sábado, 3 de noviembre de 2018

3 noviembre: Los primeros puestos


Liturgia:
                      Otra carta íntima de San Pablo es la carta a los fieles de Filipos. Hoy tenemos la perícopa de 1,18-26, y en ella expresiones muy sentidas de Pablo, quien confiesa que no quiere ni vivir ni morir, y que por su vida o por su muerte, lo que quiere a toda costa es que Cristo sea glorificado. Con tal que se anuncie a Cristo, me alegro y me seguiré alegrando porque esto será para mi bien. Y no se apoya en sí mismo, que –al fin y al cabo- es un prisionero, sino que todo lo tiene gracias a vuestras oraciones y al espíritu de Cristo que me socorre. No sólo lo piensa, sino que lo espero con impaciencia porque en ningún caso saldré derrotado: al contrario, ahora como siempre, Cristo será glorificado en mi cuerpo, sea por mi vida, sea por mi muerte. Para mí la vida es Cristo y una ganancia el morir. Pablo está exaltado en su emoción interior.
          Y se plantea un dilema: si pensara sólo en él, lo mejor para él sería morir y gozar del encuentro con Jesucristo. Pero piensa en los filipenses y no sabe si será mejor para ellos el seguir viviendo. Y en ese dilema, él escoge lo que sea de mayor bien de ellos. Por lo que barrunta que por ahora va a vivir para que avancéis alegres en vuestra fe, de modo que el orgullo cristiano que sentís por mí, rebose cuando me encuentre de nuevo entre vosotros.

          En Lucas 14,1.7-11 Jesús está invitado un sábado en casa de un fariseo principal para comer con él. Pero como los fariseos no saben hacer las cosas limpias, le estaban espiando. Le seguían cada palabra y cada movimiento. Y Jesús es consciente de ello y entra directamente a dar su punto de vista ante lo que está observando: que cada cual pugnaba por ocupar los puestos de más honor, los primeros puestos cercanos al anfitrión.
          Y Jesús entra por derecho: Cuando os inviten a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan invitado a otro de más categoría que tú, y vendrá el que te convidó a ti y a él y te dirá: “Cédele el puesto a éste”. Entonces, avergonzado, irás a sentarte en el último puesto. El razonamiento es muy lógico. Y estaba dando en el clavo de lo que estaba viendo en aquellos hombres que, casi como niños, buscaban sentarse en los puestos primeros de la mesa.
          Los fariseos debían pensar que Jesús era un iluso que no entendía nada de la vida. Y en el fondo de sus corazones estaban mofándose de él.  Pero Jesús continuó poniendo ahora el mismo tema desde el ángulo positivo. Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que cuando venga el que te convidó, te diga: “Amigo, sube más arriba”. Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales.
          Puede parecer que Jesús enseña una estrategia para quedar mejor, pero en realidad lo que está diciendo es que se proceda con humildad, porque la humildad –como dice Santa Teresa- “da jaque al rey”: es la que gana la partida. Lo que no es de recibo es la postura de los fariseos, siempre pretendiendo medrar externamente y ser saludados y reconocidos en lo exterior, en las meras apariencias. Y Jesús va al fondo de la cuestión para hacer caer en la cuenta de que esa no es la manera de vivir dignamente la vida. Más vale situarse al final, porque si es el puesto que corresponde, ya se tiene y se ha sabido adoptar como propio. Y no pasa nada. El último puesto como el primero, será un  puesto en el banquete.
          Pero si te corresponde un puesto más digno, será el propio anfitrión el que te hará subir.

          En la vida, ante Dios, somos lo que somos y ocupamos el puesto que ocupamos. Lo absurdo es pretender ser más por apariencias externas. Dios sabe el puesto que nos corresponde. Y la humildad por nuestra parte está en dejarnos situar allí donde Dios quiere. Y los habrá que suben más que nosotros y los que están más bajos que nosotros. Pero al arte que Jesús nos enseña es el de ser los últimos para poder ser los primeros, o como concluye el texto de hoy: Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido, que ya no es el tema de los puestos en el banquete sino la actitud básica que hay que adoptar en la vida real.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡GRACIAS POR COMENTAR!