sábado, 13 de enero de 2018

13 enero: Médico para los enfermos

Liturgia:
                      El primer rey que tiene Israel es Saúl. Se dan una serie de providenciales coincidencias para que Saúl sea el elegido. (1Sam.9,1-4.17-19 y 10,1). A Quis, su padre, se le han extraviado unas burras, y envía a Saúl a buscarlas. Saúl, con otro criado de su padre recorre varios parajes y territorios sin encontrarlas, hasta que viene a dar con Samuel, sin conocerlo y preguntarle por el vidente. Samuel se le presenta como tal. Saúl es descrito como una persona de gran estatura y presencia. Cuando llega adonde Samuel, Dios le enseña a Samuel que ese es el elegido del Señor. Y Samuel derrama aceite sobre la cabeza del hombre aquel y lo unge como rey: El Señor te unge como jefe de su pueblo. Tú regirás al pueblo del Señor y le librarás de la mano de los enemigos que lo rodean.

          Una nueva vocación, un nuevo discípulo que Jesús une al grupo de los que ya le seguían. Y ahora es un publicano, un recaudador de impuestos, un despreciado por el mundo religioso oficial. Mc.2,13-17 nos trae la llamada de Leví, el de Alfeo. Pasa Jesús junto a él y le dice: Sígueme. La pregunta que surge es si ya se conocían de antes, o si es esa corazonada de Jesús que se ha fijado en Leví y ha querido llamarlo, sin importarle su historia y el mismo desprecio que sufría de los “espirituales” judíos.
          El caso es que Leví no se lo pensó. Como una flecha que le ha atravesado el alma, se levantó y lo siguió. No preguntó adónde le llamaba, ni para qué. Sólo pudo observar que Jesús ya iba junto a otros hombres sencillos que parecían felices en aquel seguimiento. Y Leví lo dejó todo y sin mediar palabra, se fue con Jesús.
          Pero Leví tenía unos compañeros de trabajo y quiso despedirse de ellos y organizó un banquete. Banquete al que invitaba a Jesús y al  grupo de discípulos que ya iban con él. Y se juntaron a la mesa todos. No pasaba desapercibido para los fariseos y doctores y se hicieron presentes a aquella fiesta para entrar con sus críticas. No se atrevieron a ir directamente a Jesús. Más ladinos y sin dar la cara se fueron a los discípulos para hacerles una pregunta de malas ideas: ¿De modo que come con publicanos y pecadores? Era la manera de ridiculizar a Jesús ante los hombres que le seguían.
          Jesús lo oyó y respondió: No tienen necesidad de médico los sanos sino los enfermos. No he venido a llamar justos sino pecadores. Evidentemente los “justos” eran los fariseos…, los que se sentían “santones” que no se entremezclaban con los parias de la sociedad. A esos “justos” no viene Jesús. Están demasiado pagados de sí mismos y lo mejor es no entremezclarse con ellos. Con los pobres hombres recaudadores, con esos publicanos que el mundo aborrecía, con esos sí puede juntarse Jesús. Viene a ellos como “médico”, porque ellos saben que necesitan la ayuda de quien quiera aceptarlos. Y Jesús los acepta y, sin compartir lo que no es justo, sí acoge a las personas como hijos de Abrahán” a los que puede hablarles y por los que es aceptado.

          Es la historia que se repite a lo largo de los años y traspasando los siglos: la gente sencilla acepta a Jesús, mientras que los “entendidos” no lo acogen. La ciencia infla, la actual “cultura del pelotazo” ni llega a planteárselo. Vive al margen de Jesús o lo rechaza como un personaje pasado de moda. E incluyo a los “entendidos” por más y a los “entendidos” por menos…, los que se lo creen que se las saben todas, inflados en su ciencia o su soberbia…, y los que ni saben ni quieren saber, habiendo escogido el camino de la ignorancia. Jesús, que vino a salvar al MUNDO, llega a decir que no ruega por el mundo. Son dos acepciones de esa realidad: el mundo de todas las personas, por la que dio su vida, y el “mundo” hostil al evangelio, que vive en contra de los principios evangélicos. El mundo de los nuevos “fariseos” que se las saben todas, y el mundo de los que viven al margen de la religión.

          Jesús vino a salvar a los justos: Te alabo, Padre, Señor del Cielo, porque has abierto estas cosas a los pequeños, y se le quedan ocultas a los entendidos y sabios de este mundo. La historia, pues, sigue siempre la misma, y lo que nos hace falta es estar en la parte de gente sencilla, capaz de CREER en Jesús y su evangelio, ser “enfermos” que necesitamos del médico, y vivir agradecidos a Jesús que ha venido a nosotros y para nosotros.

2 comentarios:

  1. Levi, cobrador de impuestos, estaba enteramente dedicado a su trabajo hasta que llegó Jesús y le dijo: "Sígueme"; en ese momento lo dejó todo y se fue con Jesús. Como aparta a Levi de los suyos. Quiere que comparta con ellos de una manera nueva. Desde que siente la mirada de Jesús, ya no es el mismo, ha quedado transformado.. Los fariseos no podían comprender que Jesús se sentara con pecadores. Ellos eran incapaces de emocionarse ante todas las maravillas que estaban viendo...No supieron encontrar a Dios en su camino.

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  2. Continuación: Jesus no es el Maestro que se encandila y que no comparte con sus seguidores. No aparta a Levi de los suyos; pero, a partir de ahora lo hará de una forma diferente Y Levi, se despide de sus amigos con una comida en su casa e invita a Jesús que acude encantado porque"no habia venido a llamar a los justos, sino a los pecadores". Los fariseos criticaban esta condescendencia de Jesús.

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