martes, 8 de octubre de 2019

8 octubre: La mejor parte


LITURGIA
                      En las lecturas de ayer nos encontrábamos con Jonás huyendo del Señor. ¿Por qué? Porque Dios lo enviaba a Nínive a predicar la ruina de la ciudad, y Jonás –conociendo a Dios- se resistió a esa misión. Y no por ser un mensaje tan duro sino precisamente porque Jonás “temía” que el Señor amenazaba pero no iba a cumplir. Y eso le tiraba para atrás. Se embarcó en dirección contraria huyendo de Dios, pero Dios se valió de una tempestad que iba a hacer zozobrar el barco y al final tiene que confesar que aquello ocurre por su culpa, y que lo echen al mar para que se apacigüe la tormenta. Aparece aquel pez especial que engulle vivo a Jonás y lo viene a vomitar en la playa de Nínive.
          Ahí entra la lectura de hoy: Jon.3,1-10. Dios vuelve a encargarle ir a la ciudad y predicar su destrucción dentro de 40 días. Ya es llamativo que le deje 40 días, que es un período bíblico de conversión y preparación.
          Jonás predica aquella catástrofe y desde el rey hasta el último (y por hipérbole, hasta los animales) se dan a la penitencia, vestidos de sayal y ayunando sin comer ni beber, en la esperanza de que Dios se arrepienta de su amenaza. (Es lo que temía Jonás, porque entonces él quedaba mal). ¿Quién sabe si Dios se arrepentirá y nos dará respiro, si aplacará el incendio de su ira y no pereceremos?
          Y en efecto Dios mira a Nínive, la ve en aquella actitud penitencial y humilde y Dios hace salir de sí la misericordia y el perdón, que es lo que él verdaderamente deseaba. No había amenazado con intención de destruir sino con el deseo de poder aplicar su perdón. Y no ejecutó el castigo.
          La paciencia de Dios es infinita. Sigue “amenazando” a través de muchos hechos naturales en los tiempos presentes. Nos está diciendo que este mundo va a la ruina, que el desmadre que lleva la sociedad universal es algo que va a merecer que sea destruida. Y da ese plazo de “40 días” (simbólicos) a ver si se produce la reacción de los ninivitas, empezando por los dirigentes que tienen tantas responsabilidades. ¿Será este mundo capaz de dar el patadón en el fondo de su ruina y salir a flote, vestido de sayal y ayunando de tantas cosas nocivas que le abocan a la ruina?

          En Lc.10,38-42 llegamos al conocido episodio de las dos hermanas que reciben a Jesús en su casa. Marta era el ama de casa y quien propiamente lleva la voz cantante. María es de otro carácter.
          Llega Jesús y las dos hermanas lo reciben gozosas. Marta, con su carácter activo, se pone a preparar una comida variada y lo mejor posible para agasajar al Maestro, y se afana y se mete de lleno en su trabajo con el que quiere festejar la situación.
          María, por el contrario, le hace la visita: se está con él, lo escucha, le pregunta: a los pies del Señor no es materialmente “a los pies” sino centrada toda su atención en él, sus palabras, sus explicaciones, sus preguntas… Y eso es lo que le interesa a ella y a lo que dedica su tiempo en la amistad con el Maestro.
          Marta se incomoda. Y viene quejosa a Jesús a pedirle que él le diga a su hermana que le ayude, porque la ha dejado sola con el servicio. Marta es pragmática. María es contemplativa, y tiene mucha menos preocupación con las cosas materiales. Marta quiere poner a Jesús a su favor, y que corrija a su hermana. Y Jesús le hace pensar que está demasiado liada con tantos preparativos, cuando con una cosa mucho más sencilla habría bastante: una cosa, basta. [Dice un comentarista del evangelio que quería decir que con un solo plato había ya para comer].
          Lo que Jesús no priva a María es de ese “puesto” que ella ha elegido: ha elegido una cosa buena y no se la voy a quitar, respondió Jesús. Para ella es la mejor parte. No significa que todas las vocaciones hayan de ser contemplativas. Tiene que haberlas muy distintas. Quien puede estar más en esa escucha del Señor, tiene lo mejor. Pero no es crítica contra Marta, porque Marta realiza una vocación activa y también es válida y meritoria. Pero que no pretendas que todos sean iguales. A María y su elección se le respeta.
          De ahí el valor que tiene también el contemplativo en la acción o el activo que dedica sus tiempos a contemplar. Diríamos que es un carisma más generalizado, en el que pueden entrar una mayoría de situaciones reales de la vida.

Ayer puse una nota de saludo, a mi regreso de “mi excursión hospitalaria”.

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