martes, 29 de octubre de 2013

29 oct.:- Del poco al mucho

29 oct.- De lo pequeño a lo mayor
             No es tema nuevo ni difícil de comprender. La novedad viene de San Lucas (13, 18-21) inclinado a extraer lo esencial y evitar el adorno. Pero al final de todo, las dos parábolas del poco que aspira al más…, la levadura y el grano de mostaza, ya nos son más que conocidas. Trata precisamente de expresarnos Jesús que el reino de Dios no es un reino de masas, aunque tenga vocación de hacer fermentar toda esa masa. Pero con la simplicidad con que una poco de levadura que una mujer mete en la masa, acaba haciendo esponjar todo y convertirlo no en una masa esponjada solamente, sino con esa llamada particular de cada punto de la masa a convertirse en nuevos focos de levadura que vuelve a iniciar el proceso, y así lo van contagiando y extendiendo.
             El Papa está siendo en esta etapa de la historia esa levadura en pequeño puñado para toda la inmensa masa que tiene delante. Él puede hacer los gestos más elocuentes, dar las catequesis más sencillas de entender, expresar la verdad evangélica de forma que se acepte mejor. Pero su labor queda ahí encerrarla en su pequeño espacio geográfico y en el eco de comunicación de los Medios que quieran trasmitir objetivamente su levadura.
             El tema es mucho más peliagudo: es la acogida que esa masa haga de tal levadura. El grado de “blandura” y esponjosidad que tenga esa “masa”, y la fuerza de contagio de cada parte de ella. Porque la pequeña parábola va por ahí.  El Reino que predico Jesús, la levadura que ha ido fermentando a través de los siglos, los santos como luminarias para el trayecto. Todo eso ha llegado hasta aquí y, ciertamente ha atravesado regiones de dureza mucho mayores a través de los siglos.
             La pregunta que nos queda abierta a este punto concreto y circunstancia real de la vida: a nosotros…, a preguntarnos nosotros nuestra calidad de levadura. Y no menos, la calidad de esa masa ahí presente, a la que tendríamos que llegar fermentando…, contagiando un mensaje renovado hoy por el Papa, que se ha limitado a lo más básico: Jesús era así, yo intento ir por caminos más a afines a los de Jesús, aunque dentro del S.XXI.  y lo que Jesús dejó ahí…, y lo que el Papa está preguntando es si hay tal fe en la tierra.
             Porque es evidente que es una empresa que no se puede realizar con grandilocuentes palabras ni con presiones de fuera. La semilla está esparcida, y la respuesta va a depender del tipo de tierra que la recibe. Ahí estamos directamente llamados y exigidos nosotros. Lo importante ahora es preguntarme en qué punto me siento y en esa exigencia.
             La levadura está ahí; el Evangelio. Los caminos que han de seguirse también: quien no se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga, no puede ser discípulo mío.  El tema final: si la levadura puede hacer fermentar, está dependiendo de cada uno. Y mientras no se arregle LA PERSONA, es absurdo pensar en que cambie LA MASA.  He ahí la responsabilidad nuestra, y responsabilidad en estos momentos providenciales que nos tenemos delante.
             Somos muy pequeños. Tenemos pocos recursos humanos personales en muchas ocasiones. Podemos tirarnos por los suelos, viéndonos como diminutos granos de semilla de mostaza.  ¡Ahí nos coge Jesús! ¡Es que Él no necesita más!  Lo que –eso sí que lo necesita- es que sembrados, empiece a crecer, a hacerse un arbusto y hasta los pájaros encuentren lugar apropiado para hacer sus nidos.  Pensemos en todos esos pasos. Y pensemos en la HUMILDAD BÁSICA que hace falta para aceptar abiertamente que los pájaros de otros colores aniden en las ramas. Lo mínimo pequeño que se hace suficientemente hermoso como para cobijar… Ésta es la Iglesia, éste es el Reino. Con estos bueyes ara el Señor.  Vamos a ver que los bueyes caminen…, y que cada cual no se conforme sólo con lo que es y hace (más, ¡que no se le pida!), o si el grano de mostaza pueda ser esa semilla que va dando fruto y expandiéndose… Que seamos una Iglesia de buenos remeros que se han percatado de la necesidad de ir en la misma dirección… Caben los colores de todos los pájaros, y nuestra dicha debe ser ver un día de sol elevado en el horizonte.  Que cada color se pueda mezclar con el otro; que la misma fe y el mismo Bautismo, y el mismo Dios y Padre, sean resultado de una importante misión que Jesús nos ha puesto delante en el Evangelio de hoy.
             La 1ª lectura ha puesto el botón de fuego: al ESPÍRITU SANTO. Dentro de nosotros hay un grito inmenso que nos dice que estamos hechos para más…, que vivimos la esperanza de que eso sea…, y que la suprema fuerza y motor que tengamos dentro de nosotros para alcanzar los objetivos del Reino, que Jesús nos ha puesto.  Ahí, dentro de nosotros, como un chip nuevo y poderoso, el Espíritu Santo nos hace sentir y clamar que somos hijos de Dios, y que así ha llegado la redención de nuestro cuerpo.


             Ahora queda la parte personal…, la que cada uno hemos de aportar. La levadura que hemos de meter en la masa, y la pequeña semilla de mostaza que necesita expandirse.   Lo que somos y tenemos o no tenemos… Lo que es parte de esta vida real nuestra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡GRACIAS POR COMENTAR!