domingo, 8 de febrero de 2015

9 febrero: Una parábola sublime

La “historia” de la Creación
          La Biblia nos narra la Creación en figuras. No es una historia.
Pero esas mismas figuras le dan más profundidad para comunicarnos
el Mensaje de Dios, pues en sus expresiones e imágines se contiene con mayor riqueza y universalidad un significado: nos descubren el Plan de Dios.
CREACIÓN. En la eternidad, sólo existía Dios. Dios feliz en su Comunidad Trinitaria de conocimiento, diálogo y amor.  No necesitaba más. Se bastaban las 3 divinas Personas en su infinita riqueza divina
          Fuera de Dios no existía nada. Todo era un infinito vacío. Dios se bastaba para su infinita felicidad.   Pero Dios no se reservó para sí la felicidad Quiso comunicarla, trasmitirla...;  que fuera participada “hacia afuera”.  Y entonces CREA.
          Yen el principio creó Dios el cielo y la tierra.
          Crea el “arriba” y el “abajo”...
Entonces existía ya la tierra. Pero vacía. Y las tinieblas lo cubrían todo.
Vacía de todo. También vacía de la “energía”, que no existía porque aún nadie había puesto nada...; nadie ni nada existía, que no fuera Dios.
          Pero “en el principio”, ese instante en que Dios empieza a proyectar su vida hacia afuera, Dios pronuncia su omnipotente Palabra creadora: Hágase. (Dios es el que comienza a dar ser a las cosas, y a la misma energía).
          Crea el firmamento con el sol, la luna y las estrellas, como puntos de luz y belleza, de calor..., la noche y el día.   Y los minerales...
          Y la tierra se va poblando de plantas...
          Y los aires, mares y tierra se van llenando de vida de los animales...
          Todo ordenadamente: la tierra, sus fuerzas, su fecundidad servirá a las plantas... las plantas a los animales... el agua fecundará la tierra...
          Pero ninguna de esas criaturas podrá hablar con Dios, ni Dios podrá comunicarse con ellas.  Pero es que Dios no las había hecho para sí mismas...
          Todo era ordenado por el amor de Dios,  orientado al nacimiento de un ser superior a todas esas cosas... Dios prepara el nacimiento del hombre, en el que Dios ha puesto su pensamiento.
          Su Creación ha sido como el mimo y la ternura conque una madre prepara el hatillo del hijo que va a nacer, para que todo lo tenga en el momento de llegar al mundo.
          La Creación es como la cunita que Dios prepara con todo su amor para depositar en ella al ser de sus predilecciones.
          Y entonces, cuando todo está a punto, cambia la expresión de Dios, se hace personal y dice:  “HAGAMOS AL HOMBRE”
Y Dios crea al hombre.
Es su “primera alianza”..., alianza universal con esa humanidad. Dios lo pone todo. Es su pacto de amistad... El hombre es el beneficiario.

El Evangelio (Mc 6, 53-56) continúa el texto de la ida al “lugar de descanso”, que acabó sin descanso porque Jesús se dedicó a las gentes que lo habían seguido y buscado. Recorrió el Señor toda la comarca. Las gentes, al enterarse que iba Jesús por allí, salían con sus enfermos en camillas, buscando la mano de Jesús, o ellos mismos tocar sus vestidos. Y el resultado es que quedaban sanos.
A mí me gusta siempre la distinción entre “apretujar”, empujar, pretender las cosas por la propia fuerza…, y TOCAR (aunque fuere solo rozar) y DEJARSE TOCAR por Jesús. Ese toque que es de tanta importancia porque no es una mera tangibilidad física. Es todo un encuentro con Jesús, una fe, una seguridad… Aquellas gentes que “tocaban el borde del manto y quedaban curadas” es posible que para ellas sólo fuera el mero tocar (pero a Jesús, o “algo de Jesús). Lo grande es lo que JESÚS TOCABA en ellos…, la sanación que producía Jesús, la “fuerza” que salía de Él…
            Es que eso no se acabó entonces. Es que HOY Jesús sigue tocando y con una diversa manera de “toque” sigue siendo tan vivo, tan real, tan sanador… Cuando un alma siente el toque de Jesús, algo muy nuevo se produce en ella. [Y digamos al revés: ¡cuantos que no se dejan tocar o no se enteran de los toques de Jesús. ¡Misterio del hombre! Y lo digo así porque de parte de Jesús no hay preferencias ni predeterminaciones… Aquí es como en el fuego: se calienta el que se acerca; no se calienta el que se mantiene lejos. Quizás el que “por miedo a quemarse” prefiere mantener la distancia. Y no sabe que se está perdiendo la gran fuerza de Jesús, que siempre sería su calor del alma, ese calor que acurruca y abraza, y hace a la persona crecer y gozar.

Dios nos lo conceda.

1 comentario:

  1. Ana Ciudad5:27 p. m.

    "Y vió Dios que era bueno" todo cuanto salía de sus manos.Coronando cuanto había hecho,creó al hombre.y aunque éste se alejó de su Creador,Dios no dejó de considerarlo como hijo y lo destinó de nuevo a su amistad.Así es Dios no abandona nunca la obra de sus manos.
    El Evangelio nos dice que las gentes deseaban tocar el borde de su manto y los ...........
    Pensemos si estamos nosotros disponibles,si pedimos luz al Señor,para saber lo que hemos de hacer en cualquier oportunidad y llevarlo a cabo con entereza y valentía,con espíritu de sacrificio.
    Nos cruzamos con gente en los senderos del vivir humano. Cuánto queda por hacer....¿y por decir...?
    Primero hay que hacer; pero luego hay que decir: cada iodo, cada corazón, cada mente,tienen su momento,su voz amiga que pueden despertarles de su marasmo,y de su tristez
    Si amamos a Dios,nopuede dejar de sentirse el reproche de los días que pasan,de las gentes que pasan...sin que nosotros sepamos hacer lo que hacía falta, decir lo que había que decir...

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