lunes, 29 de mayo de 2017

29 mayo: La familia cristiana

REINA DE LAS FAMILIAS
          El modelo de grupo familiar es la Sagrada Familia de Nazaret. A ella me remito para encontrar en María la madre de familia ejemplar. Hay que tener en cuenta que la mujer no era lo principal en la cultura judía. Y que, por tanto en aquella familia el paterfamilias era José, que era el que marcaba el rumbo de la marcha. Él era el que ganaba el sustento, él era el trabajador en las labores rentables económicamente para el desenvolvimiento de aquel grupo familiar. María no era, en la realidad misma esencial, la más importante, pues el centro de aquella familia era Jesús.
          Sin embargo, a la hora de la verdad la familia funciona según funciona la madre. Y María tiene un papel substancial en el desarrollo de la vida de aquella casa de Nazaret, porque el niño es niño y hay que educarle, y porque José ha de estar más tiempo fuera porque tiene que estar en sus trabajos.
          María constituye así la vida de aquella familia: ella educa, ella enseña, ella lleva y trae al Niño, ella prepara el pan y lo cuece, ella limpia y ella mantiene la casa en su estado diario.
          María viene a ser así un modelo de modo de vida familiar, y las familias se constituyen según el modelo de la madre. Quizás sea éste uno de los aspectos más reseñables de la vida actual de las familias, lo mismo en lo ejemplar de muchas madres que en algunas carencias que pueden manifestarse cuando la madre no ocupa ese lugar central en la crianza y en el desenvolvimiento de los detalles.
          Generalmente la religiosidad de una familia la marca la madre; la que enseña a rezar es la madre. Hay preciosas excepciones en las que el padre de familia está tan a la misma altura de responsabilidad para ese desarrollo integral del hijo, al que no sólo hay que enseñarle los comportamientos generales, sino también trasmitirle una fe, ayudarle a crecer en su dimensión religiosa. Pero la realidad muestra que quien pasa más horas junto al hijo es la madre. Y en el caso de la Virgen es un hecho incontrovertible. Ella imprimió en el Niño los primeros valores, y entre esos primeros, uno esencial, que era la mirada a Dios y el enseñar esos detalles de la vida que marcan el sentido religioso del hijo.
          La inclusión más reciente en las letanías de esta advocación: Reina de las familias, es una llamada que se hace a los padres y madres de familia a situar a María como un núcleo de formación en la constitución de la familia, y debe ser un punto de referencia para que María esté ya trasmitida a los hijos desde la leche materna; para que siempre haya en la casa un cuadro o imagen de la Virgen que presida el sitio de encuentro de la familia, un rezo sencillo que dirige a María la labor de los miembros de la familia, el patronazgo de la Virgen como REINA DE LA FAMILIA. Y esa “devoción” no debe constituir una especie de amuleto sino la mirada a las virtudes y méritos y valores de la vida de la Virgen, que fue clave en el desenvolvimiento de la Sagrada Familia de Nazaret, como lo es en la vida de la Iglesia, como ejemplo de lo que es escuchar la palabra de Dios y ponerla en práctica, y estar siempre disponible a la voluntad de Dios, como en aquel momento en que sólo le interesó que se hiciera en ella según la Palabra que Dios le había dirigido. ¿Cómo funcionarán las familias cuyo norte sea hacer la vida de familia como Dios quiere?

          Ahora hablas claro; ahora vemos que lo sabes todo; por eso creemos que saliste de Dios. Jn 16,29-33 muestra lo que les costó a los apóstoles conocer de verdad a Jesús. ¡Y todavía no lo habían conocido del todo!, porque ahora es cuando Jesús les pone delante el desenlace que va a tener todo aquello: os dispersaréis cada uno por vuestro lado y a mí me dejaréis solo. Eso no lo habían considerado los apóstoles. Ellos seguían en la otra onda de sentirse muy seguros y muy apiñados alrededor de Jesús. Sin embargo la hora que les llega va a poner las cosas en claro, de momento: la dispersión, el escándalo ante la muerte del Maestro.

          Sin embargo Yo no estoy solo porque conmigo está el Padre, y vosotros no fracasaréis porque –aunque tendréis luchas en el mundo-, tened valor: yo he vencido al mundo

1 comentario:

  1. Después de una semana sin router, me incorporo a las Meditaciones habituales del P. Cantero, que tanto bien le hacen a mi vida espiritual.

    Parecía que los Discípulos empezaban a entender cuando Jesús les advierte de que su vida cristiana no va a estar libre de altibajos; les anticipa que no va a ser un remanso de paz; y, empieza a hablarles de Él mismo; les dice que así como El ha pasado por grandes tribulaciones y ha vencido al mundo, el cristiano también tendrá que enfrentarse al mundo y al Maligno. Su Paz y su Alegría son los signos cristianos que lo acompañarán siempre. Su valentía y su fuerza determinarán sus acciones, el Señor siempre nos acompañará,

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