lunes, 19 de marzo de 2018

19 marzo: Día grande en la Iglesia


Liturgia:  SAN JOSÉ
                      Hoy es el día de San José. San José es una figura de enorme envergadura en la historia de la salvación, dentro del máximo silencio y del más hondo ocultamiento. Es el personaje que aparece en un momento álgido –su esposa está encinta y él no ha tomado parte-, y desaparece de improviso después de aquel momento en que Jesús declara que su Padre es Dios.
          José ha pasado por ese momento tan difícil de discernimiento sobre su papel en su matrimonio, cuando resulta que Dios ha tomado posesión de su esposa María, y Josñe queda perplejo sobre su futuro. Su primera idea es abandonar el campo, no disputarle a Dios, no actuar contra María…, huir. Y allí Dios lo esperaba para decirle que tenía un papel directo en aquella nueva historia y que debía ser el ángel protector y encubridor del embarazo de su esposa y el velo que ocultara a los hombres el misterio del nacimiento del Niño. Es más: el va a aparecer como padre de ese niño, porque él va a ser quien le imponga el nombre en la circuncisión, y así deje manifiesto qsu papel de padre de familia.
          José se pliega totalmente a los proyectos impensables de Dios y asume toda la responsabilidad, con todos los sinsabores que también encierra, sabiéndose el menor y tomando por delante toda la responsabilidad de la defensa de aquella familia.
José es el hombre que nos muestran los evangelios –lo poco que dicen de él los evangelios- como el hombre dócil a Dios hasta el extremo, sin tener más iniciativa que la de una fe inquebrantable y una obediencia ciega a los proyectos misteriosos de Dios, que van surgiendo de la forma más inesperada y humanamente –a veces- más absurda. Pero José no rechista (no conservamos ni una sola palabra de él) sino que se somete sin más a los planes de Dios, conforme surgen en el momento concreto.
Asume la responsabilidad  de la crianza, alimentación, educación y formación de aquel niño, y el papel de esposo de una mujer a la que ya no ha de llegar nunca como varón. Trabajar para sacar adelante a la familia, y en el momento oportuno, desaparecer sin dejar rastro en la Escritura Sagrada.
            La primitiva Iglesia “lo ignora” por el temor al error de que puedan tomarlo los incipientes cristianos como el padre de Jesús, y así permanece en el ostracismo litúrgico hasta mediado el siglo XX, cuando San Juan XXIII lo introduce en el Canon Romano y ya entrado el siglo XXI en que entra en diversas plegarias litúrgicas (no en todas). Y eso que es el Santo prócer que recibe un culto especial por su especial papel en la Historia de la salvación.

La liturgia de hoy lo introduce como perteneciente a la familia de David, línea básica por la que Jesús es el Mesías, hijo de David. (1ª lectura -2Sam.7,4-5.12-14.16-). Y como perteneciente al linaje de Abrahán (en la 2ª lectura: Rom.4,13.16-18-22), y por tanto hombre de plena fe que, como Abrahán, creyó en lo imposible. Para desembocar en uno de dos evangelios que pueden escogerse hoy; el de sus dudas ante la esposa encinta sin su intervención, y el de su momento final –después ya no se vuelve a hablar de él- del niño que en el templo, a los 12 años, manifiesta que su Padre es Dios.

La Iglesia, con el sentir popular. ha ido viendo en José un modelo para muy diferentes situaciones de la vida. Empezando por la vida se la Iglesia que es continuación de aquel Jesús que José educó y protegió. Patrono de los Seminarios de sacerdotes, porque José formó a Jesús humanamente, que es el primer sacerdote de la historia. Patrono de la buena muerte porque se supone que fue asistido en la suya por el propio Jesús. Modelo de trabajador y patrono del mundo del trabajo porque él hubo de ganar el pan con el sudor de su frente. “El carpintero”, el obrero manual de muchas actividades, porque había que llevar el jornal de cada día.
Patrono de los padres de familia, puesto que fue padre de familia, a la que mantuvo y de la que fue el varón-cabeza de esa familia.
Y las letanías de San José lo van resaltando como es figura excepcional que tiene una importancia sin igual entre los santos de la Iglesia de Dios.
FELICITACIONES, pues a todos los que lleváis el nombre de José, bien sea en primer plano, José María, José Manuel…, José Ignacio, bien en 2º  lugar: María José, Juan José…, etc. FELICIDADES  a los Sacerdotes, formados bajo ese modelo del esposo de María y formador de sus espíritus. FELICIDADES  a los padres de familia.

2 comentarios:

  1. San José es el último Patriarca de la Biblia con el que el Creador contaba para ir preparando el camino de la salvación de todos los hombres. Si todos tuvieron que fiarse de Dios hast el límite, José,obedeciendo a Dios asintiendo a la vocación que se le manifiesta a través del ángel, se involucra en la tarea de Dios, el gran sueño de DIOS,¡Inimaginable! Él solito, con la Virgen, cuidará al Niño concebido por María del Espíritu Santo que salvará del pecado a su pueblo.ñs impresionante la palabra que Jesús tiene que utilizar ara explicar la relación que le unm a Dios, Señpr del Universo...¡¡¡PADRE!!! Incluso¡¡¡ABBA!!!Y, seguramente , habia usado Jesús para dirigirse a José.
    El amor y la fidelidad que son las grandes cualidades divinas, también Jesús las encontró reflejadas en aquel Hombre, humilde, discreto, silencioso, trabajador y buenísimo al que todos queremosmucho y tratamos de imitar.

    ResponderEliminar
  2. Ayer leía en algún lugar de internet algo acerca de José como modelo para aprender a aceptar un papel secundario en nuestra vida. No puedo estar de acuerdo. No veo a José como un "secundario" de la historia de Jesús. Es una pieza importantísima de la historia, sólo por lo que sabemos en la Biblia, pero además estoy seguro que por lo que no sabemos también. Me resisto a dar a José el papel de secundario.

    ResponderEliminar

¡GRACIAS POR COMENTAR!