lunes, 27 de junio de 2016

27 junio: Más de vocaciones

Liturgia
          Hoy es uno de esos días que hacen difícil el comentario de las lecturas. Una, por su composición, que es más narrativa; y otra porque es el mismo tema de ayer.
          La 1ª, de Amós (2, 6-10. 13-16) sigue en principio un esquema que se repite diversas veces en el Antiguo Testamento: Por tres veces y por la cuarta…, para expresar una situación estable. En este caso es la del no perdón, y va diciendo en qué casos: en el abuso del pobre, en el abuso de padre e hijo que van a la misma mujer, o el abuso de las multas en el templo de Dios. Las consecuencias van a ser la del fracaso de ese pueblo que va a caer como cayeron los cedros del Líbano; derrotados sus soldados valerosos. Todo eso expresado con riqueza de imágenes para hacerlo más visible a los ojos de aquellos que escuchan al profeta.

          El evangelio que ayer seguíamos en Lucas, hoy se repite, un poco recortado, en Mateo (8, 18-22). Se trata de presentar cómo Jesús llama a que lo sigan pero sus llamadas no admiten condiciones. Él llama y el seguimiento debe ser incondicional.
          Al letrado que se viene a Jesús y le dice que te seguiré donde quiera que vayas, Jesús le pone por delante que en ese seguimiento no busque ventajas humanas ni emociones de aventuras. Que sepa de antemano que el Hijo del hombre no tiene domicilio fijo donde reclinar su cabeza. Que las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero que el Hijo del hombre vive en la plena pobreza de la incertidumbre de dónde va a pasar esa noche. Y que el seguidor suyo no puede aspirar a otra cosa, ni debe esperar ventajas humanas por ir con él.
          El texto no nos dice si se decidió finalmente a seguir a Jesús. es lo de menos. Satisfaría nuestra curiosidad pero no nos dejaría mucha novedad. Lo importante es el planteamiento que hace Jesús para que lo captemos los que vamos detrás, seguramente muy pertrechados de seguridades y provisiones humanas.
          En la vida del Padre Tarín, misionero popular, que viajaba de un sitio para otro con un simple maletín de mano con lo imprescindible, se cuenta que hubo una misión en la que no se dieron los resultados apetecidos. Y el Padre Tarín lo atribuyó a que él no había ido “sin tener donde reclinar su cabeza”…; que iba con demasiadas cosas en su bolso de mano… Dentro de que la visión es la propia de un hombre de Dios, nos deja la idea de que la obra de Jesucristo tiene que ser como él la expuso al que se le ofrecía para seguirlo.
          Otro discípulo, que ya lo era, se encuentra en un determinado momento ante el dilema de que sus hermanos se han casado y su padre ha quedado solo. Era norma social que el hijo soltero y menor se ocupara de su padre hasta su muerte. Y el discípulo se lo plantea a Jesús: el tendría que ser quien enterrara a su padre el día que muriera. Jesús, otra vez, expresa que su seguimiento es incondicional y que –teniendo otros hermanos que pueden ocuparse de su padre, él debe seguir a Jesús, tal como lo estaba haciendo: Tú, sígueme.
          Observará el lector que no hay tercera llamada como en el evangelio de Lucas que tuvimos ayer. Para el caso es igual, porque la lección es la misma. Y como yo concluía ayer, el tren pasa cuando pasa y hay que estar a pie de andén para subirse a él cuando está allí delante. No se puede dejar pasar porque lo que no consta es que haya otro tren después.
          Es de escalofrío pensar que haya familias o personas que dificultan la vocación en el momento que se ha producido. Que hoy se pretende asegurar la vida futura antes que dar el paso del sí a las llamadas de Dios. Que parece que las personas tienen es sus manos el título de “llamados” y que pueden disponer de él cuando les encaje mejor… Yo he dicho siempre que la fruta madura cuando madura y luego se pasa y no es comestible. Y la vocación tiene su momento de sazón. ¡Cuántas veces estará ocurriendo que vocaciones auténticas se han esfumado porque no se acogieron en su debido momento! Y lo que suele ocurrir es que luego queda ese pensamiento porque la vida demuestra que a Dios no se le debe negar la respuesta cuando Él llama.


          El mes del Corazón de Jesús debe poner muy delante que al Corazón hay que responderle con el corazón. No valen las razones cuando uno se asoma al Corazón de Jesucristo. Precisamente la entrada de la Misa de la fiesta habla de pensamientos del corazón, porque aunque el corazón no es el que piensa, sin embargo tiene sus grandes “razones”: las que da el amor sin condiciones.

1 comentario:

  1. Ana Ciudad9:12 a. m.

    CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA.(Continuación)

    ORAR:CÓMO DIOS NOS REGALA SU CERCANÍA.

    "Hombre, eres un pobre que tiene que pedir todo a Dios"(Santo cura de Ars).

    ¿QUÉ EXPRESAN LOS CRISTIANOS MEDIANTE LAS DIFERENTES POSTURAS DE ORACIÓN?.-Con el lenguale del cuerpo, los cristianos ponen su vida ante Dios: se postran ante Dios. Unen sus manos en la oración o las extienden (postura del orante). Hacen la genuflexión o se arrodillan ante el Santísimo Sacramento. Escuchan el Evangelio de pie. Meditan sentados.

    La postura de estar "de pie" ante Dios, expresa respeto (uno se pone en pie cuando entra alguien de más categoría),y al mismo tiempo atención y disponibilidad (uno está dispuesto a ponerse inmediatamente en camino) . Si al mismo tiempo se extienden las manos para alabar a Dios( postura del orante), se adopta el gesto original de la alabanza.

    "Sentado"ante Dios el cristiano escucha en su interior, deja resonar la Palabra de Dios en su corazón y la medita.

    "de rodillas", el hombre se hace pequeño ante la grandeza de Dios. Reconoce su dependencia de la gracia de Dios.

    "postrándose", el hombre adora a Dios.

    "juntando las manos"el hombre se recoge frente a la dispersión y se une a Dios. Las manos enlazadas son también el gesto originario de la petición.

    Continuará

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