viernes, 17 de junio de 2016

17 junio: Tesoros en el corazón

ESCUELA DE ORACIÓN. (Málaga)
Hoy 17 junio, Clausura del curso.

Liturgia
          Es evidentemente molesto seguir la lectura de 2Reg 11, 1-4. 9-18. 20 con tantas intrigas, tantas venganzas, tantas muertes. Bien podemos decir que nos dibujan el carácter de un pueblo que hoy día sigue saliendo en los periódicos con las mismas características, no sólo las bélicas sino también los finales de cada suceso que se cuenta por muertes. Nos resulta molesto leerlo en la historia bíblica pero no es sino la expresión de Dios escribiendo derecho con renglones tan torcidos como trazamos los humanos.
          Para más de uno resultaría mejor una historieta seráfica y dulzona en la que con los ojos cerrados ya estuviéramos palpando “lo dulce que es el Señor”. Desearíamos tener unas historias tan sublimes como el misterio de la encarnación. Pero la vida no es así, ni los pueblos son así, ni las personas que dirigen los sucesos diarios son así.
          Lo que debe admirarnos (y abrirnos a la esperanza) es que en medio de esas historias humanas Dios va abriendo sus luces. Y la historia, leída a distancia, nos hace ver que mucho más allá de todas las intrigas y maldades humanas, hace resplandecer el proyecto de Dios que sale por encima de la bajeza y la maldad. Y eso no está de sobra entenderlo en los momentos históricos que vivimos porque a la pregunta o la queja frecuente de “a dónde vamos a llegar”, la historia nos dice que al nuevo triunfo de Dios. Cuándo, cómo…, no nos es dado a conocer. Así lo vivió aquel pueblo por largas etapas en que se creyó abandonado de su Dios. Pero Dios acabó saliendo al paso, con muchos renglones torcidos por unos y por otros, pero sacando una escritura derecha que llevó a momentos fecundos en la historia de la Iglesia.
          Por eso podemos leer este texto que nos ha puesto delante la liturgia (con más o menos acierto) y sacarle la punta correspondiente para “leerlo” en clave bíblica, dentro de una HISTORIA DE SALVACIÓN.
          Por su parte Mt 6, 19-23 nos daría pauta en ese mismo sentido. Lo necio de lo humano es pretender asentar la seguridad de la vida en los tesoros de la tierra: en la fuerza de unos grupos, de unos políticos, de unas fuerzas sociales, de un “pueblo soberano” que con frecuencia son de muy dudosa responsabilidad crítica. Por eso la polilla y la carcoma los roe, y los ladrones abren boquetes y roban. No es responsable aferrarse a unos “tesoros” que no tienen consistencia y que a la vuelta de la esquina caen por su peso y porque existe una cierta “ley de gravedad” que nos dice claramente que todo lo humano perece. Todo eso tendría mucha afinidad con la mirada hacia  la 1ª lectura.
          De ahí que Jesús nos dirija la mirada hacia el cielo: Amontonad tesoros en el cielo, en los valores espirituales, donde no hay polilla ni carcoma que los roan, ni ladrones que los roben. ¿Y por qué esa seguridad? Porque donde está tu tesoro, estará también tu corazón. Y como estamos presentes, en disposición, vigilantes…, defendemos nuestro tesoro.
          Creo que lo que sigue no está directamente relacionado con lo anterior. Ha pasado a ahondar en la interioridad de la persona: las intenciones…, que vienen a ser como “la luz” que manifiesta lo que hay dentro de la persona. El ojo es la lámpara del corazón. Si ese ojo (=intención) es sano, toda la persona es sana. Si ese “ojo” está enfermo, revela que el corazón está enfermo, a oscuras. Y cuando la única luz que hay en ti (=tu intención) está a oscuras. ¡qué enorme oscuridad! El que todo lo ve desde las gafas negras de su ojo enfermo, el que siempre juzga a mala parte, el que su primera mirada va a lo negro… ¡cuánta oscuridad tiene en sí!, y cuánta oscuridad proyecta a su alrededor. Son los pájaros de mal agüero que parecen estar enfangados en el estiércol de sus propias negras intenciones. Son muchas veces auténticos enfermos que sólo conciben la vida en negro y eso es lo que proyectan a su alrededor.

          ¿Tendría algo que ver con “tesoros en la tierra”, que carcomen y roen? Todo lo contrario de quien construye en esperanza y proyecta luz desde sí. A ese se le encienden las luces y conserva un tesoro de alegría y optimismo que tiene fuerza de vida. Porque donde está su tesoro, está su corazón.

2 comentarios:

  1. Ana Ciudad9:09 a. m.

    CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (Continuación)

    ORAR: CÓMO DIOS NOS MUESTRA SU CERCANÍA

    LOS SALMOS:
    (Un salmo de David).Es Señor es mi pastor, nada me falta;/en verdes praderas me hace recostar;/me conduce hacia fuentes tranquilas/ y repara mis fuerzas;/me guía por el sendero justo, /por el honor de su nombre./Aunque camine por cañadas oscuras,/nada temo, porque tú vas conmigo;/tu vara y tu cayado me sosiegan (salmo 23, 1, 4)

    ¿QUÉ IMPORTANCIA TIENEN LOS SALMOS PARA NUESTRA ORACIÓN?.-Los salmos son junto con el Padrenuestro, el m,ayor tesoro de oración de la Iglesia. En ellos se canta de modo incesante la alabanza a Dios.
    En el Antiguo Testamento tenemos 150 salmos. Son una colección, que se remonta enpartes a varios milenios, de cantos y oraciones que se rezan aún hoy en la comunidad eclesial, en la llamada Liturgia de las horas. Los salmos son de los textos más hermosos de la literatura universal y conmueven también inmediatamente a los hombres modernos por su fuerza espiritual.

    Continuará

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  2. "cASTIGARÉ con la vara sus pecados y a latigazos sus culpas. Pero no les retiraré mi favor ni desmintiré mi fidelidad" Dios siempre Fiel desde que hiciera la Alianza con los hombres al pie del Sinaí, se siente muy mal por las infidelidades del pueblo elegido: Israel...Nosotros, no sabemos muy bien a Quién servimos...Si nuestra preocupación, es el bien de los demás, la solidaridad con los que sufren, es una buena prueba de que servimos a Dios y no al dinero.. Servir a Dios es permitirle que Él reine en nosotros y la Humanidad entera se convierte en un ámbito de fraternidad, de justicia,de Paz y de dignidad para todos, porque, "tanto el anuncio como la experiencia cristiana, repercuten en el bienestar de todos"(Papa Francisco". Sin duda alguna; necesitamos permanecer más en la comununión y la confianza en el Padre que nos recomienda Jesús.

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