martes, 16 de enero de 2018

16 enero: La verdadera religión

Liturgia:
                      Saúl ha fallado al plan de Dios y Samuel se lamenta (1Sam.16,1-13). Dios le dice al profeta que no se lamente porque Dios ya no acoge a Saúl. Ahora debe ir Samuel a Belén, a Jesé, porque uno de sus hijos es el elegido por el Señor. Samuel objeta que si se entera Saúl, lo mata, pero Dios le da el remedio: que se prepare como quien va a ofrecer un sacrificio.
          Samuel llega a Belén, invita a las familias a participar de aquel sacrificio y cuando tiene delante a Jesé le pide que llame a sus hijos. Van pasando unos y otros, pero en ninguno de ellos experimenta Samuel el impulso de Dios. ¿Es que no quedan más muchachos? –Sí, uno que está guardando los rebaños. Pues mándalo venir porque no nos pondremos a comer mientras no venga. Y aparece entonces David, y Samuel reconoce que es el llamado por Dios. Se levanta, toma el cuerno de aceite y lo unge en medio de sus hermanos.
          David queda invadido por Dios y ya no se aparta de él.
          Samuel regresó a Ramá.

          Mc.2,23-28 es el conocido momento en que los fariseos recriminan a los discípulos de Jesús por haber arrancado unas espigas y, frotándolas en las palmas de las manos, se comían los granos. Es que era sábado. Y la práctica del sábado, como día dedicado a Dios, había degenerado en una serie de prohibiciones que hacían ridículo el sentido religioso del día.
          El mandato del sábado estaba puesto por Dios para santificar ese día, y no para impedir la vida normal de una persona. De hecho, el sábado para los judíos o el domingo para los católicos, es una señal de advertencia para que al cabo de la semana, haya una parada en la que se descanse del trabajo y se deje un espacio libre para dedicarlo a Dios. Y no sólo el amo, el pudiente, el jefe. Abarca a los subordinados. En Israel suponía un día de parada para hombres y animales y aun las tierras…, un día que hoy calificaríamos de “higiene del trabajo”. Y juntamente, para dedicarlo al culto a Dios, a escuchar su palabra, a hacer de ese día un día dedicado al espíritu, que necesita de Dios y de las riquezas espirituales que le vienen de Dios: escuchar y meditar su palabra.
          Es para nosotros el sentido del domingo, como DÍA DEL SEÑOR, si se toma como tal y no meramente como día de vacación o simplemente la práctica de un precepto. El día del Señor (que es de donde viene el nombre de domingo [dominus=señor]) está ahí como momento en que se da de mano al trabajo diario y se da asueto a la persona para que honre a Dios en acción de gracias, en culto especial de felicitación y dedicación. Los católicos lo centramos en la participación en la Misa, que es el acto supremo de ese “Dominus”, Jesucristo el Señor Resucitado, cuya fiesta real se produjo en ese “primer día de la semana” que se ha venido a llamar “domingo”. Lo felicitamos por esa fecha solemne de su triunfo, que es nuestro triunfo.
          Pero juntamente los católicos tenemos el sentido del descanso, de la “higiene laboral”, y debemos cortar el trabajo habitual de la semana, para dejarle al cuerpo ese tiempo para rehacerse y para poder vivir más íntimamente la vida de familia, la convivencia sana social…, y poder comenzar el lunes con una fuerza renovada, desintoxicada.
          Todo es muy distinto del precepto sabático en la forma en que lo tomaban los jefes judíos, y por lo que los fariseos han llamado la atención de Jesús por lo que han hecho sus discípulos. Es una manera de hacer estúpido un precepto que estaba dedicado a Dios, cuyo sentido debía ensanchar los corazones y no achicarlos, ni suponer una práctica pesada y molesta.
          Jesús les hace la reflexión de que en las cosas de Dios hay un margen esponjado para vivirlo con un modo mucho más humano, como le ocurrió a David, la persona venerada por ellos como hombre de Dios, quien en una circunstancia concreta de su vida llega a saltarse el mandato por ser de mayor sentido el no cumplirlo que el cumplirlo.

          Y concluye con esa frase lapidaria que le da sentido a todo lo anterior: que el sábado se hizo para el bien del hombre y no al hombre como esclavo del sábado. Porque el Hijo del hombre es también mayor que el sábado. La religión no como servicio angustioso sino como modo de vivir el gozo de Dios.

1 comentario:

  1. Los Mandamientos o Tablas de la Ley,Dios nos los propuso para facilitarnos la convivencia, no para complicarnos la vida. Una forma de actuar más o menos correcta, al cabo del tiempo se convierte en "ley no escrita" pero que va limitando nuestra libertad y nos hace jueces de los demás. La Ley busca el bien de la persona. Cuando avasalla, cuando no respeta la dignidad de la persona , cuando dificulta la convivencia y la compasión, tenemos que pensar que algo va mal, que algo no funciona. El error y el mal deben ser condenados. Cada persona siempre debe ser amada y comprendida.

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