viernes, 7 de octubre de 2016

7 octubre: La Virgen del Rosario

PRIMER VIERNES.- Día mensual de la Red de Oración Mundial del Papa. [Antes: Apostolado de la Oración]
Liturgia.- Ntra. Sra. del Rosario
          A fe que está bien dicho que el rosario es el evangelio de los sencillos. La casi totalidad de sus misterios -18- están centrados en hechos evangélicos. Sólo quedan en tema de Tradición eclesial (que en realidad tienen la misma validez), la asunción de María y la “Coronación como Reina de Cielos y Tierra”. Todos los demás van recogiendo momentos excelentes de la vida de Jesús, desde su Encarnación hasta la asunción de María en cuerpo y alma al Cielo.
          Hoy día se ha enriquecido el rosario, bien con lectura del tema evangélico, bien con una breve referencia al hecho que se contempla, como una introducción a cada misterio.
          Arrancan del inconmensurable hecho del anuncio del ángel a María y la Encarnación del Hijo de Dios, hecho del que depende toda la historia de la salvación, todo el misterio de la redención, que precisamente da contenido a todo el rezo, con el “ave María” que pronunció el ángel.
          Después de la anunciación, María marcho a la montaña de Judea y visitó a su prima Isabel. Isabel completó las palabras del ángel, por lo que en la repetición de esa oración a través del rosario, estamos repitiéndole a María, nuestra Madre, palabras tan dulces y emocionantes como ella escuchó entonces.
          Le sigue el nacimiento en Belén del Hijo de Dios, otro momento de gran trascendencia y de tierna devoción.
          La presentación del niño en el Templo, también hecho narrado en San Lucas, como todos los anteriores. Y como último “misterio gozoso”  la narración del Niño hallado en el templo entre los doctores.
          Así, el paso de los 4 primeros misterios del rosario nos introducen en los comienzos de la vida oculta de Jesús, donde ya se da el hecho del Niño en el Templo a los 12 años..

          Juan Pablo II introdujo unos “misterios luminosos” que se refieren a la vida pública, una etapa que no había contemplado el rezo del rosario, pero que tiene una singular importancia porque nos aportan 5 pinceladas de esa riqueza inagotable que es la vida de Jesús en medio de su pueblo:
          El bautismo de Jesús en el Jordán, momento esencial para muchos comentaristas que lo consideran el punto de la llamada mesiánica de Jesús.
          Las bodas de Caná, otro hito en el evangelio, en el que Jesús se dirige a María como “Mujer”, que hace una conexión de María con la historia de la salvación anunciada ya en el Génesis.
          La predicación de Jesús y la llamada a la conversión. No cita un momento concreto pero prácticamente abarca toda la vida pública. “Convertíos porque el reino de Dios está cerca de vosotros”, fueron palabras de Jesús.
          La transfiguración del Señor, de tanto contenido porque une a la vez la cruz y la luz, el anuncio de pasión y el triunfo de la resurrección, con la voz del Padre que llama a escuchar a Jesús.
          La institución de la Eucaristía. Realidad sublime que permanece activa y real ahora mismo entre nosotros, y que nos trae la inefable presencia de Jesús en el Sacramento.

          Sigue la Pasión con los llamados “misterios dolorosos”, que recogen esas situaciones terribles por las que pasó Jesús: Oración y agonía en el huerto de los Olivos, la flagelación, la coronación de espinas… Todos ellos momentos descritos más o menos ampliamente en los diversos evangelistas. Jesús con la cruz a cuestas, camino del Calvario, del que hay varios detalles en los textos evangélicos (y otros que ha añadido la piedad popular: la Verónica, el encuentro de Jesús con su madre; por cierto que suprimidas por Juan Pablo II esas estaciones del Vía Crucis tradicional), y la crucifixión, momento definitivo en la obra de la Redención.

          El desemboque substancial y que marca la razón de ser de todo lo anterior, viene dado por los “misterios gloriosos”. El primero la resurrección de Jesús no se refiere a un momento puntual concreto que fuera el de resucitar (que ese no se narra en los evangelios), sino a la constatación del Cristo resucitado y aparecido. La ascensión, que da fin a los hechos de Cristo. La venida del Espíritu Santo, que constituye el comienzo de la Iglesia (narrado en los Hechos de los Apóstoles). La asunción de María y su coronación como Reina en el Cielo (a lo que ya he hecho referencia). Ha sido un recorrido muy completo por la vida de Jesús, y la participación de María en esa historia de la salvación.


          Todo eso lleva de “música de fondo” el mantra de las avemarías, como repetición sostenida de referencia mariana, que hacen del rosario la oración vocal preferida por la Iglesia, recomendada por los papas, y base de muchas espiritualidades cristianas. Pero no son más importantes esas avemarías sino la contemplación de los misterios. Cosa que merece la pena recalcar y recordar y hacer recordar.

1 comentario:

  1. Ana Ciudad12:59 p. m.

    La Virgen del Rosario.
    El nombre de Rosario, en la lengua castellana, proviene del conjunto de oraciones, a modo de rosas, dedicadas a la Virgen. Tambien como rosas fueron los días de la Virgen:"rosas blancas y rosas rojas; blancas de serenidad y pureza, rojas de sufrimiento y amor. San Bernardo, un enamorado de la Virgen, dice que la misma Virgen fue una rosa de nieve y de sangre.
    Despues de contemplar los misterios de la vida de Jesús y Maria, terminamos el Santo Rosario con la letanía lauretana que comenzaron a cantarse solemnemente en el santurio de Loreto ( de donde procede el nombre de lauretana)hacia el año 1509, pero recogen una tradición antiquísima. De allí se extendieron a toda la Iglesia.
    Cada título es una jaculatoria llena de amor que dirigimos a la Virgen y nos muestra un aspecto de la riqueza del alma de María. Al detenernos despacio en cada una de estas advocaciones podemos maravillarnos de la riqueza espiritual , casi infinita,con que Dios la ha adornado.Nos produce una inmensa alegría tener una Madre así.

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