martes, 1 de abril de 2014

1 abril.: DOS GRANDES TEMAS

AGUA de Bautismo y de VERDAD
             Hoy aborda la liturgia de Cuaresma uno de los aspectos fundamentales de este período: el Bautismo. Por eso las dos lecturas de hoy tienen como protagonista el agua. Ez 47, 1-9, 12 es una de las más bellas y expresivas lecturas del Antiguo Testamento. El agua que brota del Santuario (ya es una connotación), va regando y dando vida por donde pasa. Pero además va en aumento y llega a superar al mismo individuo, que ya no puede vadearla. El AGUA BAUTISMAL está tan por encima de lo humano que ya nadie podrá “vadearla”. Se puso de moda hace no muchos años a esos que pretendieron “borrarse” (y hasta arrancar las páginas) del libro de Bautismos. Pretensión de niños disgustones porque con páginas borradas o arrancadas (en realidad no era posible porque son libros oficiales), el que ha sido bautizado y consagrado, ha quedado marcado, lo quiera o no lo quiera: eso no puede ya saltárselo ni en esta vida ni en la otra. Para los que observan con ojos limpios, la fecundidad de la “arboleda” crecida en los márgenes, no sólo es llamativa sino –incluso- medicinal.
             Vendrá el evangelio (Jn 5, 3, 5-16) para ponernos más en claro la realidad del agua bautismal: no sólo es que sana cuando “se remueve”, sino que aparece allí el propio Jesús para hacer visible su presencia y su acción curativa, primero, y de marcha, después. Con una clara advertencia: has recibido el bautismo; no vayas a profanarlo después, pues sería algo peor…

             Pilato se encontró con una serie de acusaciones en catarata contra Jesús: malhechor, alterador del orden, pretendiendo pasar por rey mesiánico, y prohibiendo pagar el tributo… No le preocuparon mucho las dos primeras, porque el gobernador no había recibido ninguna denuncia sobre ese particular. Como político le interesaba más el tema de ese “mesianismo” temible en aquel entorno judío, y –si fuera una pretensión de reinar- también le interesaba el tema del tributo al César (tributo civil). Por eso se metió hacia el interior y mandó a Jesús que lo siguiese. Y le preguntó directamente –a la par que debía tener una sensación ridícula de sí mismo-: -¿Tú eres rey? Ya lo descolocó Jesús con la contra-pregunta que le hizo: ¿Lo preguntas por ti mismo o porque lo dicen otros? No estaba acostumbrado Pilato a que el interrogado pasase a interrogar. Y tuvo que confesar que él poco podía entender de aquellas cosas del pueblo judío, y que los que te han entregado por algo lo han hecho. ¿Qué has hecho tú para que te detengan y acusen?  Y Jesús responde con lo que le interesa saber a Pilato: Yo soy rey…, (y Pilato aquí debió quedarse un instante perplejo…; lo que pasa es que Jesús continuó y aclaró lo que a Pilato más podía importarle:  pero no rey de este mundoSi fuera rey humano, tendría mis ejércitos y me habrían defendido para que no me detuvieran. Pero MI REINO NO ES DE AQUÍ.  Pilato, a pesar de todo, no sale de su perplejidad y todavía pregunta para cerciorarse…, o quién sabe si ahora en plan de chanza: Luego ¿tú eres rey? Y Jesús lo descoloca todavía más: Sí soy rey; para esto nací y vine al mundo: para dar testimonio de la verdad. Y aquí se acaba la conversación porque el político ha tocado fondo: ¿Y qué es verdad? Llevada razón. Para un político no existe “la verdad”. Alguien definió la política como “el arte de la mentira”, y Pilato –político, romano, pagano- sóo entiende verdades a medias (o mentiras constantes) en las que se desenvolvió a lo largo de todo el proceso.
             Se ha ido Pilato dejando a Jesús con la palabra en la boca. Jesús se ha quedado allí, y piensa…: ésta es la situación real: que nadie quiere saber la verdad. Que el mundo vive de mentira en mentira. Que en el mismo pensar, ya se piensa con el filtro del propio pensamiento; que al ver, ya viene la visión distorsionada; que al juzgar, cada cual aplica el baremo errado y errático de su enjuiciamiento… Que se vive a medias; que se hablan medias verdades… Que la misma “verdad” que digo ante Fulanito, es diferente que cuando narro el mismo hecho ante Menganita. Y que el filtro de mi conveniencia va revistiendo “mi verdad” según me acomoda. Que soy capaz de hacerme un mentiroso compulsivo aunque disimulado y atemperado… Si Jesús se me pusiera enfrente y me penetrara con su mirada, iba yo a volver las espaldas, preguntándome: ¿y qué es verdad?
             Por eso cuando me cuentan un mismo hecho dos personas, no hay manera de atar las dos moscas por el rabo. Es el mismo hecho, y no se parece en nada. Por eso oigo juicios de situaciones y la persona se ha refugiado en su bunker mental y se ha quedado muy lejos de la verdad… Y si Jesús se ha quedado ante Pilato con la palabra en la boda, a punto de poder darle una luz al presidente y juez, las cosas se han quedado como estaban… ¡Eso es lo doloroso!, porque se repite constantemente, y a Jesús  a la verdad de Jesús, se les silencia.

             Consecuencia: cuando Pilato salió afuera y declaró ante los acusadores que él no veía culpa alguna, no sólo para no condenar sino para ni siquiera enjuiciar, salieron las mil mentiras de aquellos hombres, y acusaron y acusaron… Ya había llamado Pilato a Jesús, y Jesús estuvo allí abstraído mientras ellos vomitaban… Pilato miraba a unos y a otro… Y aunque no quería saber LA VERDAD, lo que le quedaba evidente era LA MENTIRA de aquellos vociferantes. ¿No respondes nada a todo eso? ¡Pues no!, porqie cuando he respondido, ni tú me has hecho caso.

1 comentario:

  1. El hombre que nos presenta el Evangelio de la Misa de hoy fue constante durante treinta y ocho años y podemos pensar que lo hubiera sido hasta al final de sus días.Su premio fue ,el encuentro con el Señor.En nuestra vida interior,en las batallas del alma,la estrategia,es cuestión de tiempo,paciencia y constancia.
    El alma de la constancia es el amor;sólo por amor se puede ser paciente y luchar contra tantos defectos,sin aceptar el desánimo si no avanzamos.Siempre es tiempo de misericordia divina y el Señor nos concede los medios idóneos para vencer.

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