miércoles, 25 de febrero de 2015

25 febrero: El núcleo de la Cena Pascual

LA EUCARISTÍA
Continuó la Cena con sus diversas partes. En un determinado momento Jesús toma pan de la mesa, pronuncia la bendición, lo parte y lo da a sus apóstoles diciendo: TOMAD, ESTO ES MI CUERPO. Yo siempre me he preguntado qué entendieron en aquel momento aquellos hombres…, qué experiencia pudo crearles aquel gesto –para ellos podía ser mero gesto- del Maestro. Y comieron ese Pan. Y llegada la cuarta copa –según rezaba en los rituales- Jesús la toma y repite el mismo modelo: Da gracias, da de beber a sus apóstoles y beben todos, Jesús les ha afirmado: Ésta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos. En verdad os digo que no beberé ya más del fruto de la vid hasta el día en que lo beba nuevo en el Reino de Dios.
Todo esto era una catarata de datos que habían de captar, encajar y asimilar aquellos hombres. “Sangre” y sangre “de la alianza” eran términos muy familiares para aquella religión. Las alianzas de Dios con su Pueblo se habían sellado siempre con sangre de animales. Ahora Jesús ofrece “su sangre” para una “alianza”… No entienden todo pero se les enciende algo en su interior. Y si alguno supo unir todo esto con aquel discurso que tanto escandalizó a otros discípulos (y al propio Judas), empezaba a clarificarse aquello de comer mi cuerpo y beber mi sangre como medio de vivir unidos a Jesús y alcanzar vida eterna.
No sé si estos pensamientos míos van muy lejos y aplican ya unos conocimientos que aquellos hombres no tenían, o si en la viveza del carácter religioso judío llegaron a barruntar lo serio y decisivo de aquel momento. Unido a unas palabras finales que debieron estremecerles, porque sonaban a despedida: no beberé más del fruto de la vid hasta que lo beba en el reino de Dios.

Todavía hubo palabras de Jesús que estremecieron a los comensales: Todos os escandalizaréis porque está escrito: “heriré al pastor y se dispersarán las ovejas”, mas después que eso suceda, os precederé a Galilea. [“Galilea” no es aquí un lugar geográfico, puesto que la resurrección y apariciones del día primer se produjeron todas en Judea. “Galilea” es como el lugar apacible, el de la esperanza, el de la acogida. Y está expresando ese preceder en el triunfo].
Pedro se rebeló contra la idea de “escándalo”: Aun cuando todos se escandalicen, yo no. Y Jesús tiene que dirigirse a él expresamente y hacerle una revelación muy dura: Tú, hoy, esta noche, antes que cante el gallo dos veces, tú me habrás negado tres. Y dice el texto de Marcos: “Mas él, con sobrada porfía, decía: Aunque me viere en trance de morir contigo, no seré yo quien te niegue. Jesús optó por no insistir. Los demás se envalentonaron y afirmaban igual que Pedro.

Realmente son líneas que requerirían una parada en cada palabra, en cada afirmación, en cada frase… Y si se comparan luego con lo que sucedió, muestran muy bien la distancia que hay de los deseos y las aparentes personales  convicciones a la realidad en el momento concreto. Lo que no es de despreciar cuando lo pensemos de nosotros mismos… Porque una cosa es “mirar el evangelio” y otra cosa “meterse dentro”…, y aprender en él para nuestra vida. Y para echar una humildad muy fuerte. Que cuando Jesús (o alguien que nos habla de corazón) nos hace ver algún “peligro” futuro, no podemos estar tan seguros de que a mí eso no me va a pasar.

1 comentario:

  1. LITURGIA DEL DÍA
    Pedagogía de Dios
    ¡Cuántas veces un padre o madre de familia tuvieron que amenazar a sus hijos díscolos! Y no los amenazaron pretendiendo castigarlos, sino precisamente para no llegar al castigo. Jonás conocía bien a Dios y no se quiso prestar a esa “amenaza” que sabía que acababa en misericordia y pretendió huir del encargo que le daba Dios de lanzar sus amenazas sobre Nínive, la ciudad empecatada. Las circunstancias le acabaron arrojando a la playa de la ciudad y tuvo que recorrerla anunciando los castigos de Dios… ¡Y no se equivocó en sus sospechas! Dios vio el cambio de aquellos habitantes –desde el rey “hasta los animales”- en actitud de penitencia y cambio de corazón, y se arrepintió de sus amenazas y aplacó el incendio de su ira. Dios había conseguido lo que pretendía, sin tener que castigar a nadie.
    Cuando Jesús se encuentra con una ciudad que se apiña para escucharle, les habla como a generación pervertida, que pide un signo de su mesianismo. Pues no se le dará otro que el de Jonás. Jesús predica, advierte de la perversión. Su deseo es ser reconocido Mesías de Dios y que ese Pueblo halle su salvación. Si ya pueblos extraños habían reconocido a Salomón por sus obras, ¿qué menos puede pedir Jesús que su pueblo lo reconozca a Él por las obras que Él hace y que estaban tan anunciadas desde antiguo?
    Es “pueblo perverso” pero en el calificativo no pretende Jesús ofenderles, sino meterles el botón de fuego. Porque Nínive se convirtió y ellos pueden convertirse. Y eso es lo que Jesús quiere.
    La CUARESMA nos pone mil detalles por delante: nos amenaza unas veces, nos estimula otras, nos abre cauces o nos presenta el desastre de un pueblo impenitente. Diríamos que Jesús nos está haciendo de “Jonás en Nínive” para que desde el primero al último cambiemos de nuestras conductas erróneas, disipadas, cómodas, engañosas… Y el gozo de Dios será encontrarnos en actitud de un cambio real que nos ponga de cara a la verdad del Evangelio.

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