martes, 26 de noviembre de 2013

26 nvbr.: Hacia el final

          26 Nvbr.: COMIENZA CAPÍTULO “APOCALÍPTICO”
          Lc 21, 5-11 trae ya el capítulo “final” de la vida pública de Jesús, que preanuncia el final de una era judía…, expresada en un estilo de “apocalipsis” [últimas convulsiones de un mundo que perece, choque supremo de dos fuerzas antagónicas: el bien y el mal, el reino que se acaba y el que no tiene fin].
          Ahí y de esa manera tenemos que leer e interpretar lo que nos queda de semana. Que –sabiendo leerlo- nos está presentando una realidad absolutamente actual. Y si es que nos desagradan estos evangelios, mucho más debe desagradarnos la realidad que vivimos e incluso creamos.
          Excusa para establecer el tema: la admiración de los apóstoles al ver las riquezas de los adornos del Templo. Momento que aprovecha Jesús para volver a recordar que todo eso, tan llamativo y atrayente, v a quedar en ruinas. Será destruido.
          Y la lógica curiosidad dolorida: ¿Y cuándo será eso, y qué señales anuncien que ya v a suceder?
-Porque habrá engaños que pretendan suplantarme. Cualquiera se presentará como poseedor de la verdad…, como falso educador…, como fuerza influyente para llevarse detrás a muchos. [Llámense televisión, ideologías políticas, sociales…, o “líderes” de cartón, ídolos diversos, “liberadores” de “las represiones”, campañas demoledoras de valores bajo capa de nueva libertad…, etc.]. Os dirán: “Yo soy”, “el momento está cerca”…
-Y dice Jesús: No vayáis tras ellos. Tiene que suceder pero no tienen la última palabra.
Y parece que describe Jesús el panorama actual con las guerras de pueblo contra pueblo, y tribu contra tribu, y los de una facción contra la de otra…  Que por expresarlo en ese lenguaje de convulsión de un mundo decadente cuando pierde a Dios, se prefigura en formas catastróficas que llamen la atención: terremotos, grandes epidemias y hambre, espantos y signos en el cielo…
Algo así como lo dicen hoy los sabios y entendidos del planeta cuando describen la situación actual. El hombre está destruyendo su hábitat con sus emulsiones de gases…, y de ahí los tsunamis, el deshielo de los polos, la invasión de los continentes por el mar.  O de una pérdida moral y una sexualidad, como juego de niños, indiscriminada y hasta pervertida, que provocan otros efectos de enfermedades o situaciones que invaden y merman la población.
¿Estarán también jugando estos sabios a hacer “literatura apocalíptica”?  ¿Nos suena tan mal el lenguaje de estos evangelios y no nos extrañan “las predicciones” de la ciencia?  ¿No estarán estos relatos al servicio de una oración de discernimiento del desastre que provocamos los humanos cuando marginamos a Dios, y pretendemos ser los nuevos dioses que dominan a la humanidad?

Porque detrás de muchas catástrofes actuales –humanas, de países o regiones…- hay tantos intereses económicos y tanta manipulación mafiosa (aunque sea de guante blanco), que realmente nos debiera ayudar a meditar  la realidad, y ver si en el nivel de “las cosas domésticas”, no sería urgente que yo y tú y ellos…, nos aplicáramos a hacer una “parcela” mejor.  Cada cual desde su ámbito y realidad.  Y sería muy penoso que, al acabar de leer, se dijera alguien a sí mismo: esto no lo entiendo…; esto no va conmigo. Porque la realidad es que nos afecta muy directamente a todos.

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