domingo, 12 de enero de 2014

Cambio de la historia

Fiesta del BAUTISMO DE JESÚS
             Celebramos la fiesta del bautismo de Jesús, que cierra el ciclo de Navidad y Epifanía, que hemos vivido esta temporada. La gran manifestación inicial de Jesús fue su nacimiento, aunque entonces fueran los pastores los únicos en saberlo; os ha nacido un redentor el Mesías, el Señor. Alrededor de ese nacimiento surgirá la misteriosa “estrella de los  magos”, que es una manifestación de Jesús, “Rey de los judíos”, que sale del ámbito hebreo y se ensancha a los pueblos paganos, orientales y occidentales.
             Quedaba el momento de la manifestación mesiánica de Jesús, al pueblo al que se le había prometido. Y eso tiene su momento en ese impulso que lleva a Jesús desde Nazaret (donde vivía) al Jordán. En Jesús hay una idea básica: la de hacer todo lo que Dios quiere. Con ella ha venido al Jordán y con ella se ha incorporado al movimiento penitencial de Juan Bautista. Y como los demás que van a bautizarse en espíritu de penitencia, Jesús entra en la fila. El Bautista recibe la iluminación de Dios y reconoce que Jesús no necesita ese bautismo, pero Jesús le insta: conviene para hacer lo que Dios quiere. Y en el momento en que Juan bautiza a Jesús, surge la solemne manifestación de Dios, que declara que “Este es mi Hijo amado; escuchadle”.
             La primera lectura viene a poner ante nosotros qué es lo que Dios quiere. Hasta este momento (aun el propio Juan Bautista) hay una presentación de la fe como peso que llevar, maestros exigentes, enseñanzas amenazantes. Esta 1ª Lectura nos anuncia a ese siervo de Dios que va sostenido y apoyado por Dios, como elegido y amado, sobre el que Dios ha puesto su espíritu.  Y en virtud de esa misión, el Mesías que Dios quiere es el que “no gritará, no clamará, no romperá la caña cascada, ni apagará el pabilo que se apaga…”  Hay, pues, una característica mesiánica fundamental: el cambio de presentación de lo que es vivir la fe religiosa, que no podrá ser en adelante aquella forma agresiva, amenazadora…, que utilizaron los escritores sagrados.
             Todo eso queda cambiado por un Mesías que pasa por el mundo haciendo el bien y liberando a los oprimidos por el diablo (2ª lectura), porque promueve lo que es recto, lo que es justo hasta que esa sea la norma de vida de Israel y de las demás naciones. Viene Jesús como “alianza de un pueblo, luz de las naciones”. Y bajo esa sagrada palabra: “alianza”, se está expresando la mano tendida y abierta de Dios, tal como se realiza en Cristo. Será alianza amorosa que dé luz a los ojos de los ciegos, abra los oídos al sordo, libere de sus cadenas a los que están encerrados en los barrotes de su “yo”, y haga entrar la luz donde hay tiniebla. Ésta es la obra mesiánica, “lo que Dios quiere”, lo que esperaban las islas y los pueblos, que permanecían esclavizados.
             La fiesta del Bautismo de Jesús marca así un “antes” y un “después”. Incluso hay exégetas bíblicos que consideran que es el momento en que Jesús toma conciencia de su misión (que por algo había permanecido en la casa paterna tantos años, algo inusitado en un varón judío; también entonces buscaba “hacer lo que Dios quiere”). Cuando aquella manifestación solemne de Dios lo señala abiertamente: Hijo mío amado, comienza la nueva etapa del auténtico mesianismo querido por Dios.
             Hay quienes pretenden rebajar el tono de este nuevo estilo (y piensan que se traiciona al Antiguo Testamento si no se mantiene enhiesta la lanza de amenaza y castigos que allí se mencionan). La historia de Dios con la humanidad es tan “sucesión de hechos” y tan pasos diversos por capacidades, estilos, sociedad, cultura…, que Jesús significa el vértice al que Dios quería llegar para mostrar la verdadera imagen de Dios y del modo de vivir la Religión: la fe, la relación de Dios con el ser humano y de éste con Dios.  Por parte de Dios, Él no rompe la baraja: no quiebra la caña cascada; no apaga la mecha que titila. Por el contrario busca consolidar al que se dobla, y alimentar la fe de quien duda…: el Mesías es Salvador y no ha venido a condenar sino a salvar a quien se estaba perdiendo.
             Los que vivimos ya en esta era que sigue al bautismo de Jesús, no nos cabe más remedio que acentuar que lo que Dios quiere es que el pecador se arrepienta, deje atrás su pecado, y que en adelante, viva. Esa será la predicación nueva del Mesías, la que se llevará detrás muchedumbres ansiosas de oxígeno para su vida de relación con Dios. Es exactamente el pensamiento del Papa que, va distanciándose de tantas cosas (que ni niega ni suprime pero levanta el pie de ese “acelerador” clásico), y no porque él tenga esa corazonada sino porque está buscando que todos volvamos a la fuente y bebamos el “nuevo vino” que Jesús ha venido a traer.

             Cuando hoy tengamos el gozo de acercarnos a la Comunión, hemos de insistir mucho en ese acto de fe  -de fe nueva o renovada- que se encuentra en la realidad de Cristo presente, una espoleta para nuevo arranque con visión ilusionada y optimista. Jesús estimulará nuestra fuerzas y encenderá nuevos fuegos para sacar adelante aquella caña que se partía…, aquel pabilo que se apagaba.

3 comentarios:

  1. El Papa Francisco dijo:

    "Piensen en una madre soltera que va a la Iglesia o a la parroquia, y le dice al secretario: QUIERO BAUTIZAR A MI HIJO;
    y el que le atiende le dice: No, no se puede, porque Ud. no se ha casado...

    Tengamos en cuenta que esta madre tuvo el valor para continuar con un embarazo. Y con qué se encuentra? Con una puerta cerrada!

    Y así, si seguimos este camino y con esta actitud, no estamos haciendo bien a la gente, al Pueblo de Dios.

    Jesús creó los siete sacramentos. Y con este tipo de actitud creamos un octavo: ¡el sacramento de la aduana pastoral!

    QUIEN SE ACERCA A LA IGLESIA DEBE ENCONTRAR PUERTAS ABIERTAS Y NO FISCALES DE LA FE".

    El papa Francisco acaba de decir:

    "Necesitamos santos sin velo, sin sotana. Necesitamos santos de jeans y zapatillas.

    Necesitamos santos que vayan al cine, escuchen musica y paseen con sus amigos.

    Necesitamos santos que coloquen a Dios en primer lugar y que sobresalgan en la Universidad.

    Necesitamos santos que busquen tiempo para rezar cada dia y que sepan enamorarse de la pureza y castidad, o que consagren su castidad.

    Necesitamos santos modernos, santos del siglo XXI con una espiritualidad insertada en nuestro tiempo.

    Necesitamos santos comprometidos con los pobres y los necesarios cambios sociales.

    Necesitamos santos que vivan en el mundo, se santifiquen en el mundo y que no tengan miedo de vivir en el mundo.

    Necesitamos santos que tomen Coca Cola y coman hot-dogs, que sean internautas, que escuchen iPod.

    Necesitamos santos que amen la Eucaristia y que no tengan vergüenza de tomar una cerveza o comer pizza el fin de semana con los amigos.

    Necesitamos santos a los que les guste el cine, el teatro, la musica, la danza, el deporte.

    Necesitamos santos sociables, abiertos, normales, amigos, alegres, compañeros.

    Necesitamos santos que esten en el mundo y que sepan saborear las cosas puras y buenas del mundo, pero sin ser mundanos".

    Esos tenemos que ser nosotros!!!

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  2. Hoy habla también el Apostol Pedro, y nos recuerda que Dios no hace distinciones. Que para El vale igual un judio que un negro. Un chino que un español. Eso si, Dios pide una cosa que será necesaria observar para ser parte del pueblo de Dios que tiene un sólo Señor: Jesucristo.

    "El que le teme y practica la justicia". No nos asustemos de temer santamente a Dios, esto es, reconocer su grandeza, que está por encima de todas las cosas, que es Dios, y que en su mano está todo, y que nosotros no somos nada sin El.

    Jesucristo, que fue bautizado por Juan, el más grande de los profetas, nos trae la paz. Y esa paz pasa por ir detrás de el haciendo el bien por todos lados y curar a los que no hacen el bien, por estar oprimidos por el diablo.

    Pero no nos quedemos en hacer el bien como puro altruismo, porque separados de Cristo nada podemos hacer. Es preciso dar testimonio y razones de nuestro obrar, para que alguno más se convierta y se una a la Iglesia.

    También cuidemos de los que están dentro de ella, no vaya a ser que con nuestro mal proceder, nuestro no buscar el bien del otro, a veces, estemos haciendo el trabajo al revés.

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  3. Anónimo6:41 p. m.

    Es un día señalado para renovar nuestra promesa bautismal¨:RENUNCIO A SATANAS,A SUS POMPAS Y A SUS OBRAS Y ME ENTREGO A JESUCRISTO PARA SIEMPRE JAM,AS..

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