martes, 18 de octubre de 2016

18 octubre: Fiesta de san Lucas

Liturgia. San Lucas, evangelista
          A la liturgia de la fiesta de San Lucas le corresponden unas lecturas. La primera es más una relación de sentimientos personales de Pablo (2Tim 4, 9-17) sobre varios de sus discípulos; unos testimonios a favor y otros en contra. Está elegida esa lectura para este día porque en ella hay una frase referente a nuestro protagonista: sólo Lucas está conmigo. Pero evidentemente no queda mucho margen de explicación. A lo sumo podrá hacerse una referencia a los discípulos que permanecían fieles y a los que no, dándonos así una idea de las experiencias directas que tuvo Pablo en aquella obra de propagación del evangelio.
          En el evangelio de la fiesta (Lc 10, 1-12. 17-20) volvemos a un texto que hace poco comentamos. Hoy no me meteré en detalles sino en lo que puede constituir su esencia: por una parte el envío de aquellos 72 discípulos (no los apóstoles) que deben ir a preparar el camino a la llegada de Jesús. Han de ir en pobreza total, sin bolsa, sin alforja, sin dinero, sin sandalias, sin detenerse por el camino. Lucas es el evangelista de la pobreza porque su comunidad de cristianos era muy pobre. Y el segundo mensaje básico de este envío es ir como gente de paz, porque a Dios sólo se le puede trasmitir desde la paz. Al llegar a una casa, saludarla con la paz. Y si hay gente de paz, quedarse. Si no es gente de paz, irse. Siempre habrá un lugar en donde encaje esa paz que ellos llevan y que ellos deben trasmitir.
          En evangelio de Lucas puede ser el más apropiado para introducir a las gentes en el evangelio por ser el más cordial, el que pudiéramos considerar “más dibujado”, más expresivo, y el que presenta más claramente la misericordia de Dios. No fue discípulo directo de Jesús pero el día que Lucas se decidió a escribir, se informó muy bien de aquellos que habían sido testigos directos de los acontecimientos, y les supo dar una forma que entra en el corazón de quien se detiene despacio a descubrir la personalidad de Jesucristo.

          En la lectura continua hubiéramos encontrado la belleza de la carta a los efesios (2, 12-22), con esa emoción de Pablo que hace reflexión sobre la gracia que supone haber encontrado al Mesías salvador. Antes –dice a los fieles- erais extranjeros y no teníais Mesías. Ahora, en cambio, estáis en Cristo Jesús; ahora estáis cerca por la sangre de Cristo los que antes estabais lejos. Él ha hecho de los dos pueblos –judío y gentil­- una sola cosa, derribando con su cuerpo el muro de odio que los separaba. Él ha abolido la Ley con sus mandamientos y reglas, para crear un solo hombre nuevo. Es la idea fija de Pablo: que ya la vida de seguimiento de Jesús no está en el cumplimiento de leyes y mandatos sino en la atracción que ejerce Jesús y en la obra de redención que él ha realizado.
          Por eso ya no sois extranjeros ni forasteros sino miembros de la familia de Dios, edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y es el mismo Cristo Jesús la piedra angular. Por él todo el edificio queda ensamblado y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor…, para que vosotros os vayáis integrando en la construcción para ser morada de Dios, por el Espíritu.
          He dejado la palabra al propio Pablo, y la oportunidad de leerlo con tranquilidad y asimilación, porque poco es lo que se puede comentar en textos tan densos y ricos de contenido. Debajo de toda esa presentación late esa idea del Cuerpo Místico, en el que Cristo es piedra angular y donde cada uno ha de irse ensamblando e integrando para ser la morada de Dios.
          El evangelio de Lc. 12, 35-38 tiene variación con otro que hace poco comentábamos en una homilía dominical. Allí se decía que cuando vuelven los criados del campo, el amo se sienta y se hace servir. Quería mostrar que el siervo que hace lo que le toca hacer, no ha hecho nada especialmente llamativo: cumplió con su obligación. A la vuelta del campo, ha de seguir cumpliendo su labor, sirviendo al dueño. Hemos hecho lo que teníamos que hacer.

          Hoy presenta otra faceta muy cordial: a los criados que han cumplido debidamente su obligación el amo mismo les hace sentar a la mesa y él les sirve. Es la otra cara de la moneda: el bien que se hace no queda sin recompensa. El siervo fiel encuentra su paga. Con lo cual Lucas nos está presentando el encuentro final de la vida, cuando desembocamos en la presencia de Jesucristo: el que ha perseverado fielmente en vida, hallará a Jesucristo con los brazos abiertos, y premiándoles su fidelidad. Llegue cuando llegue ese final. Dichosos ellos, acaba concluyendo este párrafo del evangelio.

1 comentario:

  1. San Lucas, el escritor culto del tercer Evangelio y de los Hechos de los Apóstoles. Nos muestra a Jesús como hombre de oración, misericordioso, cercano a los pobres...Nos habla de María, atenta a la Palabra; nos habla del Espíritu que guía a la Iglesia; nos habla de las mujeres que acompañan y ayudan a Jesús. Parece ser que era de Siria y que era médico.

    San Lucas nos dice que la misión de anunciar el Evangelio no es únicamente para el grupo de los setenta y dos, invita a todos los discípulos de Jesús. Lucas subraya la importancia de la fraternidad, como él hace con su amigo Pablo cuando estaba encarcelado: una forma de anunciar el Evangelio, como tantísimas obras buenas que podemos hacer todos los dias.. Cada cristiano tiene su modo propio de hacer apostolado y de anunciar el Evangelio.

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