sábado, 7 de noviembre de 2015

7 noviembre: Ganaos amigos

Liturgia
          Conclusión de la Carta a los romanos. Lleva una serie de despedidas nominales y por motivaciones concretas. Y concluye con una solemne doxología: Al que puede fortaleceros según el Evangelio que yo proclamo, predicando a Cristo Jesús –revelación del misterio mantenido en secreto durante siglos eternos y manifestado ahora en la Sagrada Escritura, dado a conocer por decreto del Dios eterno para traer a todas las naciones a la obediencia a la fe- al Dios único sabio, por Jesucristo, la gloria por todos los siglos. Amén. (Rom 16,3-9.16).
          Cumple aquí la exhortación que hace en otra carta: Lo que hagáis o digáis, sea siempre a gloria de Dios. Todo el misterio de la salvación, que ha revelado a los fieles de Roma…, toda la enseñanza y exhortaciones que ha hecho Pablo, todo tiene una finalidad: el honor del Dios Único, dado por medio de Jesucristo.

          El Evangelio (Lc.16, 9-15) es continuación del de ayer. Ayer insistía en cómo hemos de aprender de la astucia de otros para emplearnos con valentía en la manifestación de nuestra fe y en la lucha por alcanzar el verdadero tesoro del Reino. Que no se debe sufrir con paciencia ver que los “hijos de las tinieblas” sean tan capaces de decir sin rubor todo lo que se les viene a la boca, y que nosotros, con la luz en las manos, andemos pusilánimes y acobardados para dar testimonio de nuestra fe.
          Ahora sube un peldaño Jesús y hace una aparentemente extraña recomendación: Ganaos amigos con el dinero injusto. No se asuste nadie: no está diciendo que se hagan amigos con soborno o con dinero obtenido suciamente. Lo que expresa Jesús es que el dinero no da la bondad, “la justicia”, la santidad. Por sí mismo el dinero es “no justo”, no salva. Y que una manera de “redimir” al dinero es yendo con él a ayudar a los otros: Ganaos amigos con el dinero “injusto”, para que cuando os falte, os reciban en las moradas eternas. Hacer el bien con el dinero, y conseguirá –por la parte buena- lo que aquel administrador consiguió engañando: que lo reciban. Y el que hizo el bien con su dinero, será recibido en el Cielo.
          No se trata de hacer grandes donaciones. Se trata de ser fiel en los pequeños detalles. Que quien es de fiar en lo menudo, será de fiar en cosas de más importancia. Y viceversa. Quien no es capaz de desprenderse de sí en pequeños detalles –no es de fiar en el vil dinero-, no será capaz de hacer cosas de más importancia.
          Oyeron estas palabras los fariseos –que son amigos del dinero- y se burlaron de Jesús. Pensaron que Jesús era un fatuo que no sabía de qué hablaba en un tema como ese. Y Jesús les fue a la mano: Vosotros presumís de observantes delante de la gente, pero Dios os conoce por dentro. El dinero no es en sí mismo el problema, pero alrededor del dinero se crean muchos problemas. Vosotros os manifestáis “observantes”…, y debajo de esas apariencias las gentes os ven apegados a la moneda… Todavía podíais hacer que vuestro dinero os ganara amigos…, si con él hicierais el bien: os granjearais amigos con el vil dinero. Pero cuando lo dejáis envilecido con vuestro egoísmo, lo hacéis “dinero injusto”
          Es la arrogancia de los hombres que detesta Dios.
          Y no puedo menos que hacer esa “traducción simultánea” que se me ocurre siempre: donde pongo “dinero” pongo esa terrible riqueza “injusta” que es el amor propio, el YO que quiere salir por encima y que es indiscutiblemente “vil”. El Yo que no hace amigos sino “adversarios”, porque un YO que se sitúa por encima, acaba con el TÚ que podía estar ahí a su lado. El amor propio que pretende ser “manolita la primera”, acaba siendo “injusto”, malo, dañoso, y que excluye al otro de su espacio. El YO de uno es una amenaza para el TÚ del otro porque no le deja oxígeno para que ese TÚ pueda ser él mismo. [¿No cabe plantearse eso en las mismas relaciones de familia? ¿Sería tan extraño pensar que un YO muy pagado de sí mismo, anula a la otra parte hasta empequeñecerla y anularla?].
          Jesucristo le ha llamado ARROGANCIA DE LOS HOMBRES. Y a esa “enfermedad” le opone un remedio: vencerse a sí mismo. Echar cálculos, como aquel administrador, de la parte que hay que ceder de sí mismo para obtener fruto que venga a serle favorable. Jesús llega a hablar de poder ser acogido en las eternas moradas.

          Y lo contrario: permanecer uno subido a su propio burro, LO DETESTA DIOS.

3 comentarios:

  1. Ana Ciudad10:13 a. m.

    EL SACRAMENTO DE BAUTISMO

    Todos los Sacramentos son un encuentro con Cristo que es Èl mismo el sacramento original. Hay sacramentos de la INICIACIÒN, que introducen en la fe :"Bautismo" ," Confirmación" y "Eucaristà". Hay sacramentos de CURACIÒN :"Penitencia " y "Unciòn de enfermos". Y hay sacramentos que están al servicio de la comunión y misión de los fieles: "matrimonio y Orden sacerdotal".
    ¿QUÈ ES EL BAUTISMO?.Es el camino que lleva desde el reino de la muerte a la Vida ; puerta de entrada a la Iglesia y el comienzo de una comunión permanente con Dios. El Bautismo es el sacramento fundamental y la condición de los demás sacramentos ; nos une a Jesucrito, nos introduce en su muerte salvífica en la Cruz y por ello nos libera del pecado "original y de todos los pecados personales" y nos permite resucitar con Èl a una vida sin fin.Puesto que el Bautismo es una alianza con Dios, el hombre debe dar su "SÌ"a Dios.En el Bautimo de niños , los padres confiesan la FE en representación de su hijo.

    Continuarà

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  2. Ana Ciudad12:14 p. m.

    Nunca había entendido bien este pasaje del Evangelio.Tomado literalmente me.parecía que la astucia a costa de los bienes ajenos no era una forma correcta de obrar. Ayer el padre, despejó mi incertidumbre y hoy en la exposición de blog del A POR y siguiendo el pasaje de ayer, he terminado de entender lo que me parecía incomprensible. Gracias , padre Pido al Señor que le de muchos años de vida
    Gracias a su trabajo silencioso , pueden ver los que todavía andan sin encontrar la luz que necesitan.

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  3. Jesús lo que hace es enseñarnos a hacer buen uso del dinero; el dinero es para compartirlo con los demás, estando en comunión, nos enseña a ser buenos administradores sin dejar de ser fieles al que nos lo ha confiado; no quiere que seamos esclavos de ese dinero; es verdad que el dinero nos puede ayudar a conseguir una posición social más desahogada que nos permita conseguir otras metas, pero no es lo importante ni lo absoluto; puede bloquearnos espiritualmente y puede ser un verdadero estorbo. Nuestro seguimiento de Cristo estaría condicionado por el uso que hiciéramos de las riquezas; podrían impedirnos de decirle al Señor: ¡Te amo sobre todas las cosas! Yo no soy pobre, sólo tengo lo que Dios me dió; pero Él nos da mucho más que lo que necesitamos para que podamos compartir...

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