viernes, 23 de agosto de 2013

23 agosto. Primer mandamiento y edificar sobre arena

23 agosto: Hombres de “primer mandamiento”
Empieza en evangelista diciendo que los fariseos vieron que Jesús había dejado callados a los saduceos… La lectura continua no ha presentado expresamente un encuentro de Jesús con los saduceos. Claro que el episodio anterior ha sido ante los sacerdotes y el Senado religioso, que solía estar dominado por la secta saducea. Y cómo Jesús los había dejado callados con aquella parábola del Rey, que acaba prescindiendo de los invitados primeros (el Pueblo escogido), y se sale “a los caminos” (en una clara alusión a la apertura del Reino al mundo de fuera, al no judío, a los que ellos consideraban “paganos”…, y que al final son los que acuden a comer del Banquete.).  Grave toque de atención que les supone a los jefes perder su hegemonía y radio de influencia porque el Reino de Jesucristo y de Dios se les quita a ellos y se da a pueblos paganos…
Entonces hoy vienen los fariseos con su sospecha a cuestas:  ¿Está Jesús con la fe de Israel, en la profunda adoración al Dios Yawhé?  Esa duda la quieren acabar pronto los fariseos, Y su arma “infalible” es saber si Jesús sigue la fe básica y el principio distintivo.  Se acercan a Jesús y le preguntan cuál es el principal mandamiento de la Ley, Para Jesús era una delicia poder expresarlo, puesto que Jesús vivía a tope la fe de Israel. Y Jesús recitó con el corazón aquellas palabras sagradas; “Amarás al Señor tu Dios con toda tu mente, con todo mi ser”.  Y aunque con eso ya bastaba como respuesta a los tentadores fariseos, Jesús recalcó un segundo mandamiento semejante al primero,   No hay amor a Dios si no hay amor al prójimo.  Y los fariseos se fueron sin haber podido coger a Jesús en palabras tramposas…, y hasta viendo a las claras que estaba en la ortodoxia substancial de la fe de aquel Pueblo.  Se habían dado por satisfechos.  Tengo que decir que se habían quedado en lo más exterior, Porque son las obras y no las palabras las que dan cuenta de la vida de Jesús, haciendo el bien por doquier, y de fidelidad a Dios y en todo el proyecto de la redención mesiánica. Que ya había advertido Jesús que no eran las palabras “Señor, Señor” las que significaban algo a Él, porque donde Él se fija –donde está la esencia- es en hacer la voluntad  de Dios, Lo demás es construir sobre arena, que a la primera envestida, la  edificación da en tierra por carecer de raíces y cimientos.

Tomemos una amplia representación del mundo actual. Pidámosle que se definan cristianos con la oración distintiva de Cristo. Estoy seguro que hay un gran mayoritario porcentaje que la rezan con los ojos cerrados. Sería ingenuo concluir que ahí tenemos unos verdaderos creyentes. Cualquiera que trate con esa pléyade de tales “creyentes” puede deducir que más allá de ese Padre Nuestro no queda mucho más que un barniz de buena fe, y una difusa creencia (y sentido “religioso” más difuso todavía de relación con Dios, esa que constituye el tuétano de LA FE y LA PRÁCTICA de esa fe verdadera).
No Hablo de memoria. Cada año tengo en mis manos las respuestas a un cuestionario que cumplimentan parejas en orden a su matrimonio “por” la Iglesia. En un porcentaje del 98% se confiesan creyentes, y que son de familia religiosa, formados en enseñanza religiosa…, y que quieren casarse ante Dios. Algunos añaden sus pertenencias a Hermandades, clases de catequesis, pertenencia a ONG.  Pero en el apartado de su vida sacramental, o están bajo mínimos, o claramente deficitarios, o declarándose no practicantes.  O “no tienen tiempo”, o “el ambiente”, “los turnos de trabajo”.  Eso sí: par la otra “práctica” de “la nueva religión” del futbol, las motos, los coches, los cantantes…, hacen un huequecito.
Entonces: ¿realmente ha tenido validez auténtica la confesión de su “fe” en el Padre nuestro…, en el Dios Padre, en Dios Persona que tiene algo que decir y pide una sinceridad de relación (=Religión). Así como esa pareja en aras de su amor, ha de ceder de aquí o de allí, porque la otra parte tiene sus gustos y necesidades…, y no contar con eso sería puro egoísmo devastador, ¿no hay que contar también con los gustos, mandatos, tiempos…, que pide la relación con Dios, o se está minimizando a Dios hasta el punto que le queda e la vida el penúltimo lugar?
Ojo, que estas reflexiones me caen de lleno. Hago oración diaria; examino mi conciencia, respiro el oxígeno vital de mis Sacramentos, repito con fuerza y fruición que amo a Dios sobre todas las cosas… Y luego me queda en pie aquella palabra de Jesús:  ¿No estaré llenando el zurrón de “cosas”, y mi vida real, mi práctica de mi fe se me pueda estar difuminando entre tantas “cosas espirituales”?  Más allá la interrogante que queda ahí es si estoy haciendo lo que Dios manda…, si estoy construyendo sobre roca, o si hay una duna viva deslizante donde toda construcción está llamada al derrumbamiento?

Perdonadme: merecería la pena si cada uno hiciéramos con cimientos de rocosa honradez ese mismo análisis de la propia vida. Porque aunque nuestras iglesias están tan poco frecuentadas, salvo por los “católicos de siempre”…, ¿no sería una respuesta agradable a Cristo y útil a la Iglesia, que esos mismos católicos-apostólicos-romanos se cuestionaran hasta dónde llega su práctica AL MODO DE CRISTO y según la enseñanza de Cristo.

3 comentarios:

  1. José Antonio10:52 a. m.

    Ciertamente, creo (al menos en mi caso), que carecemos de ¿tiempo?, ¿serenidad? ¿momento adecuado? ¿...? (excusas pueriles)... o más bien de ¡valentía! para escudriñar en nuestro corazón la última cuestión a la que hace usted referencia.

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  2. PADRE NUESTRO
    Si es PADRE, hay relación: “Padre-hijos”. Y si hay relación, es PERSONA. Y si es Persona, comunica, expresa, Y si expresa, hay que oírlo, escucharlo… Hay que atenderlo. [Él, por su parte, siempre nos atiende…, con amor de Padre]
    QUE ESTÁS EN EL CIELO. Estamos ya en relación; hablamos con Él. Y lo bueno es que Él está en posición de doble ventaja para nosotros: Padre cercano que escucha, pero PADRE con poder de CIELO, con poder de Dios.
    SANTIFICADO SEA TU NOMBRE. Sea nuestra vida una alabanza a Dios. Escuchemos como para responder. No puede ser que yo rece que Dios es Santo y que yo no actúe acorde con esa santidad y bondad suya. Sería incoherente.
    VENGA TU REINO. El que Jesús trae, enseña, predica, instituye…, el que es EVANGELIO y marca una vida mucho más hermosa que la del simple cumplir obligaciones.
    HÁGASE TU VOLUNTAD. Aquí está la clave final; SU VOLUNTAD…, porque Dios tiene su gusto, su deseo, su modo… Y eso hay que tenerlo en cuenta. Porque somos DOS PERSONAS, DOS VOLUNTADES, UNA RELACIÓN, UN AMOR. Y donde se dan esas circunstancias, la relación con Dios supone atender también a sus gustos, a “sus maneras”. Y sería incoherente y falso pensar que puede uno CREER EN DIOS y prescindir de sus deseos.
    Es que la fe y el amor siguen el mismo ritmo. En tanto se ama en cuanto que uno busca agradar al otro, aunque suponga renuncias personales, pero en aras a UNA UNIDAD que es propia del amor.

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    1. José Andrés.9:04 a. m.

      ¿Por qué en "Comentarios" esta estupenda reflexión sobre el Padre Nuestro y no en la Página principal? ¿Por qué solo la mitad?
      Gracias, Padre, por compartir su espiritualidad.

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