sábado, 18 de junio de 2016

18 junio: Dios permanece fiel

Liturgia
          Atendiendo que el blog es seguido en muchas partes del mundo, voy a desarrollar la liturgia del día. Pero hoy, en Málaga (España), celebramos los SANTOS PATRONOS SAN CIRÍACO y SANTA PAULA, a cuya liturgia también dedicaré un espacio.
          La 1ª lectura del sábado de la semana 11 T.O. nos vuelve a traer una serie de realidades humanas muy dolorosas -2Cro 24, 17-25-: el pueblo ha abandonado a Dios cuando murió el sacerdote que lo sostenía, y el rey mata a Zacarías, el sacerdote hijo del anterior, porque anuncia que haber abandonado al Señor les va a acarrear males. Lo apedrearon en el atrio del Templo.
          Al cabo de un año un ejército de Siria inferior en número,  atacó a Israel y le venció, dejando al rey malamente herido. Sus propios cortesanos le dieron muerte.
          En una mentalidad tan centrada en Dios como la judía, atribuyen el desastre a que han abandonado a Dios y ya Dios no está con ellos.
          El SALMO 88 corrige esa idea y nos hace repetir una palabra consoladora, que rompe por completo esa falsa idea del “castigo de Dios”. Repetiremos: le mantendré eternamente mi favor, porque Dios es fiel y no abandona a su pueblo.
          El Evangelio Mt 6, 24-34 es un texto que excita la confianza y el abandono en las manos bondadosas de Dios. Comienza Jesús advirtiendo que no se puede servir a dos señores…, al Dios y al dinero, porque servir a uno es abandonar al otro, porque son dos realidades contrarias.
          Y una consecuencia que saca Jesús es que no debemos vivir angustiados pensando en qué vamos a comer o con qué nos vamos a vestir. Y pone ejemplos de la vida animal o vegetal para expresar que Dios alimenta a los pájaros (que no siembran ni siegan), y viste de belleza a los lirios silvestres (que ni hilan ni trabajan). Si eso es así, ¡cuánto más a los humanos!
          El secreto es buscar primero el reino de dios y su bondad y lo demás vendrá por añadidura. Por tanto no os agobiéis por mañana, porque “mañana” traerá su propio afán.

SAN CIRÍACO Y SANTA PAULA son mártires cristianos hispanorromanos muertos en Málaga el 18 de junio de 303. Eran jóvenes que pertenecían a la entonces creciente comunidad cristiana en la ciudad de Málaga, presidida por el obispo San Patricio. Apresados en el contexto de la décima persecución del emperador Diocleciano y Maximiano, sometidos a dolorosos tormentos con el propósito de que renunciaran a su fe y adorasen a las divinidades paganas romanas. Como no consiguieron tal propósito, fueron condenados a muerte y lapidados, atados a sendos árboles, en el margen del río Guadalmedina, en el lugar que aún hoy se conoce como Paseo de Martiricos (junto al actual Estadio de La Rosaleda). La cita en el Martirologio es escueta: “En España, en la ciudad de Málaga, murieron en este día los señores mártires Ciriaco y Paula, virgen, los cuales después de haber padecido muchos tormentos fueron apedreados y dieron sus almas al cielo entre las mismas piedras”.
Y se celebran en Málaga como Solemnidad litúrgica por razón de su patronazgo. En la 1ª lectura (Sb 3, 1-9) se afirma que Dios los recibió como sacrificio de holocausto. La gente insensata pensaba que morían, pero están en paz; pensaba la gente que pagaban un castigo, pero ellos esperaban la inmortalidad.
Los que confían en el Señor descubren la verdad: Dios mira por sus elegidos.
La 2ª lectura es de 1Pet 4, 13-19: estad alegres cuando compartís los padecimientos de Cristo, para que cuando se manifieste su gloria, reboséis de gozo. Si os ultrajan por el nombre de Cristo, dichosos vosotros.

Y el evangelio (Lc 21, 9-19) pertenece ya a la parte apocalíptica del evangelista en la que se describen grandes males, venidos de los mismos familiares: de los padres, parientes y hermanos, y de los amigos, que os traicionarán y matarán a algunos, y a vosotros os odiarán por causa mía. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.

2 comentarios:

  1. Ana Ciudad8:42 a. m.

    CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (Continuación)

    ORAR:DIOS NOS REGALA SU CERCANÍA.

    "Le esperanza no es sino la confianza en la infinitud del amor divino".

    ¿CÓMO APRENDIÓ JESÚS A ORAR?.-Jesús aprendió a orar en su familia y en la sinagoga. Pero Jesús superó los límites de la oración tradicional. Su oración mostraba una unión tal con el Padre del cielo como sólo la puede tener quien es el "Hijo de Dios".
    Jesús que era a la vez Dios y hombre, se familiarizó como los demás niños judíos de su tiempo, con los ritos y formas de oración de su pueblo, Israel. Pero, se manifestó en el episodio de Jesús a los doce años en el templo(Lu 2, 41), había algo en él que no podía venir del aprendizaje: una unión original , honda y única con Dios, su Padre del cielo. Jesús como todas las personas, esperaba el mundo nuevo y oraba a Dios. Pero al mismo tiempo era también parte de ese otro mundo. Ya en esto se notaba: un día se rezaría a Jesús, se le reconocería como Dios y se pe pediría su gracia.

    ¿CÓMO ORABA JESÚS?.-La vida de Jesús era toda ella una oración.En los momentos decisivos( las tentaciones en el desierto, la elección de los Apóstoles , la muerte en la Cruz) su oración fue especialmente intensa. A menudo se retiraba en soledad para orar, especialmente por la noche. Ser uno con el Padre en el Espíritu Santo: ese fue el hilo conductor de su vida terrena.

    Continuará

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  2. Nos hemos revstido de Cristo en el Bautismo. Todos somos diferentes. El Bautismo no borra nuestras diferencias, pero nos da una identidad común más allá de las diferencias.Delante del Señor me pongo a reflexionar:Fulanito no me cae bien; me repito el motivo de mi resentimiento, mientrs procuro imaginar cómo lo miras Tú. Tú ves el fondo de su corazón y el mio; sé que nos amas tal cual somos, que no te echa atrás ningún defecto que puedas encontrar en nosotros. Vuelvo a mirarlo un poco más, como lo miras Tú y me pongo contenta porque puedo quererlo aunque no me guste su forma de ser. Señor, quiero ver a los demás como los ves Tú.Quiero tener una muerte dichosa como San Ciriaco y Santa Paula.

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