jueves, 6 de diciembre de 2018

6 diciembre: Construir sobre roca


PRIMER VIERNES,  día 7
JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN CON EL PAPA
Hora Santa a las 7, ante el Santísimo

Liturgia:
                      El argumento de este jueves 1º de adviento es la vida nueva que trae el Mesías, al venir (Is.26,1-6): tenemos una ciudad fuerte…, porque el Señor es mi roca perpetua. Esa es la idea central. La vida que viene a establecer la llegada del Mesías es una vida asentada sobre principios firmes y bases sólidas.

          Es lo que recoge abiertamente el evangelio de hoy, tomado de San Mateo (7,21.24-27). Jesucristo concluye el sermón del Monte con una llamada fuerte a la atención de los seguidores: No es el decir: ‘Señor, Señor’ lo que abre las puertas del Reino, sino el hacer la voluntad de Dios. Cabe con mucha facilidad una relación superficial en la vida de respuesta a Dios, y que se quede en la palabrería, en la rutina de un rezo, o de aparentar una relación con cuatro detalles externos de mera práctica sin contenido interior.
          Jesús advierte que lo serio del Reino es la firmeza de la roca: la fe llevada a últimas consecuencias en compromisos de vida cristianos y evangélicos. La fe expresada en obras que van en las dos direcciones: lo que mira a la relación con Dios y lo que se plasma en la vida de relación con el prójimo. A eso le llama Jesús construir sobre roca, de tal manera que no cede ante los embates de la contradicción: ríos que rompen contra la casa, vientos que descargan pero que se encuentran con una edificación firme.
          Lo contrario de edificar sobre arena, porque cuando no hay cimientos, la vida se hunde a la primera de cambio, a la menor contradicción.
          Esto nos está diciendo el adviento, que nos quiere preparar para que haya una firmeza en nuestras actitudes y en nuestros criterios y convicciones. Así podremos avanzar con el espíritu del adviento y no pasarlo de corrida, casi de rutina. ¿Nos planteamos algún cambio, alguna corrección, alguna mejora? Eso será lo que nos haga construir sobre roca.

De mi libro: ¿Quién es Este?
Había un sacerdote, Zacarías, del turno de Abías, que vivía en las montañas de Judea. Estaba casado con una gran mujer, tan religiosamente buena como él. La pena que soportaron ambos era el no tener hijos, un baldón para el judío. Los sacerdotes servían al Templo por turnos. Y ahora le toca el turno a Zacarías. Se despide de su esposa y marcha feliz hacia el servicio de su ministerio, honra del sacerdote. Había todo un ritual sagrado de vestirse los ornamentos para oficiar, y de desvestirse. Había de oficiar el ofrecimiento del incienso, ese aroma que sube hacia el Cielo y es símbolo de la oración.
Zacarías entró en el Santuario, como tantas otras veces y se disponía a ofrecer el incienso con todo su recogimiento y emoción… Lo que no contaba él era con la inesperada visita de “un ángel”. Zacarías se quedó quieto, admirado, temeroso, casi petrificado. No podía reaccionar. Miraba, casi sin ver. El “ángel” habló como todo lo que es intervención de Dios: “No temas”. Por ahí se empieza cuando el mensaje es de Dios. “Zacarías: tu oración ha sido escuchada”. De verdad pienso que Zacarías no podía hacerse cargo de qué “oración” suya era la que hubiera escuchado Dios. A estas alturas de su vejez y la de Isabel, “aquella oración” había ya pasado de su punto de mira. ¿Qué oración suya era la que nada menos que un ángel le anunciaba como “escuchada por Dios”.
Y el ángel sale por donde menos esperaba Zacarías: “Tu mujer, ISABEL, te dará un hijo, a quien pondrás por nombre JUAN”. ¡Ahora sí que era para echarse a temblar, porque allí había varios elementos sobrenaturales, casi como dichos de paso, pero bien comprensibles a un israelita! Dos ancianos –estériles-, a quien se les anuncia un hijo…, y tal hijo que trae NOMBRE ya puesto de antemano! Aquí es donde Zacarías se encuentra ante lo sagrado…, ante el terror interno reverencial…
Más aún: Un hijo, en cuyo nacimiento, se gozarán muchos…, y no digamos tú…! Un niño que será grande a los ojos de Dios, consagrado [no beberá vino ni licor]; y será lleno del Espíritu Santo…, y convertirá a muchos de los hijos de Israel al Señor su Dios…

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