sábado, 16 de abril de 2016

16 abril: En mi Nombre - 2

Liturgia
          Al final explotó. El repetido anuncio de Jesús de que hay que comer su carne y beber su sangre, tiene en un grupo de discípulos una reacción de rechazo (Jn 6, 61-70). Para nosotros esas palabras nos son familiares y gozosas. Para el que las escuchaba de primeras y sin más, resultaban un hecho repugnante: Mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida). Y muchos de esos discípulos se retiraron. Judas no andaba lejos de los escandalizados. Jesús siente dolor y se vuelve a sus apóstoles y les pregunta: ¿También vosotros queréis marcharos? La respuesta de Pedro en nombre de todos fue consoladora para Jesús. No podrían entender todo pero, adónde vamos a ir sin ti, si sólo tú tienes palabras de vida eterna?
          En la 1ª lectura aparece esa realidad de vida que es Jesús. Pedro da la salud a Eneas, un paralítico que llevaba así 8 años, y da la vida a Tabita, una discípula que ha muerto en Jafa, a la que ya estaban velando las viudas y plañideras. Pedro sale de la habitación de la resucitada y la presenta viva a aquellas personas que hacían el duelo.
          En este momento se han apagado las persecuciones y –comienza diciendo el texto- La Iglesia gozaba de paz en Judea, Galilea y Samaria, es decir, en toda Palestina.

VIDA GLORIOSA
          EN MI NOMBRE echarán demonios, hablarán lenguas nuevas. Pentecostés fue una clara expresión. Y no me refiero simplemente a que entendieran la predicación de Pedro los provenientes de otras naciones, sino a que Pedro y los apóstoles salieron de sus miedos y se lanzaron al mundo para enseñar la Buena Nueva de Jesús.
          Me refiero a Pedro y los apóstoles que dejaron de ser los hombres de miras pequeñas y comenzaron a poner ante las gentes la predicación de Jesús. Y Jesús fue quien habló un lenguaje nuevo, desconocido hasta entonces, y hasta contrario a lo que se estilaba en la sociedad judía. Un lenguaje distinto del de los fariseos, de los sacerdotes… Un lenguaje de Bienaventuranzas y de amor sacrificado que abarca al hermano y al enemigo. Un lenguaje que atraía a las almas nobles y hacía chirriar a los que iban según sus instintos. Un lenguaje en el que la cruz no es un patíbulo sino un ser puesto en alto para que todo el que mire la cruz sea salvo. Un lenguaje tan nuevo como el de la resurrección de un muerto que revoluciona la historia y que ya no muere más.
          Pero es que las lenguas nuevas no están para quedarse en aquello; son forma de vivir y expresar la fe entonces y ahora; por aquellos y por nosotros… Y que verdaderamente se distinga que donde hay un creyente, marcado con el bautismo, hay una manera distinta de hablar, de vivir, de comportarse… ¡Ojo!: en la vida diaria, en las circunstancias normales, en el andar por casa. En las reacciones y en las intenciones…, todo como un modo nuevo espontáneo de pasar por la vida.

          Tomarán serpientes y aunque bebieren algo mortífero, no le dañará. Dos situaciones de peligro, de “veneno” mortal. El creyente va a poder pasar por entre esas situaciones sin quedar inficionado. El mundo que rodea esta maliciado. La trampa está a la vuelta de la esquina. La mentira, la venganza, la violencia, el abuso, el “pelotazo”, aprovecharse de las circunstancias…, todo eso es el campo minado en el que se desenvuelve un CREYENTE que quiere vivir en nombre de Jesús. El que cree llevará un escudo, un antídoto, para no dejarse atrapar por todo ello. Tendrá que vivir en el mundo (así lo anunció Jesús), pero no ser del mundo, no entremezclarse con la ponzoña mundana.
          Y hay que reconocer que es una tarea difícil para los que tienen que vivir en medio del mundanal ruido, y para los que en el nombre de Jesús se piden posturas heroicas. Pero lo que nunca prometió Jesús fue una vida fácil: Satanás quiere cribaros como el trigo, pero yo he rogado al Padre, decía Jesús en aquel inmenso momento de su vida: la Santa Cena, que era un testamento antes de morir.


          Por eso el final de Marcos es no sólo el vivir de cada uno sino la proyección hacia los hermanos: Impondrán las manos en los enfermos, y sanarán. Una fuerza purificadora y sanadora la que cada discípulo de Jesús ha de llevar por dondequiera que vaya. No se entiende el nuevo camino como ventaja personal sino como compromiso hacia los demás. Y sobre todo hacia los que más necesitan: hay que imponerles las manos y sanarlos.

2 comentarios:

  1. Ana Ciudad8:43 a. m.

    CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (Continuación)

    "DOS COSAS DEBEN RECIBIR LOS HIJOS DE SUS PADRES:RAÍCES Y ALAS".

    ¡CÓMO RESPETA UN HIJO A SUS PADRES?.-Un hijo respeta y honra a sus padres manifestándoles amor y agradecimiento.
    Los hijos deben estar agradecidos a sus padres ya sólo por el hecho de haber recibido la vida por medio del amor de sus padres. Este agradecimiento establece una relación de amor, respeto, responsabilidad y obediencia rectamente entendida, a lo largo de su vida. Especialmente en momentos de necesidad, enfermedad y vejez , deben los hijos prestar ayuda a sus padres con cariño y fidelidad.
    "Honra a tu padre con todo tu corazón, y no olvides los dolores de tu madre. Recuerda que ellos te engendraron,¿qué les darás a cambio de lo que te dieron"?.

    ¿CÓMO RESPETAN LOS PADRES A LOS HIKOS?.-Dios ha confiado los hijos a sus padres, para que sean modelos estables y justos para ellos, los amen, los respeten y hagan todo lo necesario pera que puedan desarrollarse corporal y espiritualmente.
    Los hijos son don de Dios y no propiedad de los padres. Antes de ser hijos de sus padres, son hijos de Dios. La obligación más noble de los padres es regalar a sus hijos la Buena Nueva y transmitirles la fe divina.
    "padres no exasperéis a vuestros hijos, no sea que pierdan el ánimo"(Col 3, 21)
    Continuarà

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  2. Nuestra oración
    ¿A QUIÉN IREMOS?
    https://www.youtube.com/watch?v=OmerjyzcYao

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