viernes, 9 de noviembre de 2018

9 noviembre: Somos templo de Dios


Liturgia:  Fiesta de la DEDICACIÓN DE LA BASÍLICA DE LETRAN.              Celebramos hoy lel aniversario de la consagración de la Basílica de Letrán, que es la catedral del Papa. La idea que se pretende resaltar es la realidad de que lo importante no son los edificios de piedra o ladrillo sino nosotros. Así San Pablo, escribiendo a los corintios (1,3,9-13.16-17) comienza diciéndoles: Sois edificio de Dios. Esa es como la premisa que marca todo el resto. Pablo, dice, coloca el cimiento, y otros van construyendo sobre ese cimiento. Mira cada cual cómo construye. Mire cada cual su propia edificación.
          Eso sí: nadie puede poner otro cimiento fuera del que ya está puesto, que es Jesucristo. Lo cual engarzará directamente con el evangelio de hoy. Encima de ese cimiento construirán con oro o plata o piedras preciosas, con madera o paja. Esa es la responsabilidad de cada uno en la edificación de la iglesia que uno mismo y que contribuye a la totalidad de la Iglesia.
          ¿No sabéis que sois templo  de Dios y que el Espíritu Santo habita en vosotros? Lo cual lleva consigo la gran responsabilidad de mantener en pie ese edificio espiritual que somos cada uno, y que debemos contribuir al bien total. Porque lo que no sea así se vuelve contra nosotros. Porque Dios es santo y el templo sois vosotros, concluye Pablo en la exhortación que le ha hecho a sus fieles de la comunidad de Corinto.

            En el evangelio se ha elegido ese texto de Jn 2, 13-22.- Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo: «Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre». Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora».
Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron: «¿Qué signos nos muestras para obrar así?». Jesús contestó: «Destruid este templo, y en tres días lo levantaré». Los judíos replicaron: «Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?». Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y creyeron a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.
          Encierra varias lecciones: de una parte y principal: el verdadero templo es Jesús. Pueden destruir “este templo” (refiriéndose al templo de su cuerpo), pero ese “templo” que es el propio Cristo va a quedar rehecho a los tres días, en la resurrección. Los enemigos no van a poder con él. El templo de Jerusalén será derruido por los enemigos y no volverá a levantarse porque una vez que ha venido Cristo, aquel templo pierde su sentido. El nuevo templo, que luego describirá el Apocalipsis con rasgos de fantasía espiritual, es Cristo, y ese templo no puede ser destruido. Al mismo tiempo Jesús vela por el respeto al templo material como “casa de oración”. “casa de mi Padre”, que no debe perder ni deteriorar ese sentido por ninguna causa. Esto sería muy de reflexionar en los momentos actuales.

          En la lectura continua sigue la carta a los fieles de Filipos (3,17-4,1) en la que Pablo pide a sus fieles que se comporten según el modelo que él mismo representa. Hay muchos enemigos de la cruz de Cristo, cuyo paradero es la perdición; su dios, el vientre; sus glorias, sus vergüenzas. Frente a esa realidad nosotros somos ciudadanos del cielo, y aguardamos la salvación de Jesucristo, que transformará nuestra condición humilde (nuestra pobreza), según el modelo de su condición gloriosa, con esa energía que posee para someterlo todo. Por tanto no es que Pablo se considere modelo por sí mismo, sino que él sigue la pauta de Jesucristo, y exhorta a los filipenses a vivir de acuerdo con el modelo de Jesucristo.
          En el evangelio (Lc.16,1-8) tenemos una parábola que parece concluir extrañamente porque a las trampas del mal administrador, todavía el amo lo alaba por la astucia con que ha procedido.
          Pero la lección es muy positiva: si pusiéramos en las cosas del espíritu la misma atención que ponemos en resolver los temas humanos, sería de alabar. Y eso es lo que quiere Jesús dejarnos patente: el administrador supo salir del atolladero haciendo trampas sobre trampas. Nosotros tenemos que tener la diligencia de poner medios sobre medios para vivir de acuerdo con el evangelio. Y que no sea que somos más perspicaces para las cosas materiales que para vivir de acuerdo con la voluntad de Dios.

1 comentario:

  1. Celebramos hoy la Dedicación de la Basílica de Letrán. La Catedral de Roma, no la del Vaticanosi no la primera, la que hiciera construir la mujer de Constantino; que se la donó al Papa Melquiades. Es la primera de las iglesias de Occidente. Ubicada en el antiguo palacio de los Laterani. Esta basílica es el símbolo de la unidad de todas las iglesias de Occidente, símbolo de todas las comunidades cristianas con Roma. Todos estamos unidos en una misma FE.
    El Evangelio de hoy nos invita a cuidar a las personas y a las cosas. Cada persona es un Templo del Espíritu Santo. Cuando usamos a las personas sin el debido respeto, o les negamos los cuidados que necesitan, las cosificamos y pecamos. Templos son los enfermos, los ancianos y las personas que conviven con nosotros

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