miércoles, 3 de junio de 2015

3 junio: Para que tengan vida abundante

Sentir con los sentimientos de Jesús
          Saber llorar con los que lloran y reír con los que ríen; ser bondadosos sin envidias ni sospechas, sin ambición ni egoísmo, soportándolo todo… (cf. 1Co 13, 4-8) Tener nosotros, dentro de nosotros, los mismos sentimientos del Corazón de Jesús… Eso es AMAR.
          Mirar a Jesús en sus modos, expresiones, actuaciones, etc., parándonos detenidamente cuando leemos el Evangelio, para no quedarnos es la piel exterior de una narración sino metiéndonos en los entresijos del Corazón.
          Porque el Corazón de Jesús es JESÚS mismo, yendo, viniendo, actuando y sintiendo.
          Danos, Señor, un corazón semejante al tuyo

PARA QUE TENGAN VIDA ABUNDANTE
          Tobit (3, 1-11, 24-25) sufría su ceguera y las humillaciones de la incomprensión y se echó a llorar, mientras rezaba entre sollozos. Pedía a Dios la compasión y la ayuda, y que no llevara el Señor la cuenta de sus pecados.
          También ese día –a distancia- Sara, la hija de Ragüel sufría las humillaciones de una criada de su padre. Sara se había casado 7 veces y habían ido muriendo sus 7 maridos. La criada, a la que un día regañó Sara, le acusó de haberlos matado, y la maldijo para que no tuviera nunca descendencia. Sara oró amargamente a Dios.
          Y Dios envía al arcángel Rafael que va a ser decisivo en la solución de ambas desgracias, la de Tobit y la de Sara. Hoy aqueda el suspense de la solución, que se irá desenvolviendo en días sucesivos.
          Coincide el evangelio (Mc 12, 18-27) con el tema de los 7 maridos, en una nueva trampa en la que los saduceos –hoy le toca a los saduceos- pretenden ridiculizar la idea de resurrección que expresa Jesús. Según la ley al morir un marido debía casarse con la viuda el hermano del difunto para dar descendencia al muerto. Rizando el rizo presentan un caso de siete hermanos que van casándose con la viuda del anterior. Y la pregunta capciosa es: “en la resurrección, ¿de cuál de los 7 será mujer?
          Jesús responde en otra dimensión: en la otra vida no hay marido y mujer sino que todos vivirán como ángeles del cielo. Porque Dios no es Dios de muertos sino de vivos.

          Aparte de esas disputas de otros tiempos, lo que puede sernos útil es esa expresión de Jesús. Dios es Dios de vivos. El mismo Dios que sale al paso del dolor de Tobit y de Sara y va a ser quien abra la luz en medio de la tiniebla que están padeciendo.
          También nosotros estamos asistiendo a un pensamiento cerrado de  una sociedad que niega a Dios o prescinde de Él, y se va acostumbrando a una “muerte de Dios”…, a pensar que a estas alturas de la historia Dios ya no es necesario. Estamos en una coyuntura en la que también se niega la resurrección, el espíritu, los valores espirituales… Una coyuntura de un dios de muertos…

          La oración tiene que ser también redentora en esta coyuntura, y hemos de ser testigos en vida y estilo de actuación, de un Dios de vivos que da vida y al que se llega desde la vida. Oración, por supuesto, pero también –como dice la gente- con el mazo dando…; obras son amores…, y necesitamos ahondar más en nuestras obras, nuestros compromisos, nuestra sinceridad cristiana. Es que encontrar el equilibrio no es fácil, y menos cuando podemos habernos acomodado en nuestro vivir como “buena gente”, pero aun un tanto “distantes” de las llamadas evangélicas de Jesús. Hará falta un análisis a fondo de nosotros mismos y de esa necesidad de mostrar a nuestro ambiente que DIOS ES DIOS DE VIVOS, un Dios de quienes luchan por tener una vida exuberante.

1 comentario:

  1. Siempre tenemos que examinarnos a fondo por ver si somos testigos de verdad, si somos capaces de "predicar con el ejemplo. Jesús hablando con los saduceos, distingue dos realidades:las terrenales y las celestiales. Él, está sentado a la derecha de Dios Padre. En Él encontramos vida y esperanza; con Cristo la vida acaba en resurrección. Si creemos en Él y nos adherimos a Él, ya participamos de su vida.Él vive en nuestra historia; tenemos que aprender a descubrirlo. Sólo Él tiene la clave del futuro y sólo Él puede restablecer el Orden en este mundo desquiciado. Entre tanto, nos irá animando con "Recordatorios" y su Santo Espíritu, el Paráclito, estará siempre junto a nosotros como el Recordador de su Palabra .

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