jueves, 28 de febrero de 2013

Bendito quien confía en Dios


Día 1 de marzo
          PRIMER VIERNES DE MES
Cultos expresamente orientados a resaltar el Corazón de Dios…, su amor hacia toda la humanidad.

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Dichas y desgracias
             Este Jueves 2º de Cuaresma puedo comenzarlo así, según la mirada que nos deja las lecturas de hoy. Me gusta más que intitular, con las palabras mismas de la 1º lectura: Malditos y Benditos.  Pienso que el día que sepamos leer la Sagrada Escritura desde la mirada de Dios, hablaremos menos de todos esos términos negativos, amenazadores, condenatorios, que constituyen muchas veces como el “coco” de la “religión”.  Y no es que no sean expresiones de algo real. Lo que digo es que fundamentar la RELIGIÓN en dardos arrojadizos para acallar y casi aplastar al que piensa de otra manera, es algo ya anacrónico.  No sé si fue mejor que hubiera tiempos que sirvieran de instrumentos coercitivos o estimuladores.  Digo que la fe de la Iglesia tendrá más luz y mejor penetración en las almas si leemos con el tono de Dios.
             Es a propósito de esas lecturas de hoy en las que evidentemente les cabe dos acentos muy diferenciados. Y yo me quiero quedar en el positivo: Bendito quien confía en el Señor y pone en el Señor su confianza: será un árbol plantado junto al agua, que junto a la corriente echa raíces. Cuando llegue el estío no lo sentirá, su hoja estará verde; en año de sequía no se inquieta, no deja de dar fruto.
             Imaginamos por un momento este planteamiento como base esencial de nuestra predicación, de nuestra experiencia espiritual, de la razón de nuestros actos, del por qué de nuestras palabras o silencios, del modo de vivir esponjosamente la grandeza y belleza de nuestra fe y de nuestra relación paterno-filial con Dios.  Y yo siento como ese chorro de aire fresco que cambia la misma percepción que tiene de la Iglesia, de la fe, de la Religión y de Dios, el mundo que vivimos.
             Y no es que no haya que tener en cuenta que el mundo no es Jauja. Pero será “en diferido” como pueda salir esa parte. Como hace el texto, a continuación de lo citado: Nada más falso y enfermo que el corazón, ¿quién lo entenderá?   ¡Esa es la pena!  Que tenemos una bola de luz en las manos, y que podría encender toda la vida de la persona y mirar así hacia afuera…, y que el corazón enfermo, falso, es capaz de estropearlo, y donde hay luz, poner oscuridad; donde hay nitidez poner empañamiento; donde hay alegría sembrar estiércol.  Con razón se pregunta el autor: Quién lo entenderá?  Porque encima de todo es que el primer desgraciado es ese que tiene el corazón eclipsado y no puede ver el sol.
             Y al pasar al Evangelio, volvemos a la posible doble lectura. Y yo gozo viendo a ese pobre Lázaro, que no es un amargado; que todavía es capaz de estar allí, porque todavía piensa que pueden llegarle las migajas sobrantes de la mesa del rico.  Y como Jesús dibuja con rasgos de artista, llega a poner a los perros como capaces de instintos leales, que compensan la otra realidad penosa del egoísmo que ni disfruta del todo, ni sabe hacer disfrutar. “Los perros venían a lamerle las llagas”. Ponían lo que ellos podían poner. Ha dejado Jesús la pincelada que Él quería dejar. Y es en positivo.
             Luego lo deja todo todavía más claro: Muere el mendigo y los ángeles lo llevaron al seno de Abrahán.  Queda patente lo bendito que es haber crecido con el corazón junto a las aguas…, haber echado raíces, haber crecido en la mirada de un corazón noble.  Y el contraste es rompedor: Murió el rico y lo enterraron.  Así de seco y escueto.
             Lo demás de la parábola podrá escudriñarse, sacarle otros contenidos.  Cada rasgo expresado por Jesús es un tesoro.  Porque ese mismo abismo infranqueable está hablando de la distancia imposible que hay entre el egoísmo y el amor; la comprensión y el juicio temerario, la bondad del corazón y el corazón enfermo.  Y aún ahí, todavía recalca que la solución no está en el “parche” de avisar a mis hermanos…, sino en el propio corazón de esos hermanos que tienen a los profetas para saber dónde está la acequia y dónde se pueden fecundar las buenas obras, los buenos pensamientos, las actitudes nobles de la vida.

             Cuando hoy he llegado en mi oración al momento en que Jesús es llevado ante aquellos jueces de corazón predispuesto contra Jesús, y preñados de venganza, he visto plasmado el mensaje litúrgico del día: Bendito quien pone su confianza en el Señor. Por eso, mientras aquellos “jueces” no saben por dónde tirar y tantean falsas palancas para derribar a Jesús, Jesús se mantiene señor y dueño porque su Corazón está puesto en el Dios.  Y así afronta a pecho descubierto todo el enjambre de maldades y mentiras, para callar y ni siquiera pretender una explicación…, o para hablar clara y rotundamente cuando le conjuran en nombre de Dios.  Porque es bendito quien pone su confianza en el Señor, y aunque de su respuesta se va a seguir una evidente condena, Jesús no disimula ni un punto de una i.
             En Jesús no hay corazón enfermo.  Por eso se le puede entender sin grandes dificultades, en cuanto que sea en Él en quien pongamos el acento aún en nuestras conversaciones más normales.

2 comentarios:

  1. Anónimo10:59 a. m.

    La Palabra de Dios es toda. No sólo aquella parte que nos interesa más, porque no hace pupa. Y quitamos la que hace pupa.

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  2. Anónimo7:46 a. m.

    Promesas principales hechas por el Sagrado Corazón de Jesús a Santa Margarita de Alacoque:

    A las almas consagradas a mi Corazón, les daré las gracias necesarias para su estado.

    Daré la paz a las familias.

    Las consolaré en todas sus aflicciones.

    Seré su amparo y refugio seguro durante la vida, y principalmente en la hora de la muerte

    Derramaré bendiciones abundantes sobre sus empresas

    Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente y el océano infinito de la misericordia

    Las almas tibias se harán fervorosas

    Las almas fervorosas se elevarán rápidamente a gran perfección

    Bendeciré las casas en que la imagen de mi Sagrado Corazón esté expuesta y sea honrada.

    Daré a los sacerdotes la gracia de mover los corazones empedernidos

    Las personas que propaguen esta devoción, tendrán escrito su nombre en mi Corazón y jamás será borrado de él.

    A todos los que comulguen nueve primeros viernes de mes continuos, el amor omnipotente de mi Corazón les concederá la gracia de la perseverancia final.

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