sábado, 2 de agosto de 2014

2 agosto: Providencias

DIVERSAS CELEBRACIONES
             Hoy celebramos a Nuestra Sra. de los Ángeles, una asvocación de la Virgen muy hermosa, que nos manifiesta a María por encima de los Ángeles. Y con ellos, alabando y glorificando a Dios.
             Hoy celebramos los jesuitas –por primera vez- a PEDRO FABRO como Santo. Uno de los compañeros de Ignacio de Loyola que tuvo habitación y bolsa común con Ignacio y Javier. Fue el primer sacerdote del grupo y el que tomó los votos a los primeros compañeros. Hombre de dulce espíritu y profunda doctrina, que esparció por Europa. Su causa de canonización quedó perdida. El Papa Francisco determinó que fuera elevado al catálogo de los Santos, decisión gozada por la Compañía de Jesús, que tuvo siempre la espina de que este hombre excepcional no hubiera llegado a ser proclamado Santo.
             Hoy es también el 149 aniversario de la fundación –por Santa Ángela de la Cruz- de la Compañía de Hermanas de la Cruz

             En la liturgia de hoy, Jeremías (26, 11-16 y 24) continúa el relato de ayer. El profeta –que ha sido declarado “reo de muerte” por haber profetizado de parte de Dios, le hace los cargos a los sacerdotes y al pueblo, diciéndoles que con él pueden hacer lo que quieran, pero que lo que él ha profetizado de parte de Dios, sigue en pie. Y que más que ir contra él, ellos tienen la oportunidad de convertirse y enmendar la conducta y acciones, para que el Señor se arrepienta de su amenaza.
             Hubo quien fue capaz de planteárselo a sí mismo y expresar a los demás que es absurdo condenar a Jeremías, si Jeremías ha hablado de parte de Dios. No nos dice el texto si planteó la salida completa: nosotros tenemos que cambiar de conducta y actitudes. El hecho es que levantan la pena de muerte de Jeremías y lo entregan a un tutor para que se encargue de él y lo librfe de las ikras del pueblo.

             En el Evangelio el triste protagonismo es de Herodes, que siempre muestra su carencia de criterios y carácter. Herodes ha encarcelado a Juan Bautista, porque Juan le decía que no le era lícito convivir con la mujer de su hermano. Pero personalmente lo estimada y le consultaba.
             Pero un día da una fiesta y –a los postres- sale Salomé, la sobrina (hija de Herodías, la cuñada y su concubina) y danza ante los invitados. Herodes, ebrio y sensual, hace juramento público de darle cualquier cosa que le pida. Y Herodías aprovecha el momento para quitarse encima a Juan y le dice a Salomé, su hija, que pida la cabeza del Bautista, allí mismo, en una bandeja. Y Herodes no tiene valor para echarse atrás de su loca promesa y manda degollar a Juan. El macabro espectáculo del verdugo que trae la cabeza sangrante de Juan Bautista en medio de los comensales debió provocar más un vómito.
             Juguemos un momento a “futuribles (=¿qué habría ocurrido si las cosas hubieran sucedido de otra manera) ¿Qué hubiera pasado si Herodes tiene el valor necesario para no cumplir aquel absurdo juramento? No sé si quedaba mal ante los invitados, o los invitados aprobaban y agradecían esa marcha atrás. El Bautista hubiera vivido. En la cárcel o no. Con su influencia y sus discípulos, formados en su espíritu y escuela. ¿Libre de la cárcel? Lo normal es que se hubiera incorporado al grupo de Jesús. Jesús crecía y él menguaría… ¿Pero quién quita los recelos de sus discípulos y las naturales tensiones entre lo que Juan enseñó y lo que ellos encontraban tan distinto en la predicación de Jesús?
             El hecho real de que Juan Bautista muriera acababa siendo providencial. Juan Bautista había llenado un espacio substancial de preparación a la venida del Mesías. Había cubierto la última etapa del antiguo Testamento. Y ahora, en su muerte, se cerraba ese capítulo para dar paso al Nuevo Testamento. Y en los planes misteriosos de Dios, la desaparición del mayor de los hasta entonces nacidos de mujer, dejaba paso a una nueva era…, un vino nuevo que requería odres nuevos, en donde el menor en el Reino es mayor que Juan Bautista.
             Y en el absurdo y repugnante pentagrama de Herodes, donde todas las notas desafinaban y chirriaban, Dios entra a solfear una melodía con pleno sentido –pleno y nuevo- que tiene absoluto distinto sonido del crimen que Herodes había cometido. Herodes quiso satisfacer su juramento y mató al Bautista. Dios levantaba un monumento nuevo en el que Jesús lo llenaba todo y emprendía un camino insospechado de Reino de Dios, que marchaba en caminos de misericordia, bondad, en signos de salvación, en mirada a una victoria segura de Dios en la humanidad, aunque ese triunfo costara ahora la vida misma de Jesucristo, Mesías de Dios.


             La realidad de la vida, y la historia de siglos- nos debe enseñar que los hechos no ocurren por casualidad. Que aún los mismos hechos malos no llevan la última palabra. Que Dios escribe derecho con nuestros renglones torcidos, y que el GRAN COMPOSITOR sabe barajar los sonidos más estridentes para hacer una armonía de cuantas realidades y situaciones van sucediendo en la vida. Sencillamente DIOS ES DIOS…, y eso hay que sentirlo y expresarlo DE RODILLAS.

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