viernes, 9 de octubre de 2015

9 octubre: La derrota del demonio

UNA OFERTA del blog
          La experiencia pastoral de años, no sólo en lo personal sino en las mismas directrices a niveles más amplios, es que estamos partiendo frecuentemente de una idea que ya no responde a la realidad general; estamos hablando en lenguaje espiritual a una sociedad e incluso a unos grupos cristianos que ya no vienen de unas bases formadas en los fundamentos primarios del CATECISMO.
          Hablamos de realidades que constituyen “el techo” de nuestra fe, y nos desenvolvemos en alturas gozosas de espiritualidad. Y el tema que se me ha venido tantas veces a la mente es si no estaremos construyendo el techo sin tener ya manejados los pilares del edificio. Unas en aspectos menos doctrinales, como puede ser saber llamar a cada elemento litúrgico por su nombre (alba, cíngulo, custodia, dalmática, genuflexión, palia, patena…, etc.), y otras en aspectos básicos de aquellos conceptos esenciales sobre los que estamos hablando frecuentemente, pero con cierta carencia de base de lo que estamos hablando: la Gracia, la fe, los Sacramentos, los diez mandamientos…, más allá del sentido popular, enraizándolos con las enseñanzas de la Iglesia a través del CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA.
          El blog va a intentar colaborar con sus lectores a ahondar en este aspecto. Para ello contamos con Ana Ciudad, Catequista de muchos años y varias generaciones, que –en sus COMENTARIOS- irá tocando estos puntos. Siempre abiertos a los otros comentarios, a las preguntas que pueden hacerse a propósito de…, y con el deseo de prestar un servicio a nuestros lectores. Vosotros tendréis la palabra para que esta sección progrese.

Liturgia
          Creo que Joel y Baruc son dos profetas de muy distinto signo. Baruc nos abrió el alma con una visión optimista y esperanzadora. Joel acentúa el mundo negro de los creyentes que no viven su fe, empezando por los pastores: ya no hay profeta ni sacerdote, ofrenda y libación (1, 13-15. 2, 1-2). Hay que proclamar un ayuno (una actitud penitente) para poder salir delante de la situación: ¡Ay de este día! Que está cerca el día del Señor, como azote del Dios de las montañas! Día de oscuridad y tinieblas, de nube y nubarrón, como negrura extendida sobre los montes…
          Me he puesto delante a Jesús cuando leyera a uno y otro profeta. Y admitiendo que su alma se inclinaría por la esperanza de Baruc, no puedo negar que el mismo Jesús tuvo que recurrir a las profecías apocalípticas de la destrucción de Jerusalén. Y es que la verdad de la vida se va confeccionando de las dos realidades. Una viene sintetizada en la Pasión y muerte de Jesús, consecuencia de ese mal y esas pasiones que hay en la vida real. Y la otra parte está iluminada por la Resurrección, ahí donde queda patente la victoria de Dios. De una parte el demonio consiguió poner en los jefes el odio contra Jesús, y pensó haber ganado así la partida a su gran enemigo  Jesús. Y sin embargo aquel momento de la Redención constituyó el supremo fracaso del mal, porque la primera gota de la Sangre redentora fue suficiente para derrotar el poder diabólico.
          El evangelio (Lc 11, 15-26) pone de manifiesto esas dos realidades. Jesús domina al demonio y lo expulsa. Algunos dijeron: Si echa los demonios es por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios. La cosa no podía ser más absurda, pero es el estilo del mal: intentar volver los argumentos contra la misma evidencia, y así influir en un pueblo que no piensa, que se deja embaucar e influir.
          Jesús sale al paso para poner de manifiesto lo absurdo de ese juicio que han lanzado algunos. Y explica que lo único que puede echar al demonio es el poder de Dios, el dedo de Dios. Y si aquel demonio ha tenido que salir del hombre es porque en Jesús está esa fuerza de Dios. Y si el demonio es vencido, ha llegado a vosotros el Reino de Dios.

          Lo que deja perplejo es el final: derrotado y despechado el demonio, se busca a 7 espíritus peores que él y vuelve a la carga y se establece de nuevo. Precisamente aquí veo lo que he explicado antes: el demonio no ceja, no quiere perder posiciones. Ha salido del hombre y ya no puede volver a él. ¿Cómo ganar la guerra ya que perdió una batalla? Atacando más endemoniadamente al que le expulsó. Atacando al propio Jesús. Y entonces el final parece peor…, pero en la aparente victoria del demonio en la muerte de Jesús, encuentra su definitivo fracaso. La muerte, el demonio, la esclavitud, han sido vencidas en la victoria de Jesucristo.

3 comentarios:

  1. Ana Ciudad12:22 p. m.

    Concédenos ,Señor, a nosotros tu "gracia"l le pedimos en nuestras oraciones.
    LA GRACIA. Y ahí voy a entrar.¿Conocemos o sabemos qué es la Gracia ?Ante la imposibilidad de hacerlo en un día, lo haremos en varios, para no cansar.Si como sugiere el padre algunos quieren preguntar, pueden hacerlo.
    La palabra gracia tiene diversas acepciones o significados.Puede significar "encanto".Tiene gracia para bailar ; o bien "benevolencia" cuando decimos :es gracia que deseo alcanzar de Ud ;También puede significar "agradecimiento" cuando damos las gracias por cualquier favor recibido
    Pero la palabra " GRACIA" ( que es el tema nos interesa) en teología , tiene un significado muy estricto y definido.Antes que nada la "gracia" es un don de Dios.No cualquier don, sino uno muy especial.
    La vida misma es un don de Dios.
    Dios no estaba obligado a crear a la humanidad ni mucho menos a ti ni a mí como individuos.Todo lo que acompaña a la vida es un don de Dios :el poder ver, hablar,la salud, los talentos,caminar,cocinar ,dibujar etc todo absolutamente todo es don de Dios.
    Pero estos dones los llamamos " naturales", foman parte de nuestra naturaleza humana.Hay ciertas cualidades que acompañan necesariamente a una criatura humana tal como la designó Dios y propiamente no puede llamarse "gracia ".

    Continuará..

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  2. Considero muy interesante la formación en el conocimiento de los elementos que se utilizan en la liturgia, pero además el comportamiento en el presbiterio de las personas que se acercan para lecturas, y otras tareas, con frecuencia no saben en que ocasiones hay que hacer una genuflexión y se conforman con una venia.

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  3. La Gracia, tema apasionante, el punto de partida para entender el "ser en Cristo". GRACIA designa ante todo una relación, un encuentro, una ruptura de compartimentos estancos entre lo divino y lo humano. GRACIA significa que Dios se ha puesto al nivel del hombre para condescender con él; que el hombre se ha trascendido hacia Dios, que se ha elevado, que la frontera entre lo divino y humano, se puede trspasar, se ha vuelto permeable...Y, todo esto acontece de forma gratuita: Dios no tiene ninguna obligación de tratar así al hombre; y, el hombre no tiene ningún derecho a ser tratado así por Dios.

    Esta autodonación de Dios al hombre que, en teología llamamos "gracia increada", es el factor determinante en la regeneración del hombre nuevo...Interesante tema el de la GRACIA.

    Interesante también la observación de D. Pepe Aguilar: Habría que volver a repasar el tema del Catecismo y aprender a "moverse " por la Casa del Señor. Se lo pediremos a ANA, que nos diga cuando hay que hacer las genuflexiones con una sola rodilla o con las dos rodillas y, algo sobre la compostura en el presbiterio de las personas que hacen las Lecturas u otros menesteres, algo sobre el vestido.

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