domingo, 13 de octubre de 2019

13 octubre: Agradecimiento


LITURGIA        28 Domingo-C, T.O.
                      Muy bien pudiéramos llamar a este domingo el “domingo del agradecimiento”. Tanto en la 1ª lectura como en el evangelio, el núcleo de la narración nos lleva a la actitud de hombres agradecidos por un favor recibido.
          Naamán, el sirio (2Reg.5,14-17) ha quedado curado de su lepra por la indicación de Eliseo que le mandó lavarse 7 veces en el Jordán. Naamán queda curado y vuelve lleno de agradecimiento a presentar su regalo al profeta, reconociendo que no hay un dios que sea semejante al de Israel. Eliseo no admite regalo porque no ha sido él el que ha curado, y Eliseo le pide solamente que le deje llevarse a Siria unas cargas de tierra de Israel, porque en adelante ofrecerá sus sacrificios al Dios de Israel.
          Lo curioso, y no casual, es que el hombre agradecido no es un israelita sino uno que viene de fuera. Porque en eso coincide con el tema del evangelio, donde el agradecido es un samaritano, uno que no estaba bajo la disciplina de los judíos.

          Lc.17,11.19 nos narra la llegada hasta Jesus de aquellos 10 leprosos que se postran a distancia para pedir compasión: Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros. No podían acercarse porque lo prohibían las leyes, por ser la lepra una enfermedad que consideraban contagiosa. Les dejaba en una situación penosa de aislamiento, que les impedía entrar en las aldeas y ciudades, o tenían que irse anunciando con una campanilla y gritando: Tabú, Tabú (infestado).
          Además la lepra era considerada un castigo por el pecado. Por lo que la solución de los leprosos tenía que venir de los sacerdotes. Jesús no les dice expresamente que él los cura sino que se vayan a los sacerdotes y se presenten a ellos.
          Y mientras iban de camino se dieron cuenta de que estaban curados. Con todo habían de presentarse a los sacerdotes para que les dieran el certificado de salud y con ello pudieran reintegrarse a la sociedad.
          Uno de ellos, un samaritano, al verse curado se volvió a agradecer a Jesús la curación. Y agradó a Jesús aquel gesto, a la vez que expresaba su sentimiento porque y los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto  más que este extranjero para dar gloria a Dios?   Le dijo: vete, tu fe te ha salvado. Jesús es sensible a ese agradecimiento que muestra el samaritano. Jesús es sensible a las acciones de gracias que mostramos nosotros ante sus favores, esos continuos favores que recibimos, casi sin darnos cuenta, a todas las horas del día.
          Ya he contado alguna vez el cuentecillo que nos dice que en el cielo hay una enorme sala de ángeles recibiendo las peticiones que llegan a cada momento de tantos y tantos que piden a Dios. Otra gran sala en que miles de ángeles trasmiten a los hombres las gracias dispensadas por Dios. Y una pequeña sala de unos pocos que reciben las acciones de gracias de los que han recibido esos dones.
          Ojalá estemos nosotros entre los agradecidos que diariamente expresan al Señor su agradecimiento por los dones recibidos, los que conocemos y los que desconocemos, pero de los que estamos constantemente bendecidos por el Señor.

          Queda la 2ª lectura (2Tim.2,8-13) que es un himno de acción de gracias al Señor al reconocer el gran don que hemos recibido con su resurrección, que es el principio de todos los demás dones que recibimos. Éste es mi evangelio –dice Pablo- por el que sufro hasta levar cadenas, como un malhechor, pero la palabra de Dios no está encadenada.
          Y concluye: Si morimos con él, viviremos con él. Si perseveramos, reinaremos con él; si lo negamos, también él nos negará. Si somos infieles, él permanece fiel porque no puede negarse a sí mismo.

          EUCARISTÍA significa acción de gracias. Los que participamos de la Eucaristía estamos haciendo de nuestra vida una acción de gracias que renovamos cada semana –y para muchos, cada día-. Y todo, precisamente, en virtud de esa celebración de la resurrección de Cristo, en la que queremos perseverar.




          Invocamos al Señor y a él dirigimos nuestras peticiones

-         Para que seamos agradecidos por las gracias que recibimos a diario. Roguemos al Señor

-         Para que seamos solidarios con los que tienen menos medios humanos que nosotros y no llegan a agradecer. Roguemos al Señor.

-         Por los que sufren carencias y necesidades de cualquier tipo, Roguemos al Señor

-         Para que nuestra Eucaristía nos haga sentir nuestra participación en la resurrección de Jesucristo. Roguemos al Señor.

          Danos Señor ser agradecidos por los bienes que el Señor nos concede y que concede a cada uno de los hombres y mujeres de la tierra.
          Por Jesucristo N.S.

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