jueves, 28 de noviembre de 2013

28 nvbr.: LA ESPERANZA A LA MANO

28 nvbre.: Se acerca vuestra liberación
             Si seguimos el texto, seguiremos repitiendo lo de estos días. El texto –si se tomara como profecía- sería espeluznante. Si se aprovecha la exuberancia oriental para expresar ese apocalipsis final, resulta ese cúmulo de espantos como aviso. Algo así como las “amenazas” a Nínive, que se hacían no para cumplirlas sino para que no tuvieran que cumplirse.  Y si se sabe leer como anuncio de lo que puede llegar a ser un mundo sin Dios, puede hacernos apretarnos más unos con otros a ver si llegamos a ser unos católicos más fieles en la vida personal y en comunicar a otros la parte de la moneda que excite a esperanza. Por supuesto que en cada uno de nosotros, y en lo que comuniquemos, también excitando a la exigencia. Porque la peor catástrofe sería quedar en una fe descafeinada que se limita a unas obras de piedad, alguna limosna, y quedarse en “buenas personas”.
             De eso se aprovechan los hijos de las tinieblas, tan astutos, con tanto odio a fe católica (por su misma fuerza interior)…, y por consiguiente, a la Iglesia y –finalmente- a Dios. Saben los enemigos de Dios y de Cristo que la fe cristiana auténtica tiene una fuerza indoblegable. Saben que mientras se mantenga la fe, de cada ceniza va a surgir un fuego que enciende otros fuegos. Como saben perfectamente que su lucha solapada y lenta contra la Religión católica redunda en el adocenamiento, la falta de reacción, el “pasotismo espiritual”…, y que así podrán tener el camino expedito.  ¿No nos acomodamos demasiado a todo ese pensamiento de que “todo da igual”, “to er mundo e güeno”, “Dios es el mismo para todos”…, y hemos perdido el vigor de tiempos difíciles?
             Al final del anuncio terrible surge la luz. Pero, ¡por favor!: no caigamos en la trampa de pensar que “por fin llega ya lo agradable”… Porque el hecho de que exista triunfo anunciado, no merma para nada la realidad del “hoy” donde se luchan las batallas de cada día.
“Verán al Hijo del hombre venir en una nube con gran poder y majestad” debe ser un gozo para los fieles, para los luchadores. Es –dice el texto- un quedarse sin aliento los que no creyeron.
             Y la palabra final, a la que queremos aferrarnos desde esa vida cristiana auténtica, es ese poder levantarse, alzar la cabeza,  porque se acerca nuestra liberación.  La presencia de Jesucristo en poder y majestad, como Hijo de Dios que está sobre las mismas nubes y las utiliza de carroza, es para los creyentes una gozosa seguridad. El miedo es para los que no quisieron que Cristo reinara… No cabe el miedo en los que vivimos la esperanza de un encuentro con el Amor de los amores. Estos evangelios nos deben servir de estímulo, de lectura en positivo, de sentirnos llamados a más, de saber que no vivimos en el paraíso, y que no nos cabe dormirnos en los laureles.

             Sabemos el mal que hay. Sabemos que va a seguir esta situación y que, mientras el mundo sea mundo, el Reino de Dios padece violencia. Pero eso nos espolea; no nos achica. Caminamos al encuentro del Señor que viene…, sobre una nube con gran poder y majestad.  Se acerca nuestra liberación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡GRACIAS POR COMENTAR!