sábado, 6 de junio de 2015

6 junio: La donación de sí

En el Corazón de su Madre
          Jesús se hizo junto a María. En íntima unión a María. Concebido en el seno de María. Conviviendo 30 años con María. Reproduciendo en sus movimientos y expresiones, y en sus mismos sentimientos, lo que Él vivió en tanto tiempo con Ella.
          Los hijos son sanos y dulces cuando tienen un ambiente dulce y sereno. Jesús tuvo el Corazón de su madre como regazo de todos sus sentimientos.
          ¡Así salió un CORAZÓN DE JESÚS tan delicado y sensible, tan cercano y en tanta sintonía con las personas que encontró a su paso!
          Los que crecemos bajo la sombra de María y bajo la mano amorosa de Jesús, llevamos todo a favor para tener un buen corazón.

El valor de lo pequeño
          Concluye el libro de Tobit (12, 1, 5-15, 20) con la revelación que hace de sí mismo el arcángel San Rafael. Y desvela al mismo tiempo toda aquella historia que han vivido las dos familias –de Tobi y Ragüel- leídas desde la visión de Dios. Una cosa era lo que ocurría en la vida diaria y en los avatares de casa familia de aquellas; otra era el camino de Dios que iba sacando el néctar de las dos historias hasta convertirlo en una acción providencial que los protagonistas ni podían imaginar. La conclusión a la que lleva Rafael es a dar gloria a Dios, bendecid al Dios del Cielo y proclamadlo ante todos los vivientes, porque ha sido misericordioso con vosotros.
          En el evangelio de Marcos (12, 38-44), dos mundos: uno, el de los fariseos y doctores de la ley, de los que advierte Jesús que hay que tener cuidado porque sólo miran por sí, buscando ser considerados y alabados.
          La segunda historia es la de la viuda pobre que echa una monedita en el cepillo del Templo. Jesús no se había conmovido por las donaciones de los otros, alguna de ellas substanciosa. Y muchas veces entregadas esas grandes sumas con ostentación y publicación. No conmovieron a Jesús. Pero al pasar aquella viuda pobre y depositar su céntimo en el cepillo, a Jesús se le conmovieron las entrañas. Porque aquella pobre mujer había echado cuanto tenía para comer ese día. Y Jesús quiso que sus apóstoles se fijaran y valoraran aquella acción.
          Y es un buen toque de atención a que nosotros nos fijemos también. Lo normal es que nos llamen la atención las grandes acciones, las que de por sí son llamativas. Se meten por los ojos y naturalmente reaccionamos ante ellas. Sin embargo en la vida diaria hay pequeñas “moneditas” que tienen un valor mucho mayor, no materialmente, pero sí moral o espiritualmente. Lo “grande”, por decirlo así se expresa por sí mismo: llama la atención, y hasta se lleva su alabanza.
          “Lo pequeño” sólo sabe valorarlos el experto en temas del corazón…: cuando ha sido el corazón lo que ha actuado, y casi que se busca el modo de pasar desapercibido porque la misma persona no le ha dado importancia. Sin embargo, desde la mirada limpia de Jesus eso “pequeño” tiene grandes dimensiones.

          Seguro que los ricos que echaron limosnas grandes, como la pobre viuda con su monedita, salieron satisfechos de lo que habían entregado. Pero ella –quizás sin  explicitarlo- había entregado su propio corazón. Y eso ya no puede valorarse más que desde los ojos de Dios.

2 comentarios:

  1. Ana Ciudad12:10 p. m.

    En este pasaje del Evangelio de hoy,aprendemos el verdadero valor de las cosas.Cualquier acontecimiento, aunque parezca sin importancia,podemos convertirlo an algo muy grato a Dios.Y,por ser grato a Él ,valioso. Sólo tiene valor real,verdadero,y eterno lo que hacemos agradable a Dios.
    Si estamos atentos a lo pequeño,viviremos con plenitud todos los días,sabremos dar a cada momento el sentido de estar preparando la eternidad.
    Pidamos ayuda a nuestra Madre en cada situación ordinaria y pequeña de nuestra vida.

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  2. La viuda pobre, entregando lo que necesitaba para subsistir, realiza un acto solidario heroico, sencillo y auténtico. Ella, con su gesto,nos enseña a vivir el Evangelio. Ella nos es un gran modelo.Es un buen ejemplo a seguir.Pero para ser capaces de realizar un acto como el suyo, de una generosidad y de una gratuidad, casi ilimitadas, hace falta tener una caridad extraordinaria y una gran fe y una grandísima confianza absoluta en Dios que , así como se preocupa del sustento diario de los pajarillos, llegado el caso, también se preocuparía de uno de nosotros.

    Jesús, en su predicación en Galilea, ha repetido muchas veces la palabra "anda"..."Anda, no peques más". La Virgen le habrá repetido muchas veces esta palabra antes de mandarlo a la escuela.Yo me imagino a María como cualquier madre cristiana, pobre, ocupándose personalmente de su Niño.
    Ha rezado con Él las oraciones de la mañana; como eran hebreos, rezaban con los Salmos: "A Tí levanto mis ojos". La Madre se lo enseñaba cantando mientras lo lavaba y lo peinaba, le ponía una ropita limpia cada mañana, probablemente con algún remiendo, después le daba un sencillo desayuno, Jesús se lo comía todo porque su Madre lo estaba mirando con mucho amor.En un pequeño canastillo llevaba su merienda; lo cubría de besos,y le decía: anda, hijo mio, pórtate bien.
    Por eso el "Anda del Evangelio", que es el "Anda del Corazón de Jesús", se parece tanto al "anda" de su Madre,,,El "Anda " del Evangelio es el Corazón de Jesús Madre, despertando, aseando, curando, vistiendo alimentando y besando a sus hijos para que vayan contentos al campo que tienen que cultivar... Después, Jesús nos dirá:"Anda," "levántate"..SÍGUEME .

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