miércoles, 22 de enero de 2014

ZENIT: 23 enero: En la semana de la Unidad

22 de enero de 2014 (Zenit.org) - Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El Sábado pasado ha comenzado la Semana de oración por la unidad de los cristianos, que finalizará el próximo sábado, fiesta de la Conversión de san Pablo apóstol. Esta iniciativa espiritual, sumamente valiosa, involucra a las comunidades cristianas desde hace más de cien años. Se trata de un tiempo dedicado a la oración por la unidad de todos los bautizados, según la voluntad de Cristo: "Que todos sean uno" (Jn 17, 21).
Cada año, un grupo ecuménico de una región del mundo, bajo la guía del Consejo Mundial de las Iglesias y del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, sugiere el tema y preparar los subsidios para la Semana de oración. Este año, tales subsidios provienen de las Iglesias y Comunidades eclesiales de Canadá, y se refieren a la pregunta dirigida por san Pablo a los cristianos de Corinto: "¿Acaso está dividido Cristo?" (1 Corintios 1, 13) .
Ciertamente Cristo no ha sido dividido. Pero debemos reconocer sinceramente, y con dolor, que nuestras comunidades siguen viviendo divisiones que son de escándalo. Las divisiones entre nosotros cristianos son un escándalo, no hay otra palabra, ¡un escándalo! “Cada uno de vosotros – escribía el Apóstol – dice: “Yo soy de Pablo”, “Yo en cambio soy de Apolo”, “Yo soy de Cefas”, “Yo soy de Cristo” (1, 12). También aquellos que profesaban a Cristo como su cabeza no son aplaudidos por Pablo, porque usaban el nombre de Cristo para separarse de los demás dentro de la comunidad cristiana. ¡Pero el nombre de Cristo crea comunión y unidad, no división! Él ha venido a hacer comunión entre nosotros, no para dividirnos. El Bautismo y la Cruz son elementos centrales del discipulado cristiano que tenemos en común. Las divisiones en cambio debilitan la credibilidad y la eficacia de nuestro compromiso de evangelización y corren el riesgo de vaciar a la Cruz de su potencia (cfr. 1, 17).
Pablo reprende a los corintios por sus disputas, pero también da gracias al Señor “con motivo de la gracia de Dios que os ha sido dada en Cristo Jesús, porque en él habéis sido enriquecidos con todos los dones, los de la palabra y los del conocimiento” (1, 4-5). Estas palabras de Pablo no son una simple formalidad, sino el signo que él ve ante todo – y por esto se alegra sinceramente – los dones hechos por Dios a la comunidad. Esta actitud del Apóstol es un estímulo para nosotros y para cada comunidad cristiana a reconocer con alegría los dones de Dios presentes en otras comunidades. A pesar del sufrimiento de las divisiones, que por desgracia aún permanecen, acojamos las palabras de Pablo como una invitación a alegrarnos sinceramente por las gracias concedidas por Dios a otros cristianos. Tenemos el mismo bautismo, el mismo Espíritu Santo que nos concede las gracias. Reconozcámoslo y alegrémonos.

Es hermoso reconocer la gracia con la que Dios nos bendice y, aún más, encontrar en otros cristianos algo que necesitamos, algo que podríamos recibir como un don de nuestros hermanos y de nuestras hermanas. El grupo canadiense que ha preparado los subsidios de esta Semana de oración no ha invitado a las comunidades a pensar en lo que podrían dar a sus vecinos cristianos, sino que las ha exhortado a encontrarse para comprender lo que todas pueden recibir cada vez de las demás. Esto requiere algo más. Requiere mucha oración, requiere humildad, requiere reflexión y continua conversión. Vayamos adelante en este camino rezando por la unidad de los cristianos, para que este escándalo disminuya y no se de más entre nosotros. ¡Gracias!

2 comentarios:

  1. Me hace pensar:
    ¿Cómo se concretaría esto en los diversos Grupos, Asociaciones, Catecumenados, Movimientos, Cofradías, actividades diversas en una Parroquia, camino al unísono de los cristianos en vez de tirarse piedras verbales o escritas, a veces públicas en medios de comunicación?
    Y no miremos a otra parte. Ojalá se unieran las diversas confesiones, porque "la túnica de Cristo no está dividida"... Pero ¿y unos con otros, unas formas con otras, unos pensamientos con otros..., unas formas de servicio a Dios y las otras?

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  2. Coincido con su pensamiento plenamente. De hecho hace ya muchos años, casi desde que empecé, me cuestionaba esto. Me parecía una contradicción tratar de buscar la unidad entre las distintas iglesias divididas, pero que esa unidad no se refleje en nuestro día a día, en nuestra vida comunitaria. Pienso más. Creo que la unidad debe empezar por cambiar uno mismo su actitud respecto al otro, al de la lado, al más cercano.

    Pero dos no se unen, si uno no quiere. Para ese problema, no tengo muy clara la solución. Diría que rezar, pero no estoy seguro que la oración sirva de mucho cuando uno se cierra el corazón a amar al otro. Me imagino que Dios no atiende ese tipo de súplica.

    La Palabra de Dios, esa si que pienso que es eficaz para todo el que se acerca con sinceridad de corazón a ella, y abierto a ella.

    Pero, si alguien lee este comentario, no me haga mucho caso, son ideas inconexas que se me vienen a la cabeza, pero si a alguno le sirve lo que yo veo, será estupendo.

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