jueves, 12 de abril de 2018

12 abril: Palabra de LO ALTO


 Liturgia:
                      Continuando la lectura de ayer, esta 1ª lectura de hoy (Hech.5,27-33) nos dice que los guardias condujeron a los apóstoles ante el Consejo de los judíos. Y allí, sin más preámbulo, espetan a los discípulos de Jesús: ¿No os habíamos prohibido formalmente enseñar en nombre de ese? Era una realidad que les habían prohibido hablar de Jesús. Y obsérvese que ellos no lo nombran. Dicen “ese” porque de un ajusticiado en la cruz no debía ni pronunciarse su nombre. Y vosotros, le dicen los jefes, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre. Pretenden quedarse al margen, aunque bien sabemos por la historia de la pasión que ese senado y esos jefes habían sido quienes buscaron a toda costa la muerte en cruz de Jesucristo.
          Los apóstoles responden a la pregunta que le han hecho, afirmando que hay que obedecer a Dios antes que a los hombres, que es la misma respuesta que ya habían dado la primera vez. Pero además. Nombran a Jesús y vuelven a señalar a aquellos jefes como causantes de la muerte de ese Jesús: El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándolo de un madero. Es evidente que los apóstoles poseen una fuerza que no es humana, y una firmeza que exacerba a los judíos.
          Y añaden: La diestra de Dios lo exaltó haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo ¡Esa es la fuerza que les sostiene y les da valentía y decisión!: están movidos por el mismo Espíritu Santo, que Dios da a quienes le obedecen.
          No tenían respuesta los judíos. Quedaron exasperados. Y como no podían argüir nada contra aquellos hombres, pensaron que la manera de quitarse aquella pesadilla era acabando con ellos. En eso sí eran duchos. No podían resistir a las razones, pero la violencia era su sinrazón.
          Seguirá la secuencia que tenemos entre manos y que se nos va entregando día a día.

          El evangelio sigue también la respuesta de Jesús a Nicodemo. (Jn.3,31-36). Jesús se va metiendo cada vez en mayores profundidades, que seguramente agradaban a Nicodemo, bien avezado en aquel tipo de conversaciones. Le dice Jesús: El que viene de lo alto está por encima de todos. El que es de la tierra es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo está por encima de todos. Hay una contraposición muy clara: el que viene del cielo y el que es de la tierra. Las verdades sobrenaturales no se pueden captar con los criterios de la tierra. Lo divino está por encima de todo, y el que viene de lo alto es el que lo entiende y puede enseñarlo: De lo que ha visto y ha oído da testimonio, y nadie acepta su testimonio. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz. Está comprometiendo al rabino: Jesús trae el testimonio de lo alto. Nadie acepta. ¿Nicodemo acepta? Porque para poder seguir la conversación hace falta aceptar la palabra que es veraz porque es palabra del propio Dios.
El que Dios envió habla las palabras de Dios, porque no da el Espíritu con medida. Nicodemo se está encontrando con la revelación que Jesús le hace: Jesús, el Hijo del hombre, habla palabra de Dios. El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano.
Concluirá con la misma afirmación que acababa ayer. El secreto de todo está en la fe en el Hijo. El que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo no verá la vida. Creer en el Hijo no se impone por la fuerza. Dios propone, habla al corazón. El deseo de Dios es que de la misma manera que Jesús es la palabra de vida, también nosotros lo seamos. Eso es “creer en el Hijo”: repetir en nosotros los rasgos del Hijo, las palabras del Hijo. Entre tantas palabras que hoy invaden los oídos, Dios nos propone ser su Palabra nueva (González Buelta).

1 comentario:

  1. Por el Bautismo todos hemos muerto y hemos resucitado con Cristo. Tambien ,todos poseemos un poco reyes, profetas...nuestros cuerpos y nuestras personas quedaron tocadas por la eternidad de Jesús y ya son Templos del Espiritu Santo. Toda persona merece respeto y veneración. En la vida histórica y en el tiempo historico que nos toca vivir constatamos la acción de Dios Vivir del pasado y vivir, intentar vivir el futuro, nos impiden ver a Dios;pero la FE NOS PERMITE VIVIR SU pRESENCIA Y ANTICIPARNOS A LA pLENITUD PARA LA QUE HEMOS SIDO CREADOS.

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