martes, 16 de septiembre de 2014

16 sept: Pedagogía de la Vida

Sabiduría cristiana
             San Pablo se nos revela como un gran pedagogo y la primera carta a los fieles de Corinto como una pieza maestra de sabiduría cristiana. Porque el autor dice todo lo que tiene que decir, pero lo va tejiendo de manera que nunca quede un pico tan duro que acabe hiriendo. Aquello de ayer, tan serio y un aviso tan exigente en el que Pablo tiene que concluir que “en esto no puedo alabaros”, se cambia hoy en un edificio constructivo de esa comunidad que Pablo quiere construir. Lo bueno o lo malo de cada uno no es “su bueno” o “su malo”, porque todos formáis un solo cuerpo. Un cuerpo de muchos y diferentes y diversificados miembros, pero tan conectados e interdependientes que cada uno necesita del otro, y todos son necesarios y todos se necesitan. La comparación con el cuerpo humano es un gran descubrimiento de Pablo, aquel día que cayó por tierra mientras perseguía a los cristianos, y el Señor Jesús se dio a sí mismo por perseguido, aunque Pablo ni contaba ya con Él, a quien daba por muerto y bien muerto desde hacía años.
             Desde ese momento le ronda a Pablo la idea de ese cuerpo místico de Cristo, en el que Jesús es la Cabeza y los demás somos miembros de ese mismo y único cuerpo. Y entonces todos estamos dependiendo unos de otros…, todos somos miembros unidos entre sí. De ahí que el tema del día anterior (que explicamos) en que Pablo llama la atención tan seriamente a una comunidad que no procede como tal, no se concluye con una condena ni con un apartar a los miembros díscolos sino a un hacer argamasa con la que todos se puedan sentir solidarios en la construcción de una verdadera comunidad, al modo de ese cuerpo humano en el que ningún miembro sobra.
             Es más: nos deja a las puertas de uno de los más inspirados temas de Pablo, que ha hecho correr arroyos de tinta y sentimientos tanto en el plano del amor humano colmo en el del amor místico de las más grandes almas. Ésta es la pedagogía de Pablo, y en definitiva la pedagogía cristiana: no se deja pasar el fallo; no se disimula. Pero no se mete el dedo en el ojo hasta que salte. Al revés: se eleva el tono constructivo y se le abre a la persona y a la comunidad un nuevo camino por el que transitar con nuevas ilusiones y nuevos bríos.
             Y no se quedará todo así. Volverá a la carga en situación muy concreta y extrema, y se pondrá feroz… Y cuando lo haya hecho, atemperará en la 2ª carta advirtiendo que fue un recurso pedagógico para bien del individuo y de la comunidad, matizando hasta el punto máximo. Porque a Pablo le interesa el crecimiento espiritual y moral de aquellos cristianos. Es como el maestro que tiene que utilizar recursos diversos para estimular a sus alumnos, pero nunca estigmatizarlos, porque una cosa es corregir y otra ensañarse. El maestro auténtico nunca se ensaña, aunque a veces tenga que hacer una corrección y adoptar unas formas duras. Pero evitando siempre la tentación de pensar que “este alumno no tiene remedio”, o de que este niño es un trasto. Ese día se habría acabado su labor de maestro y sería “enemigo a la puerta”.
             El Salmo nos da pauta y coro que canta el núcleo del tema: Somos tu pueblo y ovejas de tu rebaño. Por tanto, vamos confiados en tus manos y nos sabemos acogidos y defendidos.
             En el Evangelio lo grande son los matices. El poder puede resucitar. El cariño, el detalle, da vida. Jesús caminaba ajeno por completo a lo que ocurría en aquella ciudad. Pero ve el tumulto, oye a las plañideras y pregunta. Ya es un detalle: no se inhibe, no sigue su camino. Cuando le informan de la dolorosa realidad –doloroso es un joven muerto, pero la sufriente es su madre, por más señas viuda, en una sociedad en la que le esperaba un mal futuro-. Y ¡el detalle!, Jesús se va impulsado hacia ella: ¡No llores! Ella era la que sufría y a ella quiere consolar. Todo no podía hacerlo de una vez y se fue a la parte sufriente. Luego, rápido, se va al ataúd y se detienen los que lo portaban. Jesús levanta la voz y manda: Joven: a ti te lo digo; ¡levántate! Es un instante sobrecogedor. Y llega a su clímax cuando el joven se incorpora, se levanta y se pone a hablar. La gente se admira, alaba, comenta, llora y se emociona… Jesús está ahora mismo al margen de todo eso, porque le quedaba el detalle, y en eso es un maestro: toma al joven de la mano y se lo entrega a su madre. Ahora está cerrado el círculo. Ahora se explica por qué Jesús le dijo a la madre: “no llores”.
             Todos tienen la certeza de que Dios ha visitado a su pueblo en la persona de un gran profeta… La noticia se divulgará… De Jesús no se dice ya qué hizo. Yo lo imagino aprovechando aquellas emociones y parabienes para desaparecer y alejarse en su camino.

             Una vez más no deja Jesús que sea la muerte, el desastre, la tragedia, el aspecto negativo lo que quede allí por donde Él pasa. Una vez más Jesús ha sido sanador. Y no me refiero sólo a que dio la vida física a aquel joven, sino que sembró esperanzas, y alabanzas a Dios. Una vez más la pedagogía que lleva Cristo es constructiva. Y es la gran enseñanza que nos sitúa a los cristianos en el plano de lo positivo. Que no niega lo que de doloroso o malo (y aun de muerte) hay en la vida, pero el acento va situado sobre esa otra vertiente. Porque no quiere Dios la muerte del pecador sino que se convierta y tenga vida.

3 comentarios:

  1. Verócica Gutierrez4:15 p. m.

    Buenas tardes a todos-as, aprovecho primero para saludaros afectuosamente , aunque no nos conocemos aún muy bien, os he echado de menos este verano y habéis estado presente en mi corazón y plegarias , bueno os cuento este verano además de descansar he estado estudiando porque en junio si Dios quiere me presento a las oposiciones de Educación Infantil, soy maestra pero necesito convertirme en funcionaria para ejercer, el viernes 4 tuvisteis la misa del apostolado, supongo que os preguntasteis donde estaba y el padre cantero me puso falta, pues en mi preparadora, porque antes es la obligación que la devoción nunca mejor dicho, el viernes que viene si Dios quiere estaré en la Escuela de oración porque como voy a la preparadora cada dos semanas y tengo más tiempo para organizarme el trabajo, así es que si algún día más adelante falto ya sabéis donde estoy.
    Bueno, dicho lo cual, paso a comentar la lectura de hoy ,el Señor además de Dios redentor era MAESTRO, infinitamente paciente, bueno y misericordioso, cualidades indispensables para que un buen maestro y cristiano , un espejo en el cual debemos de mirarnos e imitar todos.
    Para alguien que ama los niños de corazón y con toda su alma como yo,(Ana maria lo sabe ) sé que debo ser paciente no importa lo pesados que sean, ni las trastadas que hagan, todos son inteligentes y pueden llegar antes o después a conseguir aprender y conseguir cualquier con aprendizaje sino cualquier cosa que se propongan en la vida.
    Ser maestro-a es algo ilusionante pero también una gran responsabilidad, y no exenta de sinsabores, hoy día lo estamos viendo, profesores deprimidos incapaces y sin fuerzas para lidiar no sólo con los alumnos sino con los padres que casi siempre le desautorizan, por no hablar de los propios compañeros, como futura maestra me asusta no estar a la altura, se supone que en Infantil no es lo mismo pero cualquier cosa puede pasar.
    El Señor era un gran pedagogo, y como tal era sembrador, en eso consiste ser maestro en sembrar una semilla para que luego esa persona que es el niño se convierta en un árbol maravilloso y de buenos frutos.
    Señor, ayúdame a ser una buena sembradora de valores, conocimientos, actitudes, ayúdame también a formar buenos cristianos y futuros apóstoles de tu Reino, porqué como tú dijiste sin ti no podemos hacer nada.

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  2. Jesús iba de camino por aquella pequeña aldea de Naín y encontró mucho sufrimiento; las gentes iban y venían desorientados, como ovejas sin pastor...Pero ahí está Jesucristo, el Mesías, el Salvador, todo Misericordia. Por eso al encontrarse con aquella pobre viuda que lloraba al hijo muerto, se compadeció, lo resucitó y se lo entregó a su madre, Algunos teólogos han visto en esta madre que recupera a su hijo que estaba muerto una imagen de la Iglesia que recibe a sus hijos muertos por el pecado pero resucitados por la acción misericordiosa de Cristo.La Iglesia que es Madre, con su dolor intercede por sus hijos, y se alegra a diario por los que se convierten, porque estaban muertos y han resucitado por gracia a la vida del Espíritu.
    Yo la felicito por haber elegido una profesión tan importante como la Pedagogía.Es mucho lo que puede hacer en la Formación de los niños. Tal vez puede hacer alguna reunión de padres, con algún petexto, y aprovechar para hacer alguna catequesis de adultos...Un fraternal abrazo. Mªjosé Bermúdez.

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  3. Siempre me pareció a mi casi desde el principio de mi camino, que esto de la Iglesia no es un juego, ni tan simple como "mira lo que hace fulanito/a". Que cuando un hermano sufre todos debían en cierto modo "sufrir con el", y cuando un hermanos está alegre todos en cierto modo debía alegrarse con el. ¿La razón? La que dice San Pablo, y es que todos formamos un sólo cuerpo en Cristo, y siempre me ha encantado el simil del cuerpo humano con sus diversos miembros. Curiosamente este domingo lo experimenté una vez más en la Misa, cuando pude comprobar como cuando cada uno pone sus talentos a disposición de los demás, es como vivir ya en el cielo. Lástima que me da la sensación que este aspecto es hoy generalmente bastante poco practicado y/o desconocido para muchos, que no es crítica, es mi percepción basada en experiencias personales de más de 10 años, que creo que es un buen tiempo para calibrar ciertas cosas.

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