viernes, 18 de noviembre de 2011

18 novbre. VAMOS HOY "DE TEMPLOS"

Lc 19, 45-48
La verdad es que hoy hay Templo se mire por donde se mire. Aunque en tono menor, es fiesta de la Basílica de San Pedro Y San Pablo en Roma.
La Lectura 1ª de hoy, con Judas Macabeo, está toda dedicada al Templo de Jerusalén, profanado por los paganos y recuperado y vuelto a consagrar por el buen hombre religioso judío.
El evangelio de hoy es –en fórmula breve- la “nueva purificación” del Templo, que hace Jesús, frente a los comerciantes y –sobre todo- ante los propios sacerdotes saduceos, que allí sacaban sus ventajas económicas. Lo que Jesús purifica es muy claro: lo que es Casa de Dios no puede hacerse una cueva de mercado. Y si vamos al fondo-fondo. Una cueva de bandidos que se privilegian de lo sagrado, como de un derecho de posesión propia.
Jesús iba al Templo a enseñar y a orar. Para eso está el templo. Y se le encendía la sangre con el “tuyo” y “mío” de aquellos. Y a “aquellos” se les levantaba la bilis de que Jesús se les “metiera en su terreno”. Al fin y al cabo así consideraban ellos aquel lugar. Porque en el fondo de la cuestión estaba “su lugar”. Tanto que, si les hubiera valido, matarían a Jesús (aquello de la parábola: “éste es hijo; lo matamos y nos quedamos con la viña”.
Esta historia es universal: el de una parroquia en la que uno coge el “puesto demando”…, y ¡ay! Del que se meta en “su terreno”; el de un párroco que dice –como si fuera el dueño-: “aquí mando yo”. Y como tengamos la osada curiosidad de ir de asociación en hermandad, de hermana mayor de la “cuarta orden de San Pascasio, a las “caritas”, o de antiguos a modernos, de rubio a moreno, de “experiencias de la vida” a las ventajas o inconvenientes de la “modernidad”…, se quienes ostentan un cargo al que ostentan otro, del devoto de una Virgen al devoto de la otra (¡y sigan tirando de la guita…!, que les aseguro que no tiene fin), estaremos cayendo de lleno en la queja de Jesús. Y hasta me temo que en el pensamiento oculto de “quitar de en medio” al que le rompe a uno su “sitio”.
Luego está lago mucho más serio: Y es que el Espíritu Santo QUIERE ESTAR en este Templo de Dios que somos cada uno, y que algunas veces puede hacer falta Judas Macabeo para purificar lo profanado, o a Cristo haciendo salir por pies el Templo a los que no viven la realidad íntima y profunda del mismo.

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