domingo, 31 de agosto de 2014

31 agosto: PALABRA QUE CALA

La lucha del Reino
                Desde la 1” lectura de Jeremías, (20,7-9) en este 2 DOMINGO PAR DEL TIEMPO ORDINARIO, lo qu se está mascando es la lucha que supone vivir fiel a la Palabra de Dios. Jeremías, de una parte ha sido seducido (enamorado) por Dios, y de su parte se ha dejado ganar. “Me forzaste y me pudiste”. Dio fuerza con correas de amor, y naturalmente Jeremías quedó “atrapado” en esas ligaduras. Pero esas mismas correas le convierten en el hazmerreír del pueblo y de los sacerdotes, que no soportan la profecía de Jeremías. Y el profeta se ve obligado a clamar “destrucción” porque era el aviso que Dios quería trasmitir al pueblo para su conversión. El resultado fue que su fidelidad a la Palabra le creó oprobio y desprecio de los dirigentes. Por un instante Jeremías sintió la tentación de dejar a Dios, de n o dejarse guiar por Él… Pero se dio cuenta que la realidad e su vida estaba como ligada vitalmente a esa Palabra, que le ardía en su pecho y también en sus entrañas. De una parte, creaba ardor. De otra le penetraba sus mismos huesos y no podía separarse de ella, Intentaba contenerla, y no podía.
                Una escena similar se desenvuelve en el Evangelio (Mt 16,1-27). Pedro ha recibió una revelación íntima de Dios y ha declarado a Jesús “Mesías, hijo del Dios vivo”. Por ello ha merecido una distinción de Cristo, por la que Simón queda convertido en PIEDRA (=Pedro), columna de la Iglesia.
                Pero esto no es tan sencillo, porque sabe Jesús que aunque lo haya proclamado Mesías, los Doce está muy lejos de atinar con el Mesianismo de Jesús. Y toma la palabra y les presenta el cuadro: “El Hijo del hombre va a padecer a manos de los sacerdotes, que le entregarán a los gentiles y le matarán”, Es una bomba. Y Simón, como Jeremías, lucha entre el estar enamorado de Jesús y nada conforme con lo que anuncia Jesús. Y se siente con la autoridad moral de recriminar a Jesús lo que ha dicho. Lo retira del grupo y le lee la cartilla: Señor: eso no puede ocurrirte. Y Jesús, aunque se haga el hazmerreír de ser Mesías e ir a padecer, zangarrea sin manos a Simón (y ahí han de aprender los otros Once), y le dice lo más duro que cabía decirle en dos palabras: APARTATE DE MI…; ERES SATANÁS tentador. Y me haces tropezar.
                Pedro querría que se lo tragara la tierra. Se le volvió su palabra en oprobio y desprecio. Y aunque por una parte hubiera decidido “no med acordaré más de Él”, era mucho más fuete ese ardor de su alma que le llegaba a sus huesos, porque el que no podía ahora tirar la toalla.
                Jesús tuvo que repetirles una vez más las condiciones de ESTAR CON ÉL, de SEGUIRLO A ÉL, y les puso por delante LA CRUZ como camino de seguimiento; el vacío de las propias ideas como vehículo de alcanzarlo todo; y el menos aprecio del mundo entero si es que se quiere dar plenitud al espíritu. Y que así sea el Espíritu quien dicte, y no las reacciones humanas,
                San Pablo (Rom 12, 1-2) pondrá concreción a esas condiciones de Jesús y pedirá a sus fieles a vivir el sentido máximo de correspondencia al amor, ofreciendo los propios cuerpos –LA PERSONA TODA- como hostia viva y agradable a Dios. TODA LA PERSONA… No se puede vivir la donación de uno mismo a Dios con un media entrega, una pretensión de “mesías” a la medida de cada uno, una “religión” en la que cada cual atempere a su modo la forma de seguimiento del Señor. Hay que transformar la mente; renovarla  (hacerla NUEVA), para que sepáis discernir lo que es LA VOLUNTAD DE DIOS, LO BUENO, LO QUE LE AGRADA, LO PERFECTO, He aquí la formulación práctica de un reconocimiento de Jesús-MESÍS, HIJO DEL DIOS VIVO.
                SABER – DISCERNIR LA VOLUNTAD DE DIOS. Y eso tiene unos escalones que van elevando: primero es LO BUENO. Pero eso se queda corto. Queda un nuevo paso: buscar y vivir LO QUE AGRADA A DIOS (que fue lo que Jesús dijo de sí, para expresar su modo de vida), hasta llegar a LO PERFECTO. Y “lo perfecto” es lo maduro, lo adulto, lo comprometido lo que ews el verdadero CULTO A DIOS COMO DIOS.

                Si mi alma está sedienta de Dios hemos de asimilar esta Palabra…, todas estas palabras que la Liturgia de hoy no pone a las claras. Las palabras que tendrán sentido cuando se hagan PAN de Eucaristía y las podamos devorar con el alma hasta que nos hagan sentir ardor (porque no son fáciles), pero hasta que sintamos que no podemos ya deshacernos de ellas porque nos han entrado hasta en los huesos.

sábado, 30 de agosto de 2014

30 agosto_TALENTOS

Las respuestas de las personas
                Hoy llegamos a una parábola “de final” tan sencilla y conocida como fácil de entender. Jesús hace un verdadero “estudio fotográfico de la humanidad, como concentrada en tres tipos de personas: los de grandes capacidades y decisiones; la gente normal, igualmente decidida y laboriosa, y al tipo zángano que no se mueve ni por ayudarse a sí mismo. Y lo expresa con esa parábola que llamamos de los talentos, y que lo mismo se podría llamar de las respuestas a las capacidades recibidas.
                Un hombre se v a marchar al extranjero, pero no se conforma con que todo y todos vayan a quedar cruzados de brazos durante su ausencia. Y reúne a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes. Buen psicólogo, encargó a cada cual según su capacidad. Y nos quedan tres iconos: uno a quien se le entregan 5 talentos; otro, al que le da 2. Y uno al que le deja uno, Y se marcha.
                El que recibió 10 se pone de inmediato a negociar. Y su trabajo e interés le da buenos resultados, de modo que duplica lo recibido. Tenía capacidad y la pone al servicio. El que recibió dos hace lo mismo y pronto ve sus capacidades premiadas con otros dos que ha ganado. Y el de un talento se va y lo entierra, no sea que se le pueda perder. No negocia, no compromete nada, no aprovecha sus capacidades (aunque fueran pocas). Y se queda cruzado de brazos. Por boca cerrada, no entran moscas…, o más vale pájaro en mano que ciento volando.
                Se me vine a la mente la fábula de la cigarra y la hormiga. La hormiga trabaja; la cigarra canta o chirría. Luego se verán los resultados.
                Y el “luego” se produce al regresar al amo y pedir cuentas. El que más recibió y más ganó, y el que recibió menos y ganó otro tanto, el amo les dedica las mismas palabras de alabanza: Siervo bueno y fiel y cumplidor¸ pasa al Banquete de tu señor. Jesús está presentando ese momento final en que se rinden cuentas “de la administración” de lo recibido durante la vida. Al final recibirán ese premio de su buena administración. Da lo mismo 5 que 2 cuando se ha recibido 5 o 2 y cada uno rindió según su posibilidad. Al final de la vida, la hormiga descansa tranquila. Ha hecho en verano lo que tenía que hacer.
                Al final llega el pusilánime, el que vive del miedo, el que se refugia en su “no puedo”…, que se ha limitado a poner a buen recaudo el talento recibido. Y con él, sin haber sacado provecho alguno, viene a entregarlo y a justificarse de la forma más absurda que puede hacerse: porque sé que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces. Era el argumento al revés de lo que quiere decir el aturullado individuo que no ha hecho nada, que se ha pasado la vida entre el “yo no sé”, “no puedo”, “no me comprometo”… Es el típico pusilánime o comodón que deja de hacer por temor a equivocarse, y precisamente ahí es donde se equivoca. “Siervo inútil y holgazán; por tu boca te condeno. Podías –al menos- haber puesto mi dinero en el Banco y yo hubiera recuperado algunos intereses”. Ni siquiera se le hubiera pedido que duplicara…, pero sí que hubiera hecho algo.
                Por eso ese talento desperdiciado, ¡que le entregue al que tiene ya 10. ¿Por qué? Porque ese es de fiar. Y el que nada hizo, ha llegado al momento de dar cuentas y no ha rendido nada. No entra al Banquete. Queda echado fuera. Y ahí tendrá el llanto, cuando ya no tiene remedio.
                Jesús previene, avisa, pone comparaciones, pretende incitar a una actitud. Lo que no admite son las pasividades y las justificaciones. Nadie puede decir “no puedo” mientras tiene algo en sus manos. Porque –aparte de ser una postura muy cómoda, para que otros le den la solución hecha- se van anulando cada vez más.

                San Pablo insiste -1Co 1, 26-31- en el valor del pobre, débil, necio (a los ojos del mundo).  Insiste en que se miren esos cristianos de su comunidad y que se descubran a sí mismos: ni sabios, ni aristócratas, no poderosos en lo humano. Todo lo contrario: lo necio del mundo se escogió Dios para confundir  a los sabios; lo débil del mundo para humillar a lo fuerte. Más aún: a la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta, de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor. Vuestra sabiduría, justificación y redención ya las ha realizado Cristo. Y por eso, quien se gloría, que se gloríe en el Señor.
                Un canto a la humildad y a la grandeza. Lo humilde es lo nuestro (aunque sea un solo talento). La grandeza es de Cristo y es de Dios, que hasta con un solo talento se conforma, con tal que lo pongamos a fructificar.

                Pienso muchas veces cuántas ocasiones nuestras Eucaristías deberían ponernos en movimiento para hacer rendir nuestras capacidades humanas y espirituales, porque deberían ser un acicate poderoso para salir alimentados y fortalecidos  para rendir cuentas de nuestros cinco, dos o un talento. Nunca enterrados ni dejados ahí dormir por esa pusilanimidad de los que se limitan a ser piadosos. ESTAMOS LLAMADOS A MUCHO MÁS.

viernes, 29 de agosto de 2014

29 agosto: Las diez jovencitas

SABIDURÍA Y NECEDAD
                Hoy conmemora la Liturgia el martirio de San Juan Bautista, n el rango de “memoria”, lo que significa que es una celebración de las muchas que se dedican a los santos. Y por tanto, según las orientaciones litúrgicas, la LECTURA CONTINUADA tiene preferencia (no siendo lugares o títulos de Iglesias que estén dedicadas o celebren esa “memoria”).
                Sigo, entonces esa lectura continua (Mt 25, 1-13), que ha entrado en un capítulo evangélico de mucha importancia, por cuanto mira a esa preparación con que hemos de llegar al momento final.
                Hoy lo dibuja Jesús como el caso de diez muchachas, cinco de las cuales son previsoras. Se les anuncia la llegada de sus novios y van a recibirlos. Pero los novios no llegan enseguida y conforme anochece, se van durmiendo todas. [La vida diaria que adormece y hace perder intensidad, a la vez que no se deja de tener la ilusión del encuentro]. A la medianoche, por fin [al final de día de la vida] se anuncia ya la llegada inmediata de los novios. Las diez se ponen en pie, se atusan sus cabellos. Con el paso de las horas anteriores se han apagado sus lámparas y las previsoras sacan sus alcuzas, rellenan sus candiles con el aceite y encienden sus lámparas, y van a salir al encuentro. Las otras cinco no habían previsto y no tienen aceite… Y ya tenemos el cuento de la cigarra y la hormiga. Ahora piden aceite prestado a las otras, y esas que supieron prevenir responden que no pueden dar aceite, no sea que se queden sin él unas y otras.
                [Más de una vez se ha tildado de egoístas a las 5 muchachas que habían previsto y venían preparadas. ¿Qué les costaba dar un poco de su aceite? Pero Jesús está poniendo una parábola que responde a una realidad: a la “medianoche” de la vida, cada alma tiene en su haber lo que ha preparado durante su vida. Y la bondad que vivieron, el perdón que otorgaron, los sacrificios que se impusieron, el dominio de sus pasiones…, es algo que no se puede prestar al que vivió divirtiéndose, orgulloso, rencoroso, violador, ladrón o asesino… Cada uno se encuentra con su propio “candil”. Y quien ni tuvo aceite en su vida, no puede pretender ahora inventarlo o que se lo den. ¡Porque es imposible traspasar las buenas obras!].
                Las que estuvieron preparadas salieron al encuentro del novio, [bella forma de expresar Jesús el momento de la muerte], entraron al banquete (la plenitud del Reino), y se cerró la puerta.
                Cuando llegaron las otras se encontraron la puerta cerrada y, cuando llaman, desde dentro y con la puerta cerrada escuchan la terrible vos: No os conozco. Ahora les toca llorar lo que antes rieron sin deber. [La hormiga está dentro; la cigarra queda ahora a la intemperie].

                Clave de entendimiento es la 1ª Lectura (1Co 1, 17-25), en la que Pablo establece los baremos de sabiduría y necedad, tan distintos según los ojos con que se miren: lo que para el vulgo mundano es saber vivir, para el cristiano es no saber, porque la única sabiduría que entiende el creyente en Cristo es la sabiduría de la cruz de Jesucristo. Jesús, a los ojos del mundo, no supo vivir. Para el creyente en Cristo, eso que hace y vive y enseña Jesús es la verdadera sabiduría y la verdadera fuerza. Cierto que se puede ver –desde otros ojos- como debilidad, pero lo débil del mundo se escogió Dios para confundir la sabiduría del mundo. Hay, pues, otro baremo. Las 5 muchachas que se sacrificaron pudieron ser tildadas de “tontas” durante su vida. Ahora ellas han sido las verdaderas inteligentes…, las que se encuentran con el novio que –también él, por su parte-, les sale a ellas al encuentro. La debilidad del mundo es la fuerza de Dios. La necedad del mundo es sabiduría de Dios.
                Ahora se entiende mucho mejor a Juan Bautista, degollado porque tampoco él supo vivir al ritmo del “baile y la fiesta” de un Herodes incapaz de ser dueño de sus actos. Herodes lo encarceló porque Juan le reprochaba que viviera amancebado con su cuñada. La cosa es que Herodes respetaba a Juan y hasta le consultaba. Pero lo que no es vivir la verdad, quiebra malamente cuando la fiesta, el jolgorio, ponen ebrio y sensual. Y Herodes fue uno de esos. Bailó Salomé, la sobrina, y Herodes cayó en su trampa, y fue más allá de lo sensato, prometiendo un premio por tal baile. Salomé preguntó a su madre, y Herodías –que odiaba a Juan y quería acallarlo- incitó a la hija a pedir que en ese momento le entregaran en un plato la cabeza del Bautista. Disgustó a Herodes la petición pero había ido tan lejos en su borrachera y promesa, que mandó a un verdugo ejecutarla.

                Una vez más tenemos al “necio” Juan y al “sabio” Herodes. Juan, según la sabiduría de la fidelidad, la honradez, el día a día según Dios… Herodes, un icono del mundo, cuya sabiduría es tan necia como vivir de la fiesta, de lo sensual, de la alabanza de los cortesanos… Realmente se ve a las claras dónde está lo sabio y dónde lo necio… Hemos entrado en otra dinámica. Pero esa es la dinámica del Reino y la que enseña Jesús en su parábola, para enseñarnos a vivir según los nuevos valores del Evangelio.

jueves, 28 de agosto de 2014

ZENIT: La división, pecado grave

'En la comunidad cristiana la división es un pecado grave'
Este miércoles se retomaron las audiencias en la plaza de San Pedro. El Papa habla de la unidad y la santidad de la Iglesia en la catequesis
 27 de agosto de 2014 (Zenit.org) - La plaza de San Pedro ha acogido nuevamente a los fieles reunidos para escuchar la catequesis semanal del Santo Padre, en ocasión de la audiencia general, tras dos semanas celebradas en el Aula Pablo VI. Esta mañana, los miles de peregrinos venidos de todas las partes del mundo, esperaban a Francisco, a quien han recibido con alegría y entusiasmo a su llegada. Una banda de música y los gritos de 'Viva el Papa' han acompañado el recorrido del papamóvil. Mientras, el Pontífice se detenía a saludar y bendecir a los fieles, especialmente a los niños.
Esta semana, el Papa ha seguido con la serie de catequesis sobre la Iglesia, hoy centrada en el "una y santa" que profesamos en el Credo.
En el resumen de la catequesis hecho en español por el Santo Padre, ha dicho: "Queridos hermanos y hermanas: Cuando recitamos el 'Credo', decimos que la Iglesia es 'una' y 'santa', aunque sabemos por experiencia que también está compuesta de pecadores y que no faltan divisiones. Jesús, antes de su Pasión, pidió por la unidad de sus discípulos: 'que todos sean uno'. Nos confía así su deseo de que la unidad sea una de las notas características de nuestra comunidad. Los pecados contra la unidad no son sólo los cismas, sino también las cizañas más comunes de nuestras comunidades: envidias, celos, antipatías … Esto es humano, pero no es cristiano. En una comunidad cristiana, la división es uno de los pecados más graves, porque no permite que Dios actúe. Es el diablo el que separa, destruye las relaciones, siembra prejuicios. Lo que Dios quiere es que seamos acogedores, que nos perdonemos y nos amemos para parecernos cada vez más a Él, que es comunión y amor. En esto consiste la santidad de la Iglesia: en reproducir la imagen de Dios, rico en misericordia y gracia.
A continuación, el Papa ha saludado a los peregrinos de lengua española, "en particular a los grupos provenientes de España, Venezuela, Chile, Argentina, México y otros países latinoamericanos". Así Francisco ha indicado que "mañana tendrá lugar en los jardines del Vaticano la colocación de una imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba. Saludo con afecto a los obispos de Cuba, venidos a Roma para esta ocasión, a la vez que les pido hacer llegar mi cercanía y bendición a todos los fieles cubanos. Que Jesús les bendiga y la Virgen Santa les cuide".

Después del resumen y los saludos en cada lengua, Francisco ha dirigido un saludo especial a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. Además, ha recordado que hoy celebramos Santa Mónica, madre de San Agustín. Por eso, ha pedido que "su amor por el Señor indique, queridos jóvenes, la centralidad de Dios en vuestra vida; y anime a los queridos enfermos, y a afrontar con fe los momentos de sufrimiento y estimule, queridos recién casados, a educar cristianamente los hijos con los que el Señor quiera donar".

28 agosto: San Agustín se preparó

Preparados y preparándose
                Hoy entramos en parábolas que nos ponen las pilas en orden al momento final de cada cual, a lo que Jesús llama bellamente: el encuentro con el Señor, que “se disfraza” de amo, esposo, padre, viñador…
                Mt 24, 42-53 nos lo presenta como el amo de una casa, en la que tiene criados que están ahí para servirle y para vivir entre ellos una camaradería. El amo les da mano libre para tener su casa en orden, y que ese orden se mantenga también cuando él está ausente. Y el Señor nos advierte de la importancia de estar siempre en orden, porque el amo se presenta en cualquier momento, sin necesidad de previo aviso, porque viene a su casa. Y con ese ejemplo por delante, advierte a los suyos que siempre estén preparados para el momento de su llegada. Y como Jesús es muy amigo de presentar las cosas gráficamente, pone el ejemplo del ladrón, que evidentemente no avisa cuando va a robar. Porque si el dueño de casa supiera cuándo va a llegar, ya se pertrecharía para que no le abriera un boquete.
                Y sigue su descripción gráfica con dos formas de actuación de criados: unos, que permanecen en sus puestos y en orden, que es reconocido, alabado y premiado cundo el amo llega a la casa. El amo, que ve que han sido fieles en tareas de menor responsabilidad, ahora les encarga de la administración.
                El que es fiel y lo es con el ano delante o sin el amo, se gana la confianza,
                Otro caso es el de los sirvientes que aprovechan la ausencia del amo para armar una orgía, que acaba en peleas entre ellos mismos, golpeándose y maltratándose. Y en esto, aparece el amo y ve el panorama. De inmediato ve que esos criados no son dignos de confianza. No han aguardado en orden y no se han respetado entre ellos. [Creo digno de atención este detalle, que hace una alusión expresa a la relación social; no sólo se trata que el amo sea bien servido, sino que el buen trato entre ellos forma parte del buen servicio].
                ¿Qué hace ahora el dueño de casa? No puede fiarse de esos hombres y mujeres. Y a los que no han sido fieles, los echa de su casa. “Fuera”. Y fuera, cuando han perdido el empleo…, cuando han quedado en malas condiciones, ahora viene el llanto, el arrepentimiento inútil, el rechinar de dientes, el caer en la cuenta de lo mucho bueno que tenían y con qué estupidez lo han perdido.
                Jesús no está contando un cuento sin más. Está expresando una posibilidad, y la cuenta para que nos pongamos en el primer caso y seamos de quienes vivimos siempre preparados. Y eso es el día a día. Precisamente porque no sabemos el día y la hora en que se verifique ese encuentro con el Señor.

                San Pablo escribe su primera carta a los fieles de Corinto. Se presenta como apóstol de Jesucristo por voluntad de Dios. Por tanto, como quien no es un intruso predicador, de los que tantos había. Y hace con la comunidad de sus fieles lo que aquel “amo” de la parábola: los ensalza por su buen comportamiento. Incluso abre su carta a otros creyentes más que –en cualquier lugar- invocan el nombre de Jesucristo. Da gracias el Apóstol por ellos…, los tiene presentes, y los alaba por lo dones con que han sido enriquecidos: No carecéis de ningún don quienes aguardáis la manifestación de nuestro Señor Jesucristo. Estamos, pues, en el primer caso de la parábola de Jesús.
                Basta con avanzar en la lectura de la carta para observar que todo el monte no era  orégano. Y que Pablo tuvo que avisar muy seriamente a una de sus comunidades, porque las cosas no funcionaban debidamente. Pablo les advierte. Quiere decir que todavía les queda tiempo para prepararse, pero HAY QUE PREPARARSE. Lo que no se puede es presentarse en la última hora -¡y última hora es la que ya no tiene un “después” posterior!- sin haber arreglado cuentas…, sin haberse preparado,
                O sea: la vida ha de ser un IR PREPARÁNDOSE sin descanso. Y el día y la hora –cuando nadie la espera- en que Jesús se presenta ante cada persona, ya se está dispuesto. Y el Amo bendecirá y dignificará a esos “criados” que han sabido estar en su puesto y en su orden.


                Hoy celebramos el día de San Agustín: vivió mucho tiempo fuera de ese orden. No le salió entonces al encuentro definitivo el Señor. Le salió de otra manera. El libro de las Confesiones es una maravilla, digna de leer y pensar, porque nos muestra el proceso de un criado que fue entrando en razones y –por la paciencia de su madre y del AMO…- acabó encontrando su puesto entre los criados fieles del Señor. HA SIDO HECHO ADMINISTRADOR de las cosas del Señor. Una pléyade de almas le siguen en su buen hacer, bajo su buena orientación y fidelidad a su Señor y a su Dios.

miércoles, 27 de agosto de 2014

27 agosto: Lecciones prácicas

AMOR-TEMOR
                Acaba hoy ese capítulo 23 de San Mateo, cuando Jesús enfrentó ya el tema de las actitudes de los fariseos. Aquella secta muy religiosa y muy cuadriculada, tan llena de preceptos, de los que una gran mayoría los habían elaborado ellos. A veces, a parir de preceptos auténticos como el del descanso sabático. Otras, ideadas por ellos en un afán de prohibir/mandar como base de su sistema. Por eso había una oposición frontal a Cristo –y de Cristo con ellos- porque Jesús apuntaba al interior y le importaba el interior: lo que sale del corazón, y no el pago material de un diezmo de semillas, y de normativas de ese estilo. Ni siquiera de las exageraciones asfixiantes del “sábado” en que los fariseos no dejaban vivir. Otra cosa es si ellos vivían y cómo vivían.
                De ahí que Jesús les aborde hoy como sepulcros encalados, muy blancos por fuera, pero y se sabe que un sepulcro encierra huesos y podredumbre. Y esa comparación de Jesús responde perfectamente a ese epíteto repetido con que Jesús les califica muchas veces: hipócritas, farsantes. Como esos sepulcros que aparecen por fuera tan limpios…: por fuera parecéis justos; por dentro estáis repletos de hipocresía y crímenes.
                Y luego viene otra acusación menos clara a nuestras mentalidades: levantáis mausoleos a los profetas que vuestros padres mataron. Con lo cual os hacéis cómplices de las acciones de ellos, vuestros padres. Pero expresiva a una mentalidad tan tribal, de clanes, donde cada persona es responsable de lo bueno o lo malo de todo el clan, y viceversa.

                San Pablo concluye su 2ª carta a los fieles de Tesalónica (3, 6-10; 16-18), y es como un venir y bajar a las realidades “pequeñas”, que es donde se muestra la verdad de lo que se lleva dentro, Porque basta ser decente para no caer en algo más “gordo”. Pero hay que tener finura de alma para llevar la fe y la práctica a los pequeños o normales detalles de la vida.
                Una aplicación: no tratéis con hermanos que llevan una vida desordenada. No es de poca monta el consejo. Y sirve muy bien para mjuy buenas personas de hoy, que sueñan con hacer un bien a otras de no tan buenas costumbres. Y es mucho más habitual que los de buenas costumbres se infesten, que los de malas costumbres se corrijan. Y Pablo advierte que no se entremezclen con esos hermanos que no andan por derecho. No está de más aprender la lección. Encomendar a esos hermanos a quienes puedan ayudarles, pero no perjudicare a sí mismos quienes ya caminan bien.
                Otra advertencia: El que no trabaja que no coma. Ya se entiende que se habla de quien no quiere trabajar y puede trabajar. Y Pablo dice: “Así lo he hecho yo; seguid mi ejemplo. Trabajé y me cansé con la labor de cada día”. Es su gozo, su noble orgullo y su enseñanza.
                Y no es en balde, ni se queda tan lejos esa afirmación. Porque sigue habiendo quienes pueden aportar su trabajo, ganarse el pan que se comen, aportar al bien del conjunto…, pero se han metido en ese fanal de cristal, y dejan a los otros para que los otros trabajen. Ellos nunca tienen tiempo ni “posibilidad”. De ahí el dicho: “Cuando necesites una ayuda, no la pidas a quien nada hace, sino al que está ocupado”.
                Desde ahí, una despedida muy propia de un cristiano: Que LA PAZ del Señor esté siempre con vosotros en todo lugar. Y firma de su mano lo que ha puesto un amanuense en el papel. Esa contraseña que avala todo lo dicho en el escrito.

                Hoy se dialogará el Salmo 127. Es una pena que los traductores pretendan mantener la “fidelidad” a la letra en vez de la verdad del sentido, que daría una versión mucho “más literal” por expresar mejor la mente de quien lo escribió. Dichosos los que temen al Señor es una traducción que “molesta”. Porque no puede ser dichoso quien “teme”. A cualquier conocedor de la Sagrada Escritura le consta que tantas veces se habla de ese “temor” se hace un paralelismo con el AMOR. Y que, por tanto, la verdadera expresión bíblica es: Dichoso quien ama al Señor. Precisamente por eso sigue sus caminos (como buen amante)…, y todo le va bien Y todo eso es la bendición del hombre que AMA  al Señor. En efecto: ¡bendición!; no una amenaza del “temer”.
                No se equivocó el autor sagrado. Aquella lengua hebrea no le permitía este juego amplio de matices que tenemos nosotros. Nosotros podemos hablar de la relación de amigos, y es una forma de amor sin más calificativos. Hablar del amor a un padre (y lo que era eso en una sociedad patriarcal), exigía otro tipo de amor respetuoso, No se puede tratar a un padre como a un “colega”, porque no lo es. Es un padre. Y eso requiere una forma reverencial, respetuosa. Pues bien: la “reverencia” es palabra que proviene de un verbo latino que expresa un cierto modo de temor en el amor. Por eso se reverencia lo sagrado. Porque “lo sagrado” rebasa lo de “colega”.

                ¿Es verdad que hoy el mundo anda de cráneo porque no hay temor? Sí, es verdad. Pero todos convenimos en que la vida no se resuelve por la amenaza y el temor. Que lo que hoy falta es RELIGIÓN…, AMOR A DIOS, relación a un referente superior ante el que se detiene la falta de educación y de respeto, y la sobra de orgullo endiosado.

martes, 26 de agosto de 2014

ZENIT: Ángelus:ser piedras vivas

Texto completo de las palabras del papa Francisco en el ángelus
Jesús nos invita como con Pedro, a ser piedras vivas de la comunidad que Cristo quiere construir, de la cual Él es piedra angular y Pedro fundamento visible de la unidad
 24 de agosto de 2014 (Zenit.org) - Antes de rezar la oración mariana, ante una plaza de San Pedro repleta, el santo padre Francisco dirigió las siguientes palabras.

«Queridos hermanos y hermanas, el evangelio de este domingo es la celebre parte central de la narración de san Mateo, cuando Simón en nombre de los doce, profesa su fe en Jesús como “el Cristo, el Hijo del Dios viviente”; y Jesús llama 'beato' a Simón por esta fe que tiene, reconociendo en ésta un don especial del Padre, y le dice: 'Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia'.
Detengámonos un momento justamente sobre este punto, sobre el hecho que Jesús atribuye a Simón este nuevo nombre: 'Pedro', que en el idioma de Jesús se dice 'Kefa', una palabra que significa 'roca'. En la biblia este término 'roca' se refiere a Dios. Jesús lo atribuye a Simón no por sus cualidades o méritos humanos, pero por su fe genuina y sólida que le viene desde lo alto.
Jesús siente en su corazón una gran alegría, porque reconoce en Simon la mano del Padre, la acción del Espíritu Santo. Reconoce que Dios Padre le dio a Simón una fe en la que se puede confiar, sobre la cual Jesús podrá construir su Iglesia, o sea su comunidad. Como en todos nosotros.
Jesús tiene en su ánimo dar vida a su Iglesia, un pueblo fundado no más sobre la descendencia, sino sobre la fe, o sea sobre la relación con Él mismo, una relación de amor y de confianza. Nuestra relación con Jesús construye la Iglesia.
Y por lo tanto para iniciar con su Iglesia Jesús tiene necesidad de encontrar en los discípulos una fe sólida, confiable. Es esto que Él debe verificar en este punto del camino.
El señor tiene en mente la imagen del construir, la imagen de la comunidad como un edificio. Por ello cuando escucha la profesión de fe simple de Simón, lo llama 'roca', y manifiesta la intención de construir su Iglesia sobre esta fe.
Hermanos y hermanas, lo que sucedió de manera única con san Pedro, sucede también con cada cristiano que madura una fe sincera en Jesús el Cristo, el Hijo del Dios viviente.
El evangelio de hoy interpela también a cada uno de nosotros: ¿Cómo va tu fe? Cada uno dé una respuesta en su corazón. ¿Cómo va tu fe, cómo es?
¿Qué encuentra el Señor encuentra en nuestro corazón?, un corazón firme como la roca o un corazón arenoso, o sea dubitativo, desconfiado, incrédulo. Nos hará bien durante el día de hoy pensar sobre esto.
Si el Señor encuentra en nuestro corazón una fe, no digo perfecta, pero sincera, genuina, entonces Él ve también en nosotros a piedras vivas con las cuales puede construir su comunidad. De esta comunidad, la piedra fundamental es Cristo, piedra angular y única. Por su parte Pedro es piedra, en cuanto fundamento visible de la unidad de la Iglesia. Pero cada bautizado está llamado a ofrecer a Jesús la propia fe, pobre pero sincera, de manera que Él pueda seguir a construir su Iglesia, hoy y en cada parte del mundo.
También en nuestros días la gente piensa que Jesús sea un gran profeta, un maestro de sabiduría, un modelo de justicia... Y también hoy Jesús le pregunta a sus discípulos, o sea todos nosotros: '¿Quienes dicen que yo sea?, ¿un profeta?, ¿un maestro de sabiduría?, ¿un modelo de Justicia?
¿Qué responderemos?, pensemos, pero sobretodo recemos a Dios Padre, para que nos dé la respuesta. Y por intercesión de la Virgen María pidamos que nos dé la gracia de responder con corazón sincero: Tú eres el Cristo, el Dios vivo. Esta es una confesión de fe, este es el Credo propiamente. Podemos repetirlo tres veces todos juntos: 'Tu eres el Cristo el hijo del Dios vivo' ». (Repite tres veces).
Ángelus...
«Queridos hermanos y hermanas, mi pensamiento va de manera particular a la amada tierra de Ucrania, que hoy celebra su fiesta nacional, a todos sus hijos e hijas, a sus deseos de paz y serenidad amenazados por una situación de tensión y de conflicto que no indica querer disminuir, generando tanto sufrimiento entre la población civil. Confiamos toda esta nación al Señor Jesús y a la Virgen, y rezamos unidos especialmente por las víctimas, sus familiares y por todos los que sufren.
Saludo cordialmente a todos los peregrinos romanos y a los que llegan desde diversos países, en particular a los fieles de Santiago de Compostela (España), los niños de Maipú (Chile), i los jóvenes de Chiry- Ourscamp (Francia) y a todos los que participan al encuentro internacional promovido por la diócesis de Palestrina.
Saludo con afecto a los nuevos seminaristas del Pontificio Colegio Norteamericano, que llegaron a Roma para realizar estudios teológicos.

Saludo a los 600 jóvenes de Bérgamo, que a pié junto a su obispo, llegaron a Roma desde Asís. Queridos jóvenes, vuelvan a casa con el deseo de dar testimonio a todos sobre la belleza de la fe cristiana. Saludo a los jóvenes de Verona, Montegrotto Terme y del Valle Liona, así como a los fieles de Giussano y Bassano del Grappa.

26 agosto: Mucho por reflexionar

EN POSITIVO Y EN NEGATIVO
                Jesucristo continuó su enfrentamiento con los fariseos. [Mt 23]. No era el intento de atacarlos ni de humillarlos. Era que Jesús se sabía ya abocado a un final y que faltaba ya tiempo para seguir intentando por las buenas que aquellos fariseos entraran en razones…, o lo que es igual: que acogieran el Reino de Dios, y que salieran de sus vacías formas religiosas. Por eso acabó su diatriba con tres aspectos muy concretos y que, desde luego, lo mismo pueden ser útiles para nosotros al cabo de 20 siglos.
                Pagáis el diezmo de la menta, el anís y el comino. Y no es que es esté mal. Lo que pasa es que eso no es aun religión. Eso es un complemento externo de algo mucho más importante, ¡que descuidáis!: la misericordia, la compasión, el derecho y la sinceridad… Y si esto no lo practicáis, lo otro queda vacío. Eso más substancioso es lo que hay que practicar.
                Ni que decir tiene que se me va a el pensamiento hacia realidades que estamos viviendo en el día a día en la expresión de fe de muchos creyentes. No es menester “señalar”, pero los lectores podrán “mirar” y ves…, una veces mirando “en derredor”; otras, sincerándose con su propia manera de vivir una religión facilona de expresiones externas. Si eso fuera acompañado por lo substancial, lo nuclear de la fe: la compasión, la misericordia, el derecho y la sinceridad, ¡bien va! Si esas características y otras de profundo sentido espiritual de relación personal con Dios y sus Sacramentos, la verdad que todas las otras exteriores piedades y cumplimientos se quedan en una burbuja vacia que, si se explota, apenas deja algo más que la piel.
                Y ahora Jesús lo expresa con una nueva manera: Guías ciegos, qu filtráis el mosquito y os tragáis el camello. ¡Enorme reflexión! Porque está poniendo el dedo en la llaga. El mosquito eran aquellos lavatorios interminables antes de comer…, aquella “parálisis de vida” en que habían convertido los sábados, y tantos preceptos más…, por cientos. Toda esa invención de ellos les era sagrada. El “camello”, lo substancial, se perdía allí. Criticaban, atacaban, están más pendientes de los fallos de los demás, carecían de compasión hacia los demás (ayer hablaba el evangelio de las cargas pesadas impuestas a otros…, de esquilmar a las viudas con pretextos religiosos…, mientras ellos no movían un dedo. [No me quedo igual al relatar estas cosas; no me limito a narrar “historia”… Me detengo en un examen de esa actitud que es tan fácil de repetir…, y que de hecho repetimos más de uno. Y que no sólo es eso sino que podemos hacernos “guías”…, aunque “ciegos”.
                 Acaba esta conversación con una advertencia muy sencilla y muy “de casa”. Aquellos fariseos lavaban platos, jarras ollas, por fuera; mientras su interior estaban ellos rebosando de robo y desenfreno. ¿Pensáis que esto es una parábola? Yo lo tengo a vista con mucha frecuencia, Veo a algunos que llegan a un comedor y empiezan a hacer una “limpia” de su vaso, su cubierto, su plato… Y una vez que se sienta a comer, critica, se expresa con malos modos… Y me digo: ¿No es esto lo que Jesús echaba en cara a los fariseos?
                Por eso, aunque existe cierto rechazo oculto a este texto por parte de personas, la verdad es que Jesús vive con los pies en el suelo, y que está retratando nuestras mismas realidades.


                En la carta a los Tesalonicenses (2, 1-3; 13-16), San Pablo les pone delante algo que tienen que cuidar: no viváis engañados como si el mundo se fuera a acabar ya. No vayáis a dormiros en los laureles, pensando que ya os vais de este mundo. Dicho en lenguaje directo: aquí hay que seguir luchando, y no vayáis a imaginaros que la vida se acaba ya y que ya tenéis recorrido el camino. Que nadie os desoriente… Manteneos firmes y conservad las tradiciones que habéis recibido de palabra o por carta: Que Jesucristo nos ha amado y nos ha regalado un consuelo permanente y una gran esperanza. Y que eso os consuele para vivir en buenas obras y palabras. Por tanto: el camino no se ha acabado. A nadie. Ni por joven ni por mayor. Ni por “católico-apostólico-romano” ni por defectuoso y pecador. El camino es camino y pide caminar. Lo que no puede perderse de vista es en qué dirección se camina- Porque ahí está el gran secreto de la vida sinceramente cristiana…, de la vida interior que conecta con la Palabra y la obra misma de Jesús,

lunes, 25 de agosto de 2014

25 agosto: AVISOS Y ALABANZAS

Un evangelio para examen de conciencia
                El Evangelio de Mt 23 está ahí para un buen examen de conciencia, y yo diría que más que de “pecados”, de actitudes. Porque lo que Jesús pone ante los fariseos son situaciones de vida repetidas. Algo que no es “esto” o “aquello” sino un modo de ser y actuar. ¡Que es lo grave! No entráis ni dejáis entrar; hipócritas que usáis la religión para provecho propio; buscando hacer a otros a la manera vuestra y el doble peor; que andáis con subterfugios “religiosos” para engañaros a vosotros mismos, con una ceguera culpable…
                Repito que esta diatriba de Jesús no es sino una buena ocasión para entrar dentro de nosotros. No son unos “hechos” lo que tenemos que descubrir, ni tienen que ser “esos” precisamente en que incurrían aquellos fariseos. La buena imaginación de cada uno de nosotros tiene que saber “transportar” a la clave personal la partitura que Jesús ha dibujado a los fariseos que tenía allí. Pero no son los únicos.

                San Pablo escribe a sus fieles de Tesalónica que forman la Iglesia de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Hay que observar la gran alabanza que les hace desde el saludo mismo de la  carta. ¡Ya se pueda decir igual de nosotros!
                Es deber nuestro dar continuas gracias a Dios por vosotros, hermanos; y es justo, pues vuestra fe crece vigorosamente, y vuestro amor, de cada uno por todos y de todos por cada uno… ¡Yo me apunto! Sería uno de los mejores títulos y alabanzas que pudieran hacer de nosotros. Que se convierta en acción de gracias a Dios algo tan evangélico y distintivo como que el amor de cada uno por los otros, y de todos para cada uno, sea algo que tenemos que soñar alcanzar. Es decir: hacer por practicar. Ponerse en serio a hacerlo realidad, porque –además de ser el mandato de Cristo, es la prueba evidente de que crece nuestra fe vigorosamente. Y éste es el orgullo noble de vosotros ante las iglesias y de la Iglesia por vosotros.
                Y no es que eso sale solo, o que salga de corrida…, porque todo el monte es orégano. No: es en medio de todas las persecuciones que soportáis. Lo cual significa que EL REINO se está haciendo realidad en vosotros: se realiza la promesa de Dios. Y vosotros padecéis por ese Reino. No se os viene “gratis” a las manos. Lo estáis padeciendo. [Todo esto es para meditarlo e irlo traduciendo, porque aquel “examen de conciencia” que podía hacerse sobre los “ayes” de Jesús a los defectos farisaicos, tienen un complemento de bienaventuranza y felicidad cuando la fe se traduce en realidades fehacientes y comprobables. Esto es lo digno de vuestra vocación para que –con su fuerza- cumpláis los buenos deseos y la tarea de la fe, para que así Jesús nuestro Señor sea vuestra gloria, y vosotros seáis gloria de Él.
                Comprendo que todo esto pueda parecer menos gustoso que una contemplación de un hecho evangélico. Y menos fácil de acoger. Pero nunca sobrará encontrarnos con exhortaciones tan profundas como ésta de Pablo a sus cristianos, que –al fin y al cabo- estaban hechos de la misma materia que nosotros. Y lo que a ellos se decía, hemos de decírnoslo nosotros. Si es el tema citado de ese amor abierto hacia todos, ya hay un punto (como hemos visto). Si es este final en que el deseo de Pablo y la vocación a la que Dios llama es gloria de Cristo para nosotros, y gloria de nosotros para Cristo, tenemos otro punto inmensamente atrayente para vivir nuestra vida cristiana, nuestra fe católica, con toda la fuerza y toda la ilusión y todo el empuje. Hay ahí mucha tela que cortar. Estimulante. Exigente. Que no sale sola. Que hay que tejer…

                Personalmente me ha hecho pensar mucho y me ha puesto en situación de discernimiento ante realidades concretas y de envergadura que pueden presentárseme. Y palpa uno la dificultad. Y saca uno la conclusión de que –con la dificultad y todo- hay que seguir adelante. Hablaba Pablo de las persecuciones como podía haber hablado de las dificultades. No siempre lo duro de una situación vine directamente de una persecución surgida desde fuera. En ocasiones son dificultades más “de cada día”, ante las que hay que tomar postura. Lo fácil y poco noble es meter la cabeza bajo el ala y preferir no afrontarlas. Lo serio y lo cristiano es hincarles el diente, aunque como aquello del Apocalipsis, luego provoquen ardor en el estómago.

                Con ello quiero ir de frente a esa acusación que hace Pablo a los fariseos: imponéis cargas que luego no las tocáis ni con un dedo. No quiero ser de quienes aprietan la tuerca y ellos se quedan flojos. Quiero expresar que cada uno nos enfrentamos a situaciones, y que lo verdaderamente honrado es ponérselas uno delante y tratar de discernir con criterio evangélico la decisión que pueda aparecer como mejor (a veces, como menos dolorosa). Y en muchas ocasiones, la salida del atolladero tiene que venir de buscar a quien –desde fuera del problema, y una vez bien informado (quizás de las diversas partes del asunto)- pueda tener una visión imparcial.

domingo, 24 de agosto de 2014

24 agosto: LAS LLAVES

LA IGLESIA
                Una homilía no es igual que una meditación. Una homilía viene marcada por la conjunción de dos lecturas que han sido puestas así para algo. Y la 1ª lectura (Is 22, 19-23) está marcando una lección de Dios sobre Eliacín, hijo de Elcías. Es elegido para darle poderes sobre el pueblo; poderes de padre de un pueblo (que no poderes cualesquiera). Y esos poderes se simbolizan en una entrega de llaves, de manera que lo que él abra o él cierre, quedará abierto o cerrado. Sobre esa imagen se abarca todo otro poder intermedio de padre de los habitantes de Jerusalén. Y será puesto ahí firmemente, como se hinca un clavo sobre seguro.
                El paralelismo con la narración de Mateo (16, 13-20) es llamativo. Hay una elección de Simón, hijo de Jonás… Una elección por la que es declarado con un nombre de “roca” firme (hincado en lugar seguro, aun contra las mismas fuerzas del Infierno), y al que  pone por delante: Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia… Y las señales de esa primacía son que a ti doy las llaves…; lo que ates quedará atado; lo que desates quedará desatado. Ya no es sobre los habitantes de una Jerusalén terrena sino sobre la futura Iglesia, esa continuidad de sí mismo en la que Jesús tiene puesta su mirada. Y en esa Iglesia, Pedro –como tal Pedro y no como Simón…, como fundamento que se prolonga en el tiempo como una base común-, Jesús fundamentará esa Iglesia que, es –en la mente de Cristo- el Reino de Dios, Reino de los Cielos que se incoa aquí en la tierra.
                Simón habló adelantándose a todos. Y Simón habló con un sentido y en realidad estaba diciendo mucho más de lo que él sabía. Sión hablaba por una inspiración directa de Dios, que le hacía traspasar su propio pensamiento y conocimiento.
                La 2ª lectura será como un coro de admiración sobre esa realidad que se ha desarrollado en los planes de Dios. ¡Qué abismo de generosidad, de sabiduría y de conocimiento de Dios! ¡Qué insondables sus decisiones y qué irrastreables sus caminos! ¿Quién conoció la mente del Señor… Para acabar en una alabanza emocionada ante el misterio que Pablo ha descubierto. Por ello: A Él la gloria por los siglos. Amén.

                En realidad debe ser esta nuestra reacción ante las lecturas de hoy: lo que la Iglesia nos quiere poner por delante, a través de su Liturgia, es la maravilla que Dios ha hecho, por Cristo, en esta nuestra tierra. Esa maravilla es LA IGLESIA, el milagro permanente de Dios para que la presencia de Cristo –permanentemente- quede hecha realidad. Y realidad que se “materializa” en los siglos a través de un Vicario…, un Pedro-Roca que permanece frente a todos os envites que vienen desde fuera. Un Pedro-Roca que se prolonga en cada nuevo Pedro que hace visible la presencia de de Jesucristo y el fundamento humano que Él que instituyó.
                ¿Estaban los 12 en el mismo nivel de Simón? ¿Habrían respondido lo mismo cualquiera de los otros Once? En la visión humana de un mesianismo de Jesús, podían coincidir. Pero ¿qué mesianismo? Incluso Simón, como Simón, no sabía todo lo que estaba diciendo. Y bien podemos barruntar que Judas, muy lejos del pensamiento verdadero, y no ya por ignorancia sino porque sus ideas se decantaron abiertamente por otro derrotero.
                Todo esto tiene mucho más valor del que puede verse a primer golpe. Porque el hecho evidente es que la Iglesia está constituida por hombres y mujeres, y que entre cada persona permanece una idea básica y unos modos y concreciones diversas. En unos, son carismas del Espíritu, que se manifiesta con la riqueza insondable de la diversidad en la unidad. En otros no hay esa unidad, y surgen facciones que no corresponden exactamente al sentido del MESÍAS DE DIOS. De ahí que la ROCA tiene que estar siempre vigilante y, en la PIEDRA ANGULAR que es Cristo, una constante efusión de Espíritu Santo, para que –aun en medio de posibles desviaciones-, aún quede a salvo que las LLAVES QUE CIERRAN Y ABREN están en manos del que ha sido constituido el PEDRO, el Vicario de Cristo, el que recibe la revelación de Dios, aunque debajo quedara el “Simón, hijo de Juan”.
                El secreto de base está en la Catolicidad universal de la Iglesia que permanecerá siempre, sin que obste que circunstancias diversas apaguen su luz en determinadas regiones geográficas. El otro GRAN SECRETO es la diferencia que puede existir en situaciones concretas entre “Iglesia” y “REINO DE DIOS, REINO DE LOS CIELOS”. Y en ese aspecto es en el que nos toca a nosotros una vigilancia extrema sobre el modo de sentir la Iglesia, sentir con la Iglesia, y vivir la Iglesia. Porque el Reno de Dios es que marca Jesús, el que queda en el Evangelio, el que hemos de perseguir cada cristiano, para que no se nos peguen polvos en el camino, veredas laterales por las que nos podamos desviar de la verdadera senda.

                De ahí la importancia de LAS LLAVES que abren y cierran y abarcan todo el espectro de la verdad revelada y de los proyectos de Dios. Todo lo cual tiene su piedra de toque en la EUCARISTÍA, ahí donde el hombre se llega a Dios y Cristo entra en el corazón de la persona, y le sitúa de cara a la verdad que no puede ser rebajada ni alterada.

sábado, 23 de agosto de 2014

23 agosto: Gloria y paternidad

La GLORIA DE DIOS
                Ezequiel 43, 1-7 concluye su profecía con el triunfo de Dios. Vio la Gloria de Dios que venía de oriente -“lugar” de donde procede lo bueno, como el mismo sol que alumbra-  con solemnidad majestuosa (como ruido de aguas caudalosas), en una visión semejante a las que había tenido solemnemente en otros momentos de su visión. Pero esta vez era triunfal: Dios –la GLORIA  de Dios [Kabob]- se posó en el Templo por la parte oriental. Y una voz le llega al profeta: ÉSTE ES EL SITIO DE MI TRONO, donde voy a residir para siempre. Muchas cosas y desagradables han sucedido, pero el punto final es la entronización de Dios PR SIEMPRE.
                La GLORIA DE DIOS habitará en nuestra tierra, nos trae el Salmo 84, y Dios anuncia la paz a su pueblo; la salvación está cerca de sus fieles; la misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besan. La bondad marchará delante y la salvación seguirá sus pasos.
                Estoy trasladando todo esto a nuestro momento actual. La Gloria de Dios tiene que manifestarse, puesto que ha venido a asentarse para siempre. Y con Dios en el centro de la historia de este mundo nuestro, ha de darse un giro de 180º. Se impone la paz que Dios anuncia, la salud de un pueblo (que hoy está enfermo), la misericordia y la fidelidad, la bondad-justicia ha de unirse a la paz (en vez de las guerras y violencias), y la salvación sed abrirá camino… Hoy es una utopía, pero lo anunciado por Ezequiel es una Palabra recibida de Dios.
                Jesús y advirtió a sus oyentes [Mt 23, 1-12] y muy en concreto –a propósito de doctores de la ley y fariseos- que éstos están en la cátedra de Moisés. Están siendo los maestros que enseñan y orientan el camino. Están en el lugar propio del maestro que trasmite la Ley. Pero Jesús advierte que una cosa es lo que enseñan, con la Palabra de Dios por delante, y otra lo que hacen y lo que viven. Por eso enseña a las gentes a hacer lo que dicen…, pero no a hacer lo que hacen. Porque en su magisterio hay que seguirles, pero no en su vida.
                Por eso ni los llaméis “maestro”, ni “padre”, ni jefe”, porque el ÚNICO MAESTRO, PADRE Y SEÑOR ES DIOS, y el Cristo enviado por el Padre.
                Asistimos a esos “extremos” en que se sitúa Jesús para rasgar en las mentes de sus oyentes. En claro que un padre es un padre y un amo es un am o, y un  maestro es un maestro. Pero siempre lo son en la medida que reflejan a Dios y a Cristo, que son los MAESTROS, PADRE Y SEÑOR por antonomasia. Y por lo que hay que saber discernir de otros “maestros” que pretenden imponer su “enseñanza”, los que se sienten “señores” para dominar en las mismas conciencias o modos de los que les llegan. Y quienes se “entronizan” en el lugar de Dios, para ser ellos los que consigan de otros la adoración.
                El final de este evangelio es esa coletilla tan típica de Jesús para recalcar la postura del creyente verdadero: que los primeros son los últimos y los últimos, los primeros. Y eso sigue siendo una verdad absoluta y a la vez necesaria. Quienes afloran siempre al primer puesto, ¡malo, malo! Los que se sitúan siempre de “cabecera”, ¡malo, malo! Esos acaban siendo los últimos porque son falsos liderazgos y muchas veces “complejos compensatorios” de alguna carencia.
                Lo que realmente son “Primeros” en su valía y su bondad, no aparecen, o están situados “al final” de la fila. No hacen aspavientos, no se les ve. Son hormiguitas que hacen el bien, que asumen responsabilidades…, pero como si no las hicieran.
                Ni gustan de alabanzas, ni se envanecen por las que reciben (entre otras cosas porque actuaron muy ajenos a ello). Lo normal es que ni afirman ni niegan. Están en otra órbita. Las alabanzas les resbalan o saben en la dirección a que hay que orientarlas. Por eso son auténticos Maestros, y padre y Señores, porque enseñan sin otra finalidad que trasmitir el bien; acogen, protegen y cobijan con cariño de padres; son señores de sí para no dejarse llevar de los vientos que soplan ni a favor ni en contra.
                No contradice todo esto a la palabra de Jesús –esa palabra que algunos toman tan al pie de la letra que la desfiguran- porque Jesús nunca desvirtuó esas expresiones tan dignas. ¿Cómo recordaría Él a sus maestros, y con qué respeto y veneración? ¿No llamó Él a José como “padre”? ¿No trabajó a la orden de jefes y de ellos recibió el jornal para comer y vivir?
                ¿No vamos a recordar nosotros a los maestros que nos enseñaron las primeras letras y nos prepararon a recibir la Primera Comunión, o los que nos han acompañado después? ¿Carece, acaso, de sentido llamar “padre” a quien nos engendra para la vida espiritual y alimenta en nuestro caminar cristiano? ¿No es “señor” quien nos ha ido ayudando a ser lo que hoy somos?

                Yo tengo que confesar que si algo no me gusta es ser nombrado con un “DON Fulano” por delante, porque en lo social tendrá sentido, pero en mi misión y vocación, no. No me considero “maestro”, aunque intento dejar siempre una enseñanza. No soy “jefe”. Pero sí m e siento “padre” porque –como expresa San Pablo” “engendré muchos hijos en Cristo”, y me siento muy feliz con poder seguir realizando esa labor de paternidad espiritual. Que, dicho sea de paso, crea juntamente muchos lazos de afecto y de nuevos compromisos para dar plenitud a la obra comenzada.

viernes, 22 de agosto de 2014

22 agosto: Salir de nuestros sepulcros

MARÍA, REINA
                HOY CELEBRA LA Iglesia la memoria litúrgica de María, la Madre de Dios, como REINA. No tiene lecturas propias para la Misa. Por eso prefiero –y así es como realmente corresponde- seguir las del día. Que por otra parte, en la de Ezequiel 17,1-14, tiene una plasticidad llamativa.
                La visión que Dios le hace tener al profeta es un inmenso campo de huesos secos, que representan a la completa Casa de Israel en su situación de derrota y exilio. Es algo así como un osario sin personas, sin personalidad propia, huesos secos amontonados. Y Dios establece un diálogo con Ezequiel: - ¿Qué ves. Hombre mortal, ¿podrán revivir estos huesos? Ezequiel lo deja todo en manos de Dios: Señor, tú lo sabes. Y Dios responde: Pronuncia un oráculo sobre esos huesos y diles… Y Ezequiel pronuncia el oráculo y bajo aquella palabra del profeta los huesos secos se recubren de tendones, y de carne y de piel… Y así sabréis que Yo soy el Señor. Pero lo que le queda delante es un cementerio de cadáveres. Nuevamente viene la palabra de Dios y dice al profeta: Conjura al espíritu, hombre mortal y di: Ven, espíritu, de los 4 vientos, y sopla sobre estos muertos para que vivan… Y el profeta da esa orden y los muertos se ponen en pie –una multitud innumerable…-, LA ENTERA CASA DE ISRAEL- Vuelven a la vida con sensación de fracaso, pero Dios les habla por medio de Ezequiel diciéndoles que Él los hace salir de sus sepulcros, y entonces sabrán que Yo soy el Señor.
                Un auténtico peliculón didáctico que pone de manifiesto a un Israel vencido y perdido en el exilio, al que Dios llama de nuevo a la vida y les hace salir de esos “sepulcros” para levantarse y ponerse en pie como gran pueblo que capitanea Dios. Más aún: Yo os infundiré mi Espíritu y viviréis; os colocaré en vuestra tierra y SABRÉIS QUE YO, EL SEÑOR, LO DIGO Y LO HAGO.
                La mente se me ha ido a nuestro mundo actual, ese cementerio viviente de personas perdidas en sus propias tumbas de desánimo, desastre, muerte, carencia de sentido para vivir, sin siquiera el sentido de la vida. Un telediario cualquiera se convierte en una crónica de muertes y desastres…, de huesos secos y sin sentido en la vida. Se está cumpliendo al pie de la letra el anuncio  de San Pablo en su carta a Roma en la que presagiaba lo que iba a ser un mundo sin Dios: un mundo sin respeto a las leyes naturales; sin respeto a la vida, y carente de sensatez. La gente lo dice en una palabra: “El mundo se ha vuelto loclo”.
Una palabra de Dios estamos deseosos de escuchar, que haga resurgir la vida, y manifieste en este momento nuestro histórico que DIOS ES EL SEÑOR, QUE LO DICE Y LO HACE. Y así hemos de pedirlo y esperarlo, porque realmente el mundo se está ahogando en su propia sangre.

Aunque no lo ha recogido el proceso de la lectura continuada, acaban de irse los saduceos de ponerle a Jesús una trampa infantil para burlarse de la resurrección. Y cuando ellos se van, se acerca un fariseo… No dice Mateo (22, 34-40) con qué intención. La pregunta parece inocente, o sólo busca poder comprobar la ortodoxia de Jesús. ¿Cuán es el principal mandamiento de la Ley? Eso se lo podían preguntar hasta a un niño. Lo recitaban de memoria todos los judíos. Y Jesús lo repite con su gran devoción: Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser. No cabía duda que Jesús estaba en plena rectitud de pensamiento.
Pero Jesús no corta ahí, y sigue por un segundo mandamiento semejante al primero: amarás a tu prójimo como a ti mismo. Dos mandamientos que sostienen la Ley y los Profetas No hubo más.
Pero no deja de plantear hoy día una cuestión que nos atañe también a nosotros: del primer mandamiento estamos todos muy convencidos, al menos cuando lo recitamos. Del “segundo, semejante al primero” ya no estamos tan firmes, y eso que Jesús subió el listón hasta algo mucho más alto: amar como Yo os he amado.
Es evidentísimo que eso no lo ha olido el pueblo judío. Sigue con el “primero” y sus cabezadas (“como un junco”) en el Muro de las lamentaciones. Pero se pasan más de tres pueblos en su relación con el prójimo. No es ya sólo que no lo aman como a ellos mismos, sino que hasta pulverizan el verdadero “ojo por ojo” (que en su momento fue un auténtico avance de perfeccionamiento…, y en el que se ha vuelto atrás de forma alarmante).

Pero como nosotros hemos de mirarnos a nosotros mismos, no estará de más que en esas nuestras reacciones violentas (de palabra, sobre todo), hagamos nuestra prueba de –siquiera- tratar a los demás como queremos que nos traten. Habrá que pedir el Espíritu que haga revivir esos “huesos muertos” que nos dificultan tanto DAR VIDA al espíritu cristiano que ha de atemperar muchas cosas en nosotros, y hacernos entrar en “nuestros sepulcros” para hacer REVIVIR LA ENTERA CASA DE “ISRAEL” (que para nosotros es la Iglesia, es la fe, es la comunidad con la que compartimos eucaristía, con la que convivimos como nuestros prójimos reales en este momento actual: OS HARÉ SALIR DE VUESTROS SEPULCROS… 

jueves, 21 de agosto de 2014

21 agosto: "Castigos" y Banquete

Los castigos de Dios
                Ezequiel36, 23-28 nos muestra un típico “castigo” de Dios. Dado que su nombre es profanado por los gentiles y por los mismos judíos, Dios decide un “castigo” por el que conocerán que Él ES DIOS y que es SANTO. Os recogeré de entre las naciones, os reuniré de todos los países y os llevaré a vuestra tierra. Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará; y os daré un corazón nuevo; arrancaré de vosotros el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. Os infundiré mi espíritu y haré que caminéis según mis preceptos…  La liturgia solemne de la Vigilia Pascual recoge el “agua pura” (del Bautismo), y el Espíritu nuevo que Cristo envía, para crear esa “nación nueva y purificada” que es la Iglesia llevada por ese Espíritu Santo.

                Un Evangelio (Mt 22, 1-14) que hace el recorrido contrario. Si Ezequiel iba desde los gentiles profanadores a un pueblo con corazón de carne (con sentimientos más que con leyes), en el texto evangélico abre el paso a esos gentiles, por causa de que el pueblo purificado ha vuelto sus espaldas al Dios que lo purificó y recogió como “pueblo suyo”.
                Jesús recurre a su gran arma: las parábolas. Y cuenta aquella de la boda del hijo del Rey. El Rey quiere que tenga fiesta (¡Banquete, que es signo del Reino!), y convoca a todos los de su pueblo. Pero aquel corazón sigue siendo de piedra y en vez de acudir al banquete se justifican uno de una manera y otros de otra. Incluso llegan algunos a maltratar y matar a los emisarios.
                Surge la mentalidad judía en la reacción del Rey, que acaba enviando sus tropas y pegando fuego. Un simple adorno que encaja con la mente de los oyentes, para que se den cuenta de la gravedad de los hechos. La solución real es que “ya que no fueron dignos los invitados (judíos)”, el Rey encarga a sus criados y mensajeros que salgan fuera “a los caminos” (gentiles y paganos) y los inviten a todos –buenos y malos- para que coman el banquete que está preparado.
                Y vinieron y llenaros la sala del banquete. El Rey acude a saludarlos y observa a uno que ha entrado a la sala con vestido “de trapillo”, y el Rey se encara con él y manda que lo saquen fuera del banquete, porque ese gentil no ha respondido con dignidad a la invitación generosa que se le ha hecho.

                La cosa tiene mucha más enjundia de la que parece. Porque gentiles  somos nosotros, invitados a llenar ese vacío que han dejado los que –en principio- fueron invitados. Pero ser ahora nosotros los convocados no nos exime de todo el decoro que debe tener quien fue gratuitamente invitado a participar del BANQUETE. Y Jesús esté dejando claro que esa gratuidad con la que somos llamados, no es tan libre que puede uno estar de cualquier manera en la realidad del Reino, y en esa suma expresión del Reino que es el Banquete.
                Y yo me pongo ahora en el pellejo del “Rey” y en nuestras filas de comulgantes…, que no van vestidos con traje de bodas. [Y no me refiero ahora a las vestimentas exteriores…, que también cabría hablar de ellas]. Me refiero a la “vestidura interior”, esa que se “lava”, se purifica, se prepara, desde el SACRAMENTO DE LA PENITENCIA. Y me quedo pensando si el Rey tendría que decirle a más de uno que ¿cómo has entrado aquí sin el vestido de boda? Porque lo que va a vivirse es la Boda del Dios y Hombre, y la boda del Dios-Hombre con el fiel que se acerca al Banquete (Comunión). Es otro típico “castigo”, que está ordenado a la plenitud del disfrute del Banquete.
                Yo sé la “justificación” de muchos: que se han “lavado directamente con Dios” (“confesión directa con Dios”, que inventaron algunos para su comodidad).  El Rey tendría que decir que ese “traje” no es válido y que sólo vale el “de etiqueta” que es propio de esta Fiesta. Y ese traje pasa necesariamente por el Sacramento de la Reconciliación (de la Penitencia, de la “confesión”), que está diseñado e instituido en ese REINO.


                Las parábolas no quedan ni en el cuentecillo ni en las típicas salidas de tono de mente judía. Tienen aplicaciones concretas y prácticas para todos los que hemos sido invitados al Reino y hemos de vivirlo purificados con agua pura, con corazón sensible de carne y llevados por el Espíritu nuevo. Y son aplicaciones muy útiles para ver que el Evangelio no es un libro “de piadosa  meditación”. Es mucho más práctico y tiene que tocar mucho más adentro en nosotros, sabiendo horadar en sus narraciones de manera que nos llegue y nos apunte en la diana a cada uno de nosotros. Sólo así llegaremos a la NUEVA EVANGELIZACIÓN, que es la llamada que se nos hace con especial énfasis en estos momentos de la Iglesia.

miércoles, 20 de agosto de 2014

ZENIT: Cristo y la cultura

catequesis del Papa: Cristo no anula las culturas
Francisco recuerda este miércoles su viaje a Corea e invita a rezar por los hijos de esas tierras, para que puedan cumplir un camino de fraternidad y reconciliación
Por Redacción
CIUDAD DEL VATICANO, 20 de agosto de 2014 (Zenit.org) - Queridos hermanos y hermanas,
en los días pasados he realizado un viaje apostólico a Corea y hoy, junto a vosotros, doy gracias al Señor por este gran don. He podido visitar una Iglesia joven y dinámica, fundada en el testimonio de los mártires y animada por el espíritu misionero, en un país donde se encuentran antiguas culturas asiáticas y la perenne novedad del Evangelio, se encuentran a las dos.
Deseo nuevamente expresar mi gratitud a los queridos hermanos obispos de Corea, a la señora presidenta de la República, a las otras autoridades y a todos aquellos que han colaborado con mi visita. El significado de este viaje apostólico se puede condensar en tres palabras: memoria, esperanza, testimonio.
La República de Corea es un país que ha tenido un notable y rápido desarrollo económico. Sus habitantes son grandes trabajadores, disciplinados, ordenados, y deben mantener la fuerza hereditaria de sus antepasados.
En esta situación, la Iglesia es custodia de la memoria y de la esperanza: es una familia espiritual en la que los adultos transmiten a los jóvenes la antorcha de la fe recibida por los ancianos; la memoria de los testigos del pasado se convierte en nuevo testimonio en el presente y esperaza de futuro. En esta perspectiva se pueden leer los dos eventos principales de este viaje: la beatificación de 124 mártires coreanos, que se añaden a los que ya canonizó hace 30 años san Juan Pablo II; y el encuentro con los jóvenes, en ocasión de la Sexta Jornada Asiática de la Juventud.
El joven es siempre una persona buscando algo por lo que valga la pena vivir, y el mártir da testimonio de algo. Es más, de Alguno por el que vale la pena dar la vida. Esta realidad es el amor, es Dios que ha tomado carne en Jesús, el Testigo del Padre. En los dos momentos del viaje dedicados a los jóvenes, el Espíritu del Señor Resucitado nos ha llenado de alegría y de esperanza, ¡que los jóvenes llevarán en sus diferentes países y que harán tanto bien!
La Iglesia en Corea custodia también la memoria del rol primario que tuvieron los laicos ya sean en los albores de la fe, como en la obra de evangelización. En esta tierra, de hecho, la comunidad cristiana no ha sido fundada por misioneros, sino de un grupo de jóvenes coreanos de la segunda mitad del 1700, quienes quedaron fascinados por algunos textos cristianos, los estudiaron a fondo y lo eligieron como regla de vida. Uno de ellos fue enviado a Pekín para recibir el Bautismo y después, este laico, bautizó a su vez a sus compañeros. De ese primer núcleo se desarrolló una gran comunidad, que desde el inicio y durante casi un siglo sufrió violentas persecuciones, con miles de mártires. Por tanto, la Iglesia en Corea está fundada en la fe, en el compromiso misionero y el martirio de los fieles laicos.
Los primeros cristianos coreanos tomaron como modelo a la comunidad apostólica de Jerusalén, practicando el amor fraterno que supera cualquier diferencia social. Por eso he animado a los cristianos de hoy a que sean generosos en el compartir con los más pobres y los excluidos, según el Evangelio de Mateo en el capítulo 25: "Todo lo que habéis hecho a uno de estos mis hermanos pequeños, me lo habéis hecho a mí". 
Queridos hermanos, en la historia de la fe que se desarrolla en Corea se ve como Cristo no anula las culturas, Cristo no anula las culturas, no suprime el camino de los pueblos que atraviesan los siglos y los milenios buscando la verdad y practican el amor por Dios al prójimo. Cristo no elimina lo que es bueno, sino que lo lleva adelante, a cumplimiento.
Lo que sin embargo combate Cristo y derrota es al maligno, que siembra cizaña entre hombre y hombre, entre pueblo y pueblo; que genera exclusión a causa de la idolatría del dinero; que siembra el veneno de la nada en los corazones de los jóvenes. Esto sí, Jesucristo lo ha combatido y lo ha vencido con su sacrificio de amor. Y si permanecemos en Él, en su amor, también nosotros, como mártires, podemos vivir y dar testimonio de su victoria. Con esta fe hemos rezado, y también ahora rezamos para que todos los hijos de la tierra coreana, que sufren las consecuencias de guerras y divisiones, puedan cumplir un camino de fraternidad y reconciliación.

Este viaje ha sido iluminado por la fiesta de la Asunción de María. Desde lo alto, donde reina con Cristo, la Madre de la Iglesia acompaña el camino del pueblo de Dios, sostiene en los momentos de mayor cansancio, conforta a cuantos están en la prueba y tiene abierto el horizonte de la esperanza. Por su materna intercesión, el Señor bendiga siempre al pueblo coreano, les done paz y prosperidad; y bendiga la Iglesia que vive en esa tierra, para que sea siempre fecunda y llena de la alegría del Evangelio.

ANTE LA MUERTE DE FAMILIARES DEL PAPA

ZENIT:  El Papa pidió unirse a él en oración ante la muerte de tres familiares
Un sobrino del papa Bergoglio tiene un accidente de tránsito en el que mueren su esposa y sus dos hijitos
ROMA, 19 de agosto de 2014 (Zenit.org) - Tres familiares del papa Francisco murieron en la madrugada de este martes en un accidente de tránsito, según indicó la policía argentina. La noticia se difundió rápidamente en todos los medios nacionales.
El director de la Oficina de prensa de la Santa Sede, padre Federico Lombardi indicó que “el Papa ha sido informado del trágico accidente que sucedió en Argentina a algunos familiares suyos y quedó profundamente adolorado”. Añadió que el Santo Padre “pide a todos aquellos que participan de su dolor a unirse a él en la oración”.
El auto de los famiIlares que viajaban en la autopista de Córdoba a Rosario, en el kilómetro 594 chocó con un camión que salía de una estación de servicio.
El monseñor argentino Guillermo Karcher, oficial de protocolo del Vaticano, escribió en su cuenta de Facebook: "El Santo Padre ha recibido la triste noticia del fallecimiento de su sobrina Valeria y sus dos chicos de 8 meses y de 2 años, en un accidente en la ruta". "El Papa sabe también que su sobrino Emanuel está internado en un estado muy delicado".
"Francisco --añadió Karcher-- agradece la oración de todos y las expresiones de pésame y de solidaridad. Lo estamos acompañando y sosteniendo en su dolor".
Las víctimas mortales son la esposa y dos hijos de Emanuel Horacio Bergoglio, sobrino del Santo Padre, el cual quedó gravemente herido. Emanuel es hijo de un hermano del papa Francisco. Las víctimas son Valeria Carmona, 39 años y sus dos hijos: Antonio de 8 meses y José de 2 años.



La redacción de ZENIT, se une al dolor del Santo Padre y se une a sus oraciones por las víctimas y los familiares que sufren este luto.

20 agosto. PASTOR Y BUENO

OTRA JUSTICIA
                La lectura de la profecía de Ezequiel (34, 1-11) nos lleva de la mano al Pastor Bueno que se realiza en Jesucristo. La queja de Dios, que nos trasmite el profeta, es que los pastores de Israel son malos, porque no defienden ni protegen a sus ovejas, sino que se aprovechan de ellas. Al final hay una afirmación decida por Dios: Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas, siguiendo su rastro. Esa promesa tiene su realización en Jesús, que afirma de sí –personalmente- YO SOY EL PASTOR BUENO.

                Una muy buena explicación y aplicación de ello es la parábola de los obreros enviados a la viña a trabajar. (Mt 20, 1-16). Parábola que tiene su paralelo con la de “el padre bueno” porque en ambas se realza la misericordia de Dios, de modo muy semejante, aunque bajo otra historia.
                Un propietario sale a la plaza del pueblo donde se juntan los hombres que buscan trabajo. Es la primera hora del día, momento para empezar la jornada normal. Y a tantos hombres como encuentra en la plaza, con todos pacta el jornal que les va a pagar, un denario por cabeza (lo que ya era un jornal generoso). Y los hombres van satisfechos de tener trabajo y trabajo bien remunerado.
                El propietario sale a media mañana y encuentra y encuentra más obreros. Ciertamente no estaban a primera hora. Han sido menos diligentes. Pero el amo –sin averiguar más- los envía a trabajar a su viña. No hay contrato previo. Demasiado es que se les ofrece la oportunidad de ganar algo.
                Y vuelve a salir a la media tarde y sigue habiendo rezagados (u haraganes) que están allí, y también a ellos los envía a su viña. Pueden ellos pensar que no les corresponde ni medio jornal…, pero algo es mejor que nada. Y van.
                Pero es que era la caída de la tarde, cuando falta sólo una hora para dar de mano, y quedan aún algunos hombres en la plaza, que no han acudido en todo el día. El dueño de la viña les llama la atención: ¿cómo es posible que están allí ociosos…? (lo que significa que no han dado golpe en todo el día). Y hasta se disculpan diciendo que nadie nos ha contratado. Poco merecían cuando no sólo lo han hecho mal sino que encima “la culpa es de no haberlos contratado…, en vez de reconocer que ellos no salieron a la plaza para ser contratados). Y el buen propietario piensa en el bien de ellos…, en que se ganen algo que llevar a su casa… Y los envía a su viña.
                Y el amo se va tras ellos para estar presente a la hora de cerrar cuentas. Al ponerse el sol encarga al capataz pagar a todos, empezando por los de últimísima hora. Y le pagan un denario a cada uno. Eso no podían ni soñarlo… Pero así ha sido. Y otro denario por cabeza a los de las 3 de la tarde y a los de media mañana. Ni que decir tiene cómo se frotaban las manos los de la hora primera. Y al llegar ellos, le abonan el jornal contratado: un denario. Y entonces protestan porque los han igualado a los de los otros turnos, siendo así que ellos han soportado el sol, el bochorno, el cansancio.
                El amo les hace caer en la cuenta que ese fue el contrato apalabrado. Que no ha cometido con ellos ninguna injusticia. [Se me representan como el hermano mayor de la otra parábola, tan pagado de sí que no acepta la benevolencia de su padre con su otro hermano]. La respuesta del amo es que con los de la primera hora cumplió su palabra y acción generosa. Pero de lo que no tiene que dar cuentas es de su otra generosidad, por la que de lo suyo, quiere hacer bondad. PORQUE QUIERE SER BUENO. Toma lo tuyo y vete en paz, les dice a los primeros.

                Esta parábola es de las que algunos discuten en su interior porque no ven JUSTICIA…, naturalmente pensando muy a lo “justicia humana”. Pero basta ponerse en el plano del padre aquel que se volcó en el hijo que regresaba derrotado, al que acoge con todo el corazón y le festeja su regreso (no el mal que hizo, al que –por otra parte- ni hace alusión). Tampoco allí había justicia… Es lo que echó en cara a su padre el otro hijo…, “el bueno”.
                Aquí nos hace falta ponernos en el momento actual: que más o menos nos consideramos “de la primera hora”, y estamos muy agradecidos de haber sido elegidos y contratados para vivir en la viña del Señor. Otros llegaron más tarde…, se convirtieron…, dejaron sus defectos…, y finalmente nos congratulamos de que también ellos caminan ya en línea recta hacia Dios, en su viña.

                Pero los hay ladrones, perversos, difamadores, violadores, asesinos…, que en toda su vida hicieron el mal…, pero que se han topado con la mano de Dios (la derecha o la izquierda) y acaban por acudir a la plaza…, aunque sea a última hora. Y el padre de esos “pródigos” se siente feliz porque vinieron (aunque se hayan pasado la vida de otra manera). Se han convertido. Han reencontrado a Dios en una misión popular, en una desgracia familiar, en un momento de lucidez, en un fracaso económico… Y a última hora están comulgando dignamente a nuestro lado. ¿Nos parecería mal que ellos alcanzasen así la salvación y juntos entráramos en el abrazo de Dios?