domingo, 17 de agosto de 2014

17 abril: Lecciones prácticas de la vida

Va de extranjeros
                Las lecturas de este Domingo 20 del Tiempo Ordinario, Ciclo A, centran la atención sobre extranjeros, abriendo así aquel sentido de la redención universal. Que ciertamente estuvo comenzada en Israel y para Israel, pero que –al fallar ese Pueblo elegido- vino a abrirse a todos los demás, esos que para Israel eran “extranjeros”, “paganos”, “gentiles”.
                Isaías 56, 1, 6-7 pide a esos extranjeros que guarden la justicia y el derecho..: que anden rectamente y sean buenos y leales: que guarden la fiesta religiosa del sábado, amen el nombre del Señor y sean servidores de Dios. Con ello han heredado un testamento que –en principio- era exclusivo del Pueblo de Israel: entran sí en la Alianza.
                San Pablo (Rom 11, 13-15, 29-32) hace caer en la cuenta de que Dios ha ampliado su promesa pero que no es un derecho incondicionalmente adquirido por la gentilidad. Que Israel, depositario de la Promesa la ha perdido por ahora, y que de eso se benefician los paganos. Pero que los paganos también la perderían si no vivieran en fidelidad a Dios. También ellos, los judíos, entrarán en el reino que les fue prometido, el día que se vuelvan de nuevo a Dios y le obedezcan.
                Y desembocamos en esa inmensa narración de la mujer pagana que acude a Jesús para pedirle la sanación de su hija, que “tiene un demonio muy malo” y está a punto de morir. (Mt 15, 21-28). Jesús se ha retirado a la frontera, defendiéndose de las persecuciones farisaicas. Pretende pasar desapercibido en un territorio alejado del núcleo judío. Pero una mujer pagana lo descubre y se viene a Él pr pedirle la curación de su hija.
                No tengo más remedio que pensar –conociendo los sentimientos de Jesús- que se le iba el Corazón hacia esa pobre madre y esa pobre muchacha enferma. Pero tragó saliva y optó por quitarse de en medio. Había dentro de Él una lucha entre su Corazón y sentimientos y su misión mesiánica de Israel. Echó a andar en dirección contraria, seguido de sus apóstoles, y seguido por los grito de aquella mujer que no estaba por dejar pasar su oportunidad,
                Según las versiones que manejemos, en una se dice que los apóstoles pidieron al Señor que la despachara porque iba gritando detrás, Y si molestaba, lo mejo era “despacharla”. Pero también otras versiones dice que pidieron a Jesús: Atiéndela… Es que ellos mismos n o podían compender aquella huida sin acudir a la necesidad, cuando en realidad estaban acostumbrados a todo lo contrario. Entonces Jesús les confiesa el freno que le impide: He sido enviado a las ovejas descarriadas de Israel, No tengo el encargo de ir a los paganos.
                La mujer no estaba por dejar aquello así y la que venía detrás gritando pasa a ponerse delante de Jesús y a postrarse delante de Jesús, cortándole el paso y pidiendo angustiosamente: Señor, socórreme. Basta meterse en el alma de Jesús para ver que le sangraba. Pero…, con el refrán popular por delante para poder explicarse –con el nudo que tenía en la garganta-, responde a la mujer que “el pan de los hijos no se le puede echar a os perrillos”. Y aquí juega la astucia femenina que asiente al¡ lo que le ha dicho porque prefiere tragarse el refrán antes que cejar en su intento. Y dice: Sí, Señor, llevas toda la razón…, pero también los perrillos se alimentan de las migajas que caen al suelo bajo las mesas de sus amos.  En filosofía se dice a eso “retorcer el argumento” y poner a su favor lo que tenía el sentido en contra.
                También puede ser que ese “Sí, señor” fuera un “No, señor”; no estoy de acuerdo, porque aunque sean las migajas, los perrillos se aprovechan. El hecho es que Jesús ya no pudo más. Había querido hacerse fuerte en un principio mesiánico, pero algo había bajo todo ese episodio que hablaba más alto. Jesús lo llamará un día “signos de los tiempos” y vendrá a expresar cómo las realidades de fuera vienen a abrir el horizonte y que Dios está detrás de esa apertura. Jesús abrió las compuertas que tenía violentadas en su corazón, y dijo a la mujer: ¡Qué grande es tu fe!. Que se haga conforme has creído. Y la mujer creyó sin más. La extranjera había alcanzado abrir caminos al Mesías.

                La Eucaristía de hoy es una puerta abierta al “extranjero”, al extraño, al no incluido en el ámbito propio de una persona… Abre el paso a una actitud más ancha del alma para no reducir círculos, para no excluir a otros, y para que el verdadero extranjero –por su origen- sea mirado como parte de la propia comunión. Ensanchar la mirada más allá de prejuicios y conveniencias de otro tipo. Abrir mirada a la Iglesia universal que habla todas las lenguas y tiene la tez de tantos diversos colores. Comunión y solidaridad en unos momentos en que mucho de esos extranjeros se encuentran perseguidos y masacrados en sus propios países. Y levantar una oración de comunión con esos pueblos y esas etnias que sufren la discriminación por causa de su religión. También a esos “perrillos” les ha llegado el turno de comer…, y no bajo la mesa de los amos sino la misma Eucaristía que nosotros.

1 comentario:

  1. Ana Ciudad11:00 a. m.

    Su meditación muy actual,debido a los tiempos que estamos viviendo con la llegada a España y a otros países europeos o a otros países del mundo de tantos extranjeros que se ven abocados a dejar su tierra, sus raíces,su familia a causa de la miseria y perseguidos ,masacrados,por defender la fe que profesan.No podemos olvidar los cristianos que Jesús fue también extranjero en Egipto.AYUDA Y ORACIÓN.
    El Evangelio de hoy nos da la pauta ,de cómo debe ser nuestra oración:humilde ,confiada y perseverante..
    Dios oye de modo especial la oración de los que saben amar,auque alguna vez parezca que guarda silencio.Espera que nuestra oración sea más firme,más grande la esperanza,más cofiado el amor,Quiere de todos un deseo más ferviente y una mayor humildad,

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