lunes, 1 de mayo de 2017

1 mayo: Elevando el tono

Elevando el tono
          Si mal no he escuchado, hace 40 años que en EE.UU.se inventaba la fiesta del Trabajo, con un sentido hondamente reivindicativo por derechos fundamentales de una población laboral que padecía injusticias y humillaciones. La fiesta se extiende por el mundo libre y queda constituido el 1 de Mayo como Fiesta del trabajo, que no logra liberarse de ese aspecto reivindicativo y se constituye una fiesta hostil de “clases” en las que cabe la agresividad verbal y –por vicio tan antiguo- atentadora contra los valores eclesiales y espirituales.
          La Iglesia, según su costumbre, “bautiza” dicha fiesta del trabajo con el ejemplo de un trabajador digno y fiel, SAN JOSÉ, que también vivió una sociedad injusta y abusiva, pero en la que él se desenvolvió como hombre cabal que ganó el pan dignamente con el sudor de su frente, y dio al trabajo un impuso de dignidad porque su labor no consistió en reivindicar derechos humanos sino en colaborar en el perfeccionamiento de la misma obra de Dios, en la que él colaboró, en la medida de sus fuerzas y posibilidades, como el obrero que se esforzó por hacer un trabajo bien hecho al servicio de todos los que podían necesitar de su labor. Unas veces en una carpintería, otras en el tajo, junto a otros obreros, codo a codo, pero con la alegría de estar haciendo lo que tenía que hacer y como lo tenía que hacer.

          Otro recuerdo de no menor importancia es el COMIENZO DEL MES DE LA VIRGEN. Mayo está identificado con la primavera, el romper de la vida, los campos llenos de flores, la alegría de unas épocas de temporales favorables, maduración de las cosechas… Todo un símbolo de la belleza, la alegría, la vitalidad, el amor. Y por consiguiente un momento apto para abrir un mes que mira a María y se centra en ella, y hace de ese mes un ramillete de obsequios a la Madre, que se simbolizan en las flores pero que deben llevar dentro toda una actitud nueva de limpieza, gozo, belleza, ternura de hijos, y hasta de sencillez de niños que se acurrucan en el seno de la madre.
          Hay que reconocer que ha rebajado mucho el sentido profundo mariano  del mes. En las casas no se destaca tanto la imagen adornada de María, la luz que permanece encendida como una mariposa de aceite a los pies de su imagen, el rezo en familia a la Madre de la Casa. Es cierto que se conservan ciertas exageraciones parciales a determinadas imágenes pero muchas veces en contraposición con otras imágenes igualmente dignas, pero que corresponden a otras “asociaciones”, dejando más un sentido un tanto idolátrico a una “imagen (permítaseme expresarlo como “la muñeca” de un grupo concreto, que llega a menospreciar a la otra imagen del otro grupo), pero que no se traduce en una devoción que influya vitalmente en una mayor bondad, acogida, respeto religioso, cambio de actitudes, ofrendas de lo más personal y propio  de cada persona: es decir, una devoción que modifique caracteres, actitudes, formas auténticamente religiosas y evangélicas.
          De esta carencia se produce una rebaja notable en la vida cristiana porque lo peor que puede pasar es perder el sentido tierno y filial y amoroso hacia la Virgen Santísima, la Madre de Jesucristo, la Madre del Hijo de Dios.

          Finalmente el Evangelio de hoy que guarda relación con los dos anteriores pero que San Juan está ya orientando a su finalidad: la de presentar el futuro. No era normal que San Juan repitiera un hecho narrado por los otros evangelistas. Si lo hizo es porque pretendía conducirlo a algo… Y aquí el tema se plantea sobre la extrañeza de las gentes que habían quedado rezagadas en el desierto, que observaron una sola barca, en la que se embarcaron los apóstoles, mientras Jesús se iba a la montaña. ¿Cómo es posible –se preguntan ahora-que Jesús esté allí con ellos? ¿Cómo ha venido?

          Y Jesús les desvía la atención: no es eso lo que a ellos les preocupa, sino que sólo les ha interesado comer el pan misterioso del que se han saciado. Pero no deben pararse ahí, sino trabajar por el alimento que no perece. Ya les está llevando al otro terreno. ¿Y cuál es el trabajo que deben realizar, preguntan aun de buena fe. El trabajo que deben realizar es hacer lo que Dios quiere. -¿Hacer lo que Dios quiere? –¿Cuál es ese trabajo? Y aquí Jesús se mete ya en el terreno de lo difícil: El trabajo que Dios quiere es que creáis en el que él ha enviado. A esto iba todo lo anterior en el relato de San Juan, que se va a meter en terreno tan difícil como el de dar a conocer EL PAN DE LA VIDA.

1 comentario:

  1. Hoy celebramos la fiesta de San José Obrero. Esta fiesta está fijada por Pío XII en 1955. Él ha querido cristianizar la fiesta del Trabajo, dando relieve a la dignidadcde cualquier trabajo, por sencillo que sea. José es el hombre "justo"(Mt,1) al que ha sido confiada la misión de Esposo virgen de la criatura más excelsa entre todas las criaturas y de padre virginal del Hijo del Altísimo; "hombre fuerte ,trabajador, valiente, que en su alma enamorada siente una gran ternura, que no es la debilidad de los débiles, sino todo lo contrario"( Papa Francisco).

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