jueves, 3 de agosto de 2017

3 agosto: Peces buenos y peces malos

Liturgia
          Ex 40,14-19.32-36 nos habla de la construcción del Arca de la Alianza, el santuario donde quedaban situados símbolos esenciales de la presencia de Dios. Construcción que la Biblia detalla minuciosamente y que el texto no lo ha ahorrado dándonos lo esencial de aquel santuario. Y nos afirma que Dios se hacía presente de forma llamativa con la columna de humo, a veces tan densa que el mismo Moisés no podía entrar en la Tienda del Encuentro. Pero además el pueblo se había hecho a permanecer quieto mientras tanto y esperar a que aquella “nube” se levantara para avanzar su camino por el desierto. Suponía, pues, una dependencia de los tiempos de Dios, los que Dios iba marcando, sin forzar en nada ese ritmo por el enorme respeto a su Dios, que se les hacía presencia en las diferentes etapas.
          Verdaderamente llama la atención aquel acompañamiento de Dios a su pueblo, como quien marca tiempos y momentos, y el pueblo queda pendiente de ellos…, y en definitiva de Dios. Y eso que era un pueblo definido como “de dura cerviz”, que protestó mil veces contra Dios y que tantas veces no supo agradecer la liberación que Dios les había dado sacándolos de Egipto. Todavía han de pasar muchas penurias. Dios quiere “madurar” a ese pueblo que no acaba de reconocer lo que Dios ha hecho y hace por él. Y así fueron muchos años de desierto en los que hubo de todo y donde la generación que salió de Egipto se fue quedando en el camino.

          Nueva parábola de Jesús en Mt 13,47-53: en la vida no da todo igual, no todos sirven, y se va produciendo una criba en la que los malos son desechados y los buenos recogidos. La verdad es que en el planteamiento de Dios –la red echada al mar para pescar- querría que todos los peces que pescara fueran buenos peces. Para eso se echa la red: para obtener una buena pesca. Pero cuando sacan la red a tierra resulta que allí hay de todo…, lo aprovechable y útil y lo desaprovechable por inútil. Es la vida real una vez más. ¿Qué podría querer Dios más que todos “los peces” [todas las personas] fueran buenas y útiles en el Reino? Pero la realidad que es muy fácil de constatar es que en la “red de la vida” hay toda clase de personas: las buenas y las inútiles para el reino; los peces que se pueden recoger porque sirven, y los “peces” que no sirven para comer, y que son tirados fuera. Ni sirven ya para el mar ni sirven para ser comidos en tierra. Sencillamente han convivido con los peces buenos pero al final no sirven.
          Somos conscientes de que convivimos buenos y malos. A primera vista los “peces malos” son los que ganan la partida, los que saben vivir, incluso los que “se comen” a los otros peces buenos… Las noticias diarias, leídas con un poco de atención, nos manifiestan a las claras que “el pez gordo se come al pequeño”. Y sin embargo Jesús hace otra lectura y apuesta en otra dirección: el pez malo es arrojado al horno encendido, adonde será el rechinar de dientes y el llanto de la desesperación porque será el momento de la verdad cuando queda claro que “el pez pequeño” era el valioso, el escogido en banastas, el útil, el comestible, con el que se podía alimentar…
          Pues es una imagen del Reino. Y por consiguiente el que nos  está dando la visión de Jesús, que valora con exactitud lo que vale y lo que no vale. Todo será una realidad un día. Ese día que –en vida- no vamos a ver, pero que tendremos la ocasión de comprobar en primera persona el día que Dios decida.

          A muchos les ha dado por decir que “todo es igual”. No es ese el pensamiento de Jesucristo. Eso es evidente. Porque si hay “peces buenos y malos”, ya hay una diferencia. Pero si los peces buenos son recogidos para alimento y los malos son echados fuera, “al horno”…, es que no todo es igual, no da igual una cosa que otra. Y Jesús lo ha dejado muy claro. Junto a esta parábola, la de la cizaña es otra clara explicación de que todo no da igual ni todos son iguales ni el final de todos es el mismo. Jesús establece clara diferencia y no “de poco más o menos” sino de finales absolutamente opuestos. Y la cizaña es atada en gavillas para ser quemada, y los peces malos son echados al horno de fuego, mientras que el trigo bueno es almacenado en graneros y los peces buenos recogidos en banastas. Debe hacer pensar con mentalidad de Evangelio, con la misma palabra de Jesús y el juicio de Jesús.

1 comentario:

  1. El Reino es una oferta para todos, para toda la Humanidad. En el mar están todos lo peces, los buenos y los malos; los buenos, los que han sabido descubrir el Reino, serán recogidos y aceptados y los que se han dejado llevar por la sensualidad y han gastado su vida en hacer todo lo que se oponía a la voluntad ce Dios,serán desechados por toda la eternidad.. En el Juicio sólo nuestras buenas obras nos defenderán.

    ResponderEliminar

¡GRACIAS POR COMENTAR!