jueves, 15 de marzo de 2018

15 maro: Oración de intercesión


Liturgia:
                      Hoy tenemos nuevamente un tema recurrente en la Cuaresma, que es el tema de la ORACIÓN, pero con unas características especiales, por cuanto que aquí sería una oración de intercesión cuando Dios ya ha colmado su paciencia.
          Ex.32,7-14 nos presenta a un Dios ya cansado de los pecados del pueblo, siempre protestón en el desierto, pero que esta vez ha colmado el vaso cuando se ha hecho una imagen de Dios, un toro, al que veneran como la representación del verdadero Dios, no con ánimo de sustituir a Dios sino por esa necesidad de lo tangible que experimenta el sentido religioso humano, de tal manera que el propio Aarón, el “lugarteniente” de Moisés es el que ha propiciado tan abuso, de buena fe. Moisés llevaba muchos días en el Monte hablando con Dios y recibiendo las tablas de la Ley, cuando el propio Dios le advierte a Moisés que ese pueblo ha perdido la cabeza y se ha hecho –lo que estaba absolutamente prohibido- una ·imagen de Dios”.
          Veo que este pueblo es duro de cerviz; déjame: mi ira se va a encender contra ellos hasta consumirlos y de ti haré un gran pueblo
          Y es curioso que Dios le pida a Moisés que le deje actuar. Por decirlo así la santidad y fidelidad de aquel hombre ataba las manos a Dios. Y de hecho Moisés se pone en oración ante Dios, en súplica de intercesión, en razonamientos con Dios, diciéndole que no puede hacer eso porque iba a ser el hazmerreír ante los egipcios, que pensarían que Dios no ha podido con aquel pueblo por eso lo ha aniquilado. Pero hay más aún: ¿Y tu promesa a Abrahán, Isaac y Jacob, dónde se queda, que habías prometido multiplicar la descendencia como las estrellas del cielo? ¡Lejos de ti tal cosa!
          Una oración de amigo a amigo, una oración de intimidad, una oración de saber a Dios cercano y humano, con quien se puede dialogar.
          Y el Señor “se arrepintió” de la amenaza que había pronunciado contra su pueblo.
          Es un párrafo de una ternura excepcional y que nos invita a nosotros a dialogar con Dios, sin elevar protestas cuando las cosas salen mal, sino con oración de amigo a amigo para saber que nuestra oración no se pierde y que llega siempre el corazón de Dios. Y lo toca de lleno y Dios “accede” o “se arrepiente” ante la oración confiada de sus hijos. En nosotros hace crecer la fe, porque sabemos que Dios escucha siempre y que no podemos decaer en nuestra insistencia en la oración. Es el mensaje propio del momento cuaresmal

          Volvemos a uno de esos evangelios de San Juan (5,31-47) que lo que mejor se hace es leerlo despacio e irlo asimilando. No admite grandes explicaciones porque Juan se va explicando a sí mismo tomando las palabras de Jesús.
          Si yo doy testimonio de mí, el testimonio no es válido porque naturalmente uno habla de sí mismo lo que quiere. Pero mi testimonio está avalado por el Bautista, a quien vosotros venerabais. Y aun así, yo no dependo del testimonio de un hombre porque mi testimonio más válido son mis obras, esas obras que realizo y que están diciendo quién soy. Y que vienen del Padre, que es el que da testimonio de mí, porque él me envió. Nunca habéis escuchado su voz ni visto su semblante porque no le creéis.
          Escudriñáis las Escrituras pensando encontrar vida eterna; pues ella están dando testimonio de íi y no queréis venir a mí para tener vida eterna.
          ¿Cómo podréis creer vosotros? Si creyereis a Moisés, creeríais en mí porque ya Moisés habló de mí. Pero no dais crédito a sus escritos, ¿cómo podéis dar fe a mis palabras?
          No está el párrafo completo en este evangelio de este día, porque la verdad es que las gentes reaccionaron de mala manera. Pero ha quedado ahora omitido porque de lo que se trata es de la fe en Cristo, que nosotros necesitamos tener a ojos ciegas porque sus obras nos han mostrado a la claras que podemos fiarnos de él. Y que sea esa fe profunda en su palabra la que nos conduzca por caminos de esperanza y seguridad, sabiendo de quién nos hemos fiado.

          Quedaría como punto de invitación y reflexión la urgencia de escudriñar las Escrituras, a las que se nos invita en este evangelio, yendo a ellas de muy diferente manera que aquellos judíos que ya iban con el planteamiento cerrado a sus propias ideas, mientras que el verdadero escudriñar la Escrituras ha de hacerse con un corazón abierto, buscando que esas Escrituras nos conduzcan a Jesús

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡GRACIAS POR COMENTAR!