jueves, 23 de junio de 2016

23 junio: La casa sobre roca

Liturgia
          Uno de los desastres más notorios contra el pueblo de Dios fue la deportación a Babilonia. Se nos narra la historia en la 1ª lectura del 2Reg 24, 8-17. Nabucodonosor sitió a Jerusalén y el rey de Jerusalén se rindió al rey  de Babilonia. Y el rey deportó a los principales del pueblo, a los ricos, a los generales, a los profesionales…, dejando solamente a la plebe.
          Tremendo era eso. Pero mayor fue el desastre contra los elementos sagrados y los tesoros del Templo, que fueron expoliados, destruidos algunos. Y si apretamos más, la gran desgracia fueron las consecuencias en un pueblo que se enfrió en la fe de su Dios e hizo lo que a Dios desagradaba: emparentaron con las mujeres babilónicas y profanaron el nombre de Dios. Y luego, los siglos que duró aquella desgracia. Por eso he dicho que fue uno de los peores desastres que sufrió Israel en su historia.

          El evangelio (Mt 7, 21-29) encierra una enseñanza básica. Hay “religiosidades” vacías, de mucha palabrería y apariencia pero de muy poca profundidad. Jesús lo expresa en esa advertencia de quienes se dirigen a él: “Señor, Señor”. Advierte: no todos esos entrarán en el Reino de los cielos, por muchos titulillos que pretenda sacar a su favor: he profetizado en tu nombre, he hecho milagros, he echado demonios… A todos esos les diré que no los conozco.
          El único título que vale es el de hacer la voluntad de mi Padre que está en el Cielo. Y hace la voluntad de mi Padre quien practica de acuerdo a su voluntad.
          E inventa sobre la marcha una parábola, la de la casa construida sobre roca, en contraposición a la construida sobre arena. La que está cimentada en roca firme, permanece cuando surgen las dificultades: vientos, avenidas de los ríos… Y saliéndose de la parábola, estamos ante la persona arraigada en la verdad y en la sinceridad. Pueden sucederle dificultades, contradicciones, golpes que tambalean…, pero “la casa no se hunde”, la fe no se pierde, la práctica cristiana no se abandona.
          Lo que no deja de ser un reclamo de importancia. Porque no es extraño escuchar a personas que marchaban bien y muy bien en su vida, y en un momento determinado han sufrido un revés, y en consecuencia se han venido abajo, han dejado sus prácticas, se han abandonado… Y sus finales son malos porque no estaban cimentados en roca. Algo fallaba en todo ese conjunto de cosas que parecían tan firmes.
          Por eso Jesús habla también de la casa construida sobre arena, que cuando se salen los ríos o soplan los vientos, dan contra la casa y se hunde totalmente. Por eso es para pensar dónde está enraizada nuestra fe y nuestra práctica. Para que siempre estemos muy aferrados a la verdad, que no depende de los envites de las dificultades.

          Esta lectura está en el ritual de matrimonio y cuando se les advierte a los contrayentes el sentido tan profundo que tiene, suelen elegirla como evangelio de su boda. ¡Y mucho tendrían que meditarla porque un matrimonio es una “casa” (=hogar) que se construye con muchas ilusiones y hay que plantearse a fondo qué raíces son las que sostienen esos impulsos y emociones primeras. Que no se resuelve la vida de dos enamorados con repetirse las palabras: “Amor, amor” sino cuando cada parte se toma en serio la voluntad y gustos del otro. Y cuando eso se ahonda, esa “casa” se está construyendo sobre roca. Lo contrario (¡y bien que se ve en la realidad!) es construir sobre arena lábil, que se varía de la mañana a la tarde como las dunas de una playa.

          La gente se entusiasmaba con las explicaciones que daba Jesús. Y al terminar este discurso esas gentes se admiraban de su enseñanza porque experimentaban la seguridad que les daba aquella fuerza y aquella densidad con que hablaba Jesús, tan distinta de las peroratas de los doctores de la ley, tan carentes de autoridad.


          Con este texto se acaban los tres capítulos esenciales de San Mateo en los que se ha volcado la esencia del Reino de Dios. Nos queda por delante asimilar hechos y dichos de Jesús para que conociéndole internamente más le amemos y le sigamos, como San Ignacio nos repite una y otra vez en sus contemplaciones del libro de los Ejercicios.

2 comentarios:

  1. Ana Ciudad10:39 a. m.

    CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA,(continuación)

    EL SANTO ROSARIO

    El rosario es el nombre de un instrumento y de un ejercicio de oración que se desarrolló en el siglo XII, especialmente entre los monjes cistercienses y cartujos , cuyos hermanos legos no tomaban parte en la liturgia de las Horas, que era en latín. Por ello, en el rosario tenían una forma propia de oración, que llamaban el "salterio mariano".Más tarde fue fomentado sobre todo por los dominicos, pero también por las demás órdenes religiosas. Los Papas han recomendado esta oración y es apreciada por muchas personas.

    ¿CÖMO SE REZA EL ROSARIO?.-En cada país o cultura hay ciertas adaptaciones, que pueden variar ligeramente , con jaculatorias y otros incisos , como añadir en cada Avemaria , detrás del nombre de Jesús, el misterio que se contempla. La estructura fundamental es:

    1) En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
    2)Acto de contricción:"Señor mio Jesucristo"
    3)Padrenuestro.
    4)Cinco decenas formadas por un Padrenuestro seguido de diez Avemarías y un Gloria.

    Se contemplan los misterios gozosos, lumninosos, dolorosos y gloriosos.

    Misterios gozosos (lunes y sábados)
    1.La Encarnación del Hijo de Dios.
    2.La Visitación de Nuestra Señora a su prima Isabel.
    3.El Nacimiento del Hijo de Dios en Belén,
    4.La Presentación de Jesús en el templo de Jerusalén.
    5.Jesús perdido y hallado en el templo

    Continuará



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  2. Hoy acabamos con las enseñanzas de Jesús que leemos hace tres semanas. Todo lo que nos ha venido explicando Jesús es para que aprendamos a construir los cimientos de nuestra casa que somos nosotros,nuestras comunidades, y nuestro mundo. Una construcción que nunca se acaba y no nos cansa porque se apoya siempre en la certeza del amor de Dios, el Padre paciente que tampoco se cansa de observarnos y de ver las dificultades que por ser criaturas, tenemos que vencer cuando hemos decidido vivir según su proyecto o Reino, como hizo Jesús. Él observaba una vida tan coherente y mostraba una autoridad que era reconocida por sus seguidores. Por eso nosotros queremos fundamentar todas nuestras acciones en Él y en su Evangelio.

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