domingo, 24 de diciembre de 2017

24 diciembre, noche: NOCHEBUENA

Liturgia: NOCHEBUENA
                      La liturgia nos pone ante la luz. (Is.9,2-7). El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande, una luz les brilló. “Nochebuena” es el momento en que, en el mundo, se enciende la luz. Se ha acabado la violencia de la vara del opresor y la bota que pisa con estrépito. Lo que ahora se anuncia es algo tan delicado y tierno como un Niño: Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado…, y es Príncipe de la paz…, una paz sin límites sobre el trono de David.

          El evangelio de esta noche es la narración del Nacimiento: Lc.2,1-14. El hecho en sí no se explica con detalles. Sencillamente se narran las circunstancias que llevaron a José y María a desplazarse a Belén, para afirmarnos ya, sin más, que mientras estaban allí le llegó a María el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada. Así, con esa corta descripción se narra el acontecimiento inmenso del nacimiento en nuestra tierra del Hijo de Dios. Y no tenemos más detalles.
          Dicen comentaristas de mucha profundidad que es pretendido esa carencia de datos, porque Dios no quiso pertenecer en propiedad ni a la posada ni a algún lugar concreto. Nacía el Hijo de Dios para el mundo entero, y por tanto nadie podía atribuirse haber sido el protagonista de aquel suceso.
          Si alguien puede sentirse directamente aludido son los pobres pastores que velaban sobre sus rebaños en parajes cercanos, a quienes se les anuncia que os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor. ¿Y cuál es la señal para encontrarlo? –Un niño envuelto en pañales y recostado en un pesebre. Todo en esa humildad absoluta que sólo entiende Dios y los pobres. Porque si se hubiera hecho una encuesta en Jerusalén para barruntar dónde y cómo iba a aparecer el Mesías, jamás hubieran dado en el clavo.
          Acto seguido Dios se monta su fiesta y el ángel que anuncia se desdobla en miríadas de ángeles de luz –una legión del ejército celestial- que cantan el primer villancico de la historia: Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que Dios ama. Ahí se detiene la liturgia de esta noche santa.

          Pienso que podemos hoy utilizar la explanación que el Papa ha hecho de este día, con el título: NAVIDAD ERES TÚ: cuando decides nacer de nuevo cada día y dejar entrar a Dios en tu alma. El pino de navidad eres tú, cuando resistes vigoroso a los vientos y dificultades de la vida. Los adornos de navidad eres tú, cuando tus virtudes son colores que adornan la vida. La campana de navidad eres tú cuando llamas, congregas y buscas unir. Eres también luz de navidad cuando iluminas con tu vida el camino de los demás con la bondad, la paciencia, alegría y la generosidad. Los ángeles de navidad eres tú cuando cantas al mundo un mensaje de paz, de justicia y de amor. La estrella de navidad eres tú cuando conduces a alguien al encuentro con el Señor. Eres también los Magos cuando das lo mejor que tienes sin importar a quién. La música de Navidad eres tú cuando conquistas la armonía dentro de ti. El regalo de Navidad eres tú, cuando eres de verdad amigo y hermano de todo ser humano. La tarjeta de Navidad eres tú, cuando la bondad está escrita en tus manos. La felicitación de Navidad eres tú, cuando perdonas y restableces la paz, aun cuando sufras. La cena de Navidad eres tú, cuando sacias de pan y de esperanza al pobre que está a tu lado. Tú eres, sí, la noche de Navidad, cuando humilde y consciente, recibes en el silencio de la noche al Salvador del mundo sin ruidos ni grandes celebraciones; tú eres sonrisa  de confianza y de ternura, en la paz interior de una Navidad perenne que establece el Reino dentro de ti. Una muy Feliz Navidad para todos los que se parecen a la Navidad.

          No me he resistido a repetir este texto porque me parece que puede ser un gran resumen y enfoque de la Navidad verdadera, la que celebramos los cristianos con conciencia de lo que estamos celebrando. Y que vivido en la EUCARISTÍA hoy es como un reclamo de gran fuerza para preguntarnos en el fondo del alma, si estamos celebrando la Navidad de Jesús.


          AHORA SÍ: CUANDO HEMOS CELEBRADO ESTA NOCHE SANTA, OS DESEO FELICIDAD ÍNTIMA DEL ALMA. Y todo lo demás, que se os dé como añadidura.

1 comentario:

  1. "He aquí la esclava del Señor"Jesús también se encarna en nuestras vidas si aceptamos sus planes y aceptamos que sus proyectos son infinitamente mejores que cualquiera de nuestros proyectos personales. Hoy es un día para reflexionar sobre el AMOR infinito de Dios. Señor, te pido perdón por mí y por el mundo, sobre todo por nuestros jóvenes que viven inmersos en una sociedad de consumo que los invita a llenar sus vidas de falsedades y tonterías. Ojalá escuchen tu Palabra y se abran a otras dimensiones y experimenten la locura inigualable de prestarse a tu servicio y al servicio de los demás.

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