viernes, 26 de septiembre de 2014

Experiencias espirituales, 2

EXPERIMENTANDO A DIOS EN EL
                                                     SILENCIO DE LA NOCHE.
                      Lucrecia Mª Arigocena

Anoche me dormí en paz;           y a las dos de la mañana,
con paz y sin sobresalto              siento...como que me llaman.

Experimento al abrir                  mis ojos al nuevo día,
un sentimiento de gozo              que me da mucha alegría.

El Costado de Jesús,                  siempre en mi alma presente,
va mostrándome su amor,         de una manera patente.

Ahora ya no bebo Agua,          ni Sangre, ni nada bebo,
pues Él mismo me zambulle    en la Fuente y el Venero.

Los gozos dentro del Pecho,         no se pueden describir,
porque allí son tan sublimes,        que no hay palabra a decir.
¡Oh Esposo, ¿qué es esto ahora,   a estas horas de la noche,
                             que tanto a mi me enamora?

Y la respuesta callada                que en sentimiento se plasma,
me dice que allí está Dios,         entregándose a mi alma.

Allí, no sé qué decir                  a este Dios, que así me trata,
y en acto de donación,              yo le entregué allí mi alma.

A Matrimonio Divino                me van sabiendo estas cosas,
y sin carne de por medio,           son más puras y sabrosas.
Parece que desvelado                 mi cuerpo, quedó en reposo;
mas no es posible dormirse,       sintiendo cerca al Esposo.

Así, yo en contemplación          que a esa hora favorece,
mi alma quedó prendida            en Aquel que la enardece.

Volví a dormir, siempre en paz,     hasta que a las seis volvió
con otro toque amoroso,                 este Dios mi Creador,
                          que hasta viene en mi reposo.

Cierto es que para Él                   no hay noche, tampoco día,
se comunica a las almas              sin que nadie se lo impida.

¿Dormir ya más?, imposible,     pues yo quedé tan tocada,
que mi alma enamorada             sólo podía rezar.

Yo, queriendo responder,               y, rebasándome el don,
me quedé en acción de gracias,      profunda, de corazón.

Gracias, Señor, que aún teniendo     debilidad y pecado,
Tú no lo tienes en cuenta,                 y entras en mí, sin reparo.

¡Gracias, gracias, mi Señor!.        Mi ser estalla en amor,
mi corazón se dilata,                    pues todo es gracia, Señor.
     
Corta fue la noche, sí,                 corta y celestial ha sido,
mas, tengo que aterrizar,             sin dejarla en el olvido.
El termómetro seguro                 que ha de decir si es de Dios,
ha de ser, que a mí los otros,      me experimenten mejor.

La medida de este don               ha sido tan remecida,
que a otros yo no puedo dar      con raquítica medida.

Si a esta conclusión yo llego,       después de tanto Costado,
es que merece la pena                  servirle bien al Amado.



                            

1 comentario:

  1. Lucrecia tiene una idea apostólica. Si alguna de sus experiencias sirve siquiera a una persona, se da por satisfecha.
    Yo, que sé que el blog tiene seguidores de los más distintos estilos, con la variedad que dan los carismas de Dios..., y que en los lectores de los 5 continentes puede haber quienes sientan afinidad con estas experiencias, ofrecí el blog para que "esa posible única persona" tuviera también aquí un engarce con el blog del APOSTOLADO DE LA ORACIÓN.
    Por lo demás, desde el primer momento he dejado a los seguidores la posibilidad de decir alguna palabra sobre el tema.

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