PRIMER VIERNES
Acto a las 5’30.- Málaga. En
el Salón.
HORA SANTA a las 7.- En la
iglesia
MADRE DE CRISTO

Ya decía yo ayer que la crisis brotó de aquella última
afirmación de Jesús: El pan que yo daré
es mi carne para la vida del mundo. Era una afirmación muy fuerte. Había
que “comer su carne y beber su sangre”…, y esa idea repugnaba, se salía de los
límites de una enseñanza espiritual. Hasta allí habían aguantado los oyentes.
Al llegar aquí (Jn 6,53-58) ya se
rebelan y se preguntan con extrañeza y repulsa: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? Y se está preparando la
ruptura. Pero Jesús sigue ahondando, horadando, y poniendo las cosas cada vez
más “claras” y a la vez más difíciles: Os
aseguro que si no coméis la carne del Hijo el hombre y no bebéis su sangre, no
tenéis vida en vosotros. Algo que para nosotros es de una evidencia y de
una facilidad de comprensión “de andar por casa”, porque ya “nos la ha
traducido” en el misterio de la Eucaristía. Pero para aquellos judíos…, para
aquellos mismos apóstoles, ¿qué podían entender de aquellas afirmaciones así
dichas y así oídas?
El que come mi carne
y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día. Mi
carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne
y bebe mi sangre, habita en mí y yo en él. Imaginen que alguien les llega
diciendo unas cosas así. Lo más fácil es tomarlo a broma. Pero Jesús no lo
decía en son de broma. Entonces aquel hombre estaba loco de remate. Y cuando
menos era un iluminado que estaba diciendo sandeces… ¿Cómo iba a dar a comer su
carne y a beber su sangre? Pues acabará diciendo Jesús, afirmándose en sus
dichos: el que me come, vivirá por mí;
éste es el pan que ha bajado del cielo, no como el de vuestros padres, que
comieron el maná y murieron: el que come
este pan, vivirá para siempre.
Celebramos nosotros la
verdad de aquellas palabras. Nos emociona la realidad de aquella promesa que
para nosotros ya es un hecho. Participamos de la Eucaristía como el HECHO REAL
en que todo aquello se ha plasmado. Y damos gracias a Dios porque vemos ya
realizado lo que aquellas gentes tuvieron que recibir con escándalo, porque aún
no se le había revelado el misterio sublime del Jueves Santo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡GRACIAS POR COMENTAR!