jesucristo aunque no lo vimos ni lo tocamos con nuestros ojos y nuestras manos, pero CREÍMOS en Él...   CREÍMOS y CREEMOS en su triunfo, fuimos y somos TESTIGOS de su Resurrección. Ésta es la aparición de nuestra EXPERIENCIA viva: porque sin verlo ni tocarlo en “la carne y sangre”, sabemos día a día que VEMOS y TOCAMOS al “Verbo de la Vida”... Y sabemos que se va haciendo posible “tocarlo” más cada día. ¡A eso estamos destinados!
          Y Jesús se nos ha manifestado... No a nuestros ojos carnales sino porque hemos creído -en medio de esos mismos acontecimientos y crisis que nos derriban-, en la palabra confortadora de Jesús...; somos uno de esos “500" que pusieron dificultades y trabas a creer..., porque muchas veces nos atrevimos a exigir pruebas para creer...: “¿por qué permites tal cosa?, ¿por qué haces esto?, “el Señor no me oye...”, “estoy ya cansado de pedir”.

          O,  también, uno de esos “500" que humillaron sus frentes en un acto profundo de amor y de aceptación, sabiendo a pie juntillas que: “Dios conduce todas las cosas para el bien de los que tanto ama”.  Y no necesitamos más pruebas... Porque sabemos que el amor de Dios no es algo que necesita demostración..., ni requiere que todo nos salga a pedir de boca.... Por el contrario nuestra fe,  -que no depende de pruebas tangibles “de carne y hueso”...-, ha sido la fe de quien arranca siempre desde la certeza incuestionable de que DIOS ES AMOR..., de que Dios se manifiesta desde las obras que únicamente puede hacer Dios, que son las obras de quien ama siempre, de quien ES BUENO (Dios es el ÚNICAMENTE BUENO”, dijo Jesús al joven rico). Y por eso, aun en medio de lo que vemos como “males”, o de lo que son los males que el pecado y el hombre provocamos, no dudamos ni por un instante de que Dios es bueno, de que Dios nos ama. Porque el día que pensáramos en un Dios que no es por todas partes bueno, no estaríamos pensando ya en Dios.

2 comentarios:

  1. Ana Ciudad8:49 a. m.

    CATECISMO DE LA IGLESIA CATÒLICA (Continuación)

    QUINTO MANDAMIENTO: "NO MATARÁS"

    "Los hombres no deben morir por mano de otro hombre sino de la mano de otro hombre".

    ¿ESTÁ PERMITIDA LA EUTANASIA?.- La eutanasia en sentido propio, es decir, toda acción u omisión que por su naturaleza y en la intención causa la muerte con el fin de eliminar cualquier dolor, constituye siempre un homicidio, gravemente contrario a la Ley de Dios.
    En cambio no son eutanasia propiamenta dicha y , por tanto, son moralmente aceptables la administración adecuada de calmantes( aunque ello tenga como consecuencia el acortamiento de la vida) o la renuncias a terapias desproporcionadas (al llamado encarnizamiento terapeútico), que retrasan forzadamente la muerte a costa del sufrimiento del moribundo y de sus familiares.
    La muerte no debe ser causada, pero tampoco absurdamente retrasada. Aunque la muerte se considere inminente, los cuidados ordinarios debidos a una persona enferma no pueden ser legítimamente interrumpidos. La legalización de la eutanasia es inaceptable no sólo porque supondría la legitimación de un grave moral, sini porque crearía una intolerable presión social sobre los ancianos, discapacitados o incapacitados y todos aquellos cuyas vidas pudieran ser consideradas por alguien como " DE BAJA CALIDAD" y/o como una carga social. Los cuidados paliativos constituyen una forma privilegiada de la caridad desinteresada. Por eso deben ser promovidos.

    Continuará

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  2. "Señor, muéstranos al Padre y nos basta". Juan, en el Prólogo de su evangelio, dice que nadie ha visto a Dios. El Hijo es Quién nos lo ha revelado. Hoy, en el diálogo con Felipe, Jesús nos dice que conocerlo a Él es conocer al Padre.Es decir,el único camino que tenemos para conocer a Dios es la vida humana de Jesús, sus acciones y sus palabras.Nosotros si ansiamos vivir una vida feliz de hijos en comunión con el Padre y con Jesús podemos actuar como Él. Esto no lo podemos conseguir individualmente, lo podemos realizar con la Comunidad que es la fiel continuadora de su misión.

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