martes, 20 de octubre de 2015

ZENIT 20 oct.: Dios nos ama sin medida

20 de octubre de 2015 (ZENIT.org)
Dios siempre da con abundancia su gracia a los hombres, que en cambio tienen “la costumbre de medir las situaciones”: comprender la abundancia del amor divino es siempre fruto de una gracia. Ésta es la idea central de la homilía que el papa Francisco ha pronunciado durante la misa de hoy martes por la mañana, en la capilla de la Casa Santa Marta.
Abundante. El amor de Dios por el hombre es así. Una generosidad que al hombre en cambio se le escapa, demasiado acostumbrado a con gotero  algo que él posee. El Santo Padre lee el pasaje de san Pablo en esta clave. La salvación traída por Jesús, que supera la caída de Adán, es una demostración de este darse con abundancia. Y la salvación, explica, “es la amistad entre nosotros y Él”.
“¿Cómo da Dios su amistad para nuestra salvación? Nos dará con una buena medida, apretada, colma, rebosante... Pero esto sugiere la abundancia y esta palabra 'abundancia', en este pasaje se repite tres veces. Dios da en abundancia hasta el punto de decir, Pablo, como resumen final: 'Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia'. Sobreabunda, todo. Y este es el amor de Dios: sin medida. Todo de sí mismo”.
Sin medida como el padre de la parábola del Evangelio, que todos los días mira hacia el horizonte para ver si su hijo decide regresar donde él. “El corazón de Dios --afirma el Pontífice-- no está cerrado: siempre está abierto. Y cuando llegamos, como aquel hijo, nos abraza, nos besa: un Dios que hace fiesta”.
“Dios no es un Dios mezquino: Él no conoce la mezquindad. Él da todo. Dios no es un Dios quieto que se queda mirando y esperando que nosotros nos convirtamos. Dios es un Dios que sale: sale a buscar, a buscar a cada uno de nosotros. ¿Pero esto es verdad? Todos los días Él nos busca, nos está buscando. Como ya lo ha hecho, como he dicho, en la parábola de la oveja perdida o de la moneda perdida: busca. Siempre es así”.
En el cielo, insiste el Papa, se hace “más fiesta” por un solo pecador que se convierte, que por cien que permanecen fieles. Y sin embargo --reconoce-- “no es fácil, con nuestros criterios humanos”, pequeños y limitados, “entender el amor de Dios”. Se entiende por una “gracia”, como lo había entendido --recuerda Francisco-- la monja de 84 años, conocida en su diócesis, que todavía recorría constantemente las salas del hospital para hablar con una sonrisa del amor de Dios a los enfermos. Ella, concluye el Santo Padre, tenía “el don de comprender este misterio, esta sobreabundancia” del amor de Dios, que a la mayoría se les escapa.

“Es cierto, siempre tenemos la costumbre de medir las situaciones, las cosas con las medidas que tenemos: y nuestras medidas son pequeñas. Por ello, haremos bien en pedir la gracia del Espíritu Santo, orar al Espíritu Santo, la gracia de acercarnos al menos un poco para entender este amor y tener el deseo de ser abrazados, besados con esa medida sin límites”.

1 comentario:

  1. Dios es AMOR(1 Jn 4,16), amor eterno, infinito y sustancial. Como todo lo que hay en Dios es hermoso, bueno,perfecto y santo; todo lo que hay en Dios es AMOR: su belleza, santidad, sabiduría, verdad , omnipotencia e incluso su justicia son AMOR. Porque el Amor en Dios es el acto eterno de su voluntad; un acto perfectísimo y santo porque está dirigido al BIEN supremo, a Él mismo; este es el Amor con que Dios se ama a Sí mismo que es el único Bien ,sumo y eterno al que ningún otro biense le puede comparar. Este AMOR santo e infinito que Dios se tiene a Sí mismo y con el que ama al hombre, nada tiene que ver con el afecto desordenado cargado de egoísmo del hombre que tiende a amarse a sí mismo excluyendo cualquier otro afecto, hasta preferirse a Dios.El Amor de Dios está exento de todo egoísmo y, aunque se ama infinitamente,derrama su Amor y su Bondad sobre sus criaturas. Por amor creó al hombre, le infundió la Gracia, le ayuda a ser santo y lo atrae hacia Sí para hacerlo partícipe de su vida eterna. Pidamos al Señor la Gracia para entender este AMOR y ansiemos ser abrazados y besados por nuestro Padre, con esa medida"sin límites"

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