lunes, 3 de diciembre de 2018

3 diciembre: Celo por las almas


El día 7, PRIMER VIERNES,
jornada de oración por el Papa

Liturgia: San Francisco Javier
            San Francisco Javier tiene para los jesuitas una importancia muy grande, porque representa como un icono en la formación de la Compañía de Jesús. De ahí que hoy se celebre este día como fiesta litúrgica en las iglesias de los jesuitas, con lecturas propias.
            Francisco Javier representa el modelo de misioneros, por el inmenso celo de las almas que siempre mostró, y que le llevó a recorrer naciones, siempre en el deseo de alcanzar almas para Cristo, y que así fueran salvadas. Se dice que había momentos en que le dolían los brazos de tanto bautizar a los paganos de la India y Japón. Y murió a las puertas de China, porque allí pensaba que podía estar la clave de la conversión del continente.
            De ahí la 1ª lectura: 1Cor.11,32-12, 2. Que expresa –en palabras de Pablo- su celo ardiente por la conversión de las almas: Hermanos: El hecho de predicar no es para mi motivo de orgullo. No tengo más remedio y ¡ay de mi si no anuncio el Evangelio!
            Con palabras de Pablo aplicadas a Francisco Javier, Si yo lo hiciera por mi propio gusto, eso mismo seria mi paga. Pero, si lo hago a pesar mío, es que me han encargado este oficio. Se siente misionero en la médula de su vida, y por eso  su “paga” es dar a conocer el Evangelio, anunciándolo de balde. Porque, siendo libre como soy, me he hecho esclavo de todos para ganar a los más posibles. Me he hecho débil con los débiles, para ganar a los débiles; me he hecho todo para todos, para ganar, sea como sea, a algunos. Y todo lo hago por causa del Evangelio, para participar yo también de sus bienes.

            En el evangelio de Marcos. 16, 15-20 tenemos el mandato de Jesucristo para ir a anunciar el evangelio: ≪Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación≫.  Ese fue el acicate que impulsó a Francisco Javier a lanzarse a esos amplios mundos por los que él fue llevando la buena noticia. Y como Jesús dijo: El que crea y sea bautizado se salvara; el que no crea será condenado, Francisco Javier tuvo verdadera obsesión por bautizar a aquellas gentes que fue encontrando.
            A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedaran sanos. Ya se sabe que hablaba Jesús en símbolos, porque no era la parte física la que le preocupaba más. Eran esos demonios del pecado y de los vicios…, o ese nuevo lenguaje que se deriva de haber acogido el evangelio lo que realmente le llenaba su interés.
            Los enfermos del alma, la carencia de la fe, eran las enfermedades que buscó socorrer, en sus largas jornadas de apostolado, en las que algunas veces iba tan agotado de fuerzas que él dice que tenía que agarrarse a la cola de los caballos para poder desplazarse de un lugar a otro en el Japón de sus sueños.
            Y pudo tener la satisfacción de ver que el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban. Y eso que no llegó a llenar su sueño de entrar en la China, adonde no sabía si le esperaban los mandatarios o las cárceles, si se atrevía a entrar en aquel misterioso imperio.
            La muerte le llegó en la isla de Sanchón, a la vista de China, pero sin entrar en ella. Es un verdadero ejemplo de celo apostólico, que le ardía en su pecho, por la gloria de Dios.
            San Francisco Javier es el patrono del Apostolado de la Oración.

            Una breve reseña de la liturgia de este lunes de la 1ª semana de Adviento: Is.2,1-5: el profeta tiene una visión en la que al final de los días estará firme el monte del Señor, encumbrado sobre las montañas. Porque de Jerusalén saldrá la palabra del Señor, que será el árbitro de las naciones, el juez de pueblos numerosos. Es el anuncio de esa llegada del Mesías salvador, que hará un mundo nuevo en el que de las lanzas de guerra se harán podaderas de jardines. Caminemos, pues, a la luz del Señor.         Por su parte el evangelio, tomado de Mt.8,5-11, nos presenta la obra sanadora de ese Mesías, en el caso concreto del siervo del centurión. Jesús atribuye la curación a la fe de aquel hombre, lo que nos está incitando a vivir nosotros una fe tan grande como la de aquel personaje romano.

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