viernes, 16 de marzo de 2018

16 marzo: Una lectura muy actual


Liturgia:
                      Les confieso que leo las lecturas que nos aporta la liturgia (y sobre todo las primeras lecturas) de este tiempo de Cuaresma, como si estuviera leyendo la historia de nuestros pueblos, ciudades y naciones. Estoy leyendo un texto de hace tantos siglos y lo estoy reflejando en la sociedad actual como si de ella me estuvieran hablando y me la estuvieran describiendo. Por eso, por una parte me sirve de lectura espiritual y de otra de dolor profundo por la realidad que se constata a la vuelta de cada esquina.
          Y hoy, casi en el aniversario 5º del Papa Francisco, me resuena más todavía, porque parece que se refleja la historia bíblica sobre la figura de tan gran Pontífice. Y no sólo de “los enemigos” sino de los que dicen ser católicos pero se han olvidado de la importancia del magisterio del representante de Cristo en la tierra.
          El texto [Sab.2,1.12-22] dice: Dijeron los impíos, razonando equivocadamente: Acechemos al justo, que nos resulta incómodo. Y ahora se inventan sus propios sentimientos envenenados, que para nada tienen que ver con la realidad; se opone a nuestras acciones, nos echa en cara nuestros pecados, reprende nuestra educación errada, declara que conoce a Dios, y se da el nombre de ‘hijo de Dios’.
          Y eso –que nadie ha dicho- lo toman como un reproche para nuestras ideas, y solo verlo da grima; lleva una vida distinta de los demás y su conducta es diferente. Y ahora se inventan el resto: Nos considera de mala ley y se aparta de nuestras sendas como si fuesen impuras. Declara dichosos en fin de los justos y se gloría de tener por Padre a Dios.
          Cualquiera podría hacer un examen de conciencia de sus propios sentimientos, y de la verdad objetiva de los hechos, para concluir que es la mala conciencia la que da lugar a esas sospechas.
          Hablo casi en  paralelo de los pensamientos anti religiosos, anti eclesiales, anti católicos de una parte muy amplia –exageradamente amplia- de nuestra sociedad, que tacha a la Religión Católica de todos los males antiguos, presentes y futuros, negando la historia y negando las realidades fehacientes de las bondades y realizaciones de la Iglesia. No hay un espíritu serenamente crítico para constatar que precisamente la deriva que lleva este mundo es la consecuencia de haber abandonado a Dios y a la Iglesia. Que con sólo aplicar a las leyes de cada Constitución el frontispicio de los 10 mandamientos, se estarían evitando muchos artículos de esas Constituciones y tantos desmanes que proceden exactamente de estar viviendo al margen y en contra de esos 10 principios básicos esenciales para poder convivir en paz y orden.
          El mundo está desafiando a Dios, como dice el libro de la Sabiduría que comentamos: Dicen esos malvados: Acechemos al Justo y veamos si sus palabras son verdaderas, comprobando el desenlace de su vida. Si es justo, Hijo de Dios, lo auxiliará y lo librará del poder de los enemigos: lo someteremos a la prueba de la afrenta y la tortura para comprobar su moderación y apreciar su paciencia; lo condenaremos a muerte ignominiosa, pues dice que hay alguien que se ocupa de él. Así discurren y se engañan, porque les ciega su maldad. No conocen los secretos de Dios. Ni esperan el premio a la virtud ni estiman la recompensa de una vida intachable.
          Es evidente que este texto es como el anticipo de juicio ante Caifás que padeció Jesucristo, y que nos está poniendo cercanos los sentimientos ante la Pasión.
          Pero tiene un recorrido que suena a historia actual. A Dios y Cristo se le ha desterrado de la vida, y el mundo marcha como está. El Papa intenta volver las aguas a su origen y busca el evangelio y también cae en ese veneno de LOS IMPIOS QUE SIEMPRE TIENEN QUE ESTAR EN LA ACERA CONTRARIA.
          ¿Hasta cuándo, Señor? es oración y es súplica.

          En Jn.2,25-30 Jesús anda por Galilea porque Judea le es peligrosa. Se celebra la fiesta de los Campamentos en Jerusalén y los mismos familiares dan por hecho que Jesús no se va a meter en la boca del lobo. Sin embargo Jesús va de incógnito y habla con la gente, y se manifiesta enseñando –gritando- en el Templo: A mí me conocéis y conocéis de dónde vengo; sin embargo yo no vengo por mi cuenta sino enviado por el que es veraz; a ese vosotros no le conocéis: Yo sí le conozco porque procedo de él y él me ha enviado.
          Evidentemente pretendieron cogerlo porque aquello les rayaba en blasfemia por hacerse igual a Dios, pero nadie le pudo echar mano, porque todavía no había llegado su hora.

1 comentario:

  1. Todos tenemos una misión en la vida.El Señor nos ha creado para que fuéramos sus colaboradores. Debemos rezar para conocer qué es lo que Dios quiere de nosotros. Esto es fundamental, pero supone mucha valentía y disponibilidad No nos pedirá grandes cosas, pero debemos responder según nuestra conciencia y estar siempre prestus a obrar el Bien.

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