jueves, 6 de julio de 2017

6 julio: Montserrat y Manresa

MANRESA
          17. Ignacio había crecido en un ambiente militar. Y también en un deseo de hacer alguna gesta especial por la dama de sus sueños. Cuando llegó a Montserrat se le venían al pensamiento ideas de esas y así optó por pasar la noche en vela, sin acostarse, a ratos en pie y a ratos de rodillas, ante la imagen de la Virgen de Montserrat. Tenía determinado dejar allí sus vestidos de noble y vestir las armas de Cristo. Concertó cita con un confesor a quien le mostró su vida en confesión por espacio de tres días, y a quien le encargó que recogiese la mula, la espada, y que el puñal colgase del altar de Nuestra Señora. Este confesor fue el primer hombre a quien descubrió su determinación porque hasta entonces a ningún confesor se lo había descubierto.
          18. La víspera de Nuestra Señora de marzo, en la noche del año 22, se fue lo más secretamente que pudo a un pobre y despojándose de todos sus vestidos, los dio a un pobre, y se vistió de su deseado vestido, y se fue a hincar de rodillas delante del altar de Nuestra Señora, y unas veces de esta manera y otras de pie, con su bordón en la mano, pasó toda la noche y, en amaneciendo, se partió para no ser ser conocido, y se fue  no por el camino derecho a Barcelona donde tenía muchos conocidos, y se desvió hacia un pueblo que se dice Manresa, para vivir en el Hospital.
          19. Pedía limosna cada día. No comía carne ni bebía vino. Los domingos no ayunaba, y si le daban un poco de vino, lo bebía. Estando en el hospital le acaeció muchas veces en día claro ver una cosa en el aire junto de sí, la cual le hacía mucha consolación, porque era muy hermosa en grande manera. No divisaba bien la imagen de qué cosa era, más en alguna manera le parecía que tenía forma de serpiente y tenía muchas cosas que resplandecían como ojos, aunque no lo eran. Él se deleitaba mucho y consolaba en ver esta cosa; y cuanto más veces la veía, tanto más crecía la consolación; y cuando aquella cosa le desaparecía, le desplacía de ello. (=le disgustaba).
          20. Hasta estas “visiones” había estado siempre en equilibrio de ánimo, sin tener conocimiento de cosas espirituales interiores. Y ahora le vino un pensamiento recio que le molestó, representándose la dificultad  de la vida, como si le dijeran dentro  del ánima: ¿Y cómo podrás sufrir esta vida setenta años que has de vivir? Sintió que era el enemigo y respondió Ignacio con gran fuerza: ¡Oh miserable! ¿Puedes tú prometerme una hora de vida? Y así venció la tentación. Entró en una Iglesia y experimentó una gran consolación
Liturgia
          El texto del Gn 22, 1-19 es el punto culminante de la fe de Abrahán, padre del único hijo, Isaac, sobre el que está la promesa de descendencia, y al que Dios ahora le pide que lo sacrifique y se lo ofrezca a Dios. Y Abrahán no duda y pone los medios para sacrificar a su hijo, único hijo de la promesa, Isaac. Creyó contra toda razón. Es curioso el diálogo de Abrahán e Isaac camino del monte Moria, y queda como lección suprema de las respuestas de Abrahán aquella de que Dios proveerá. Porque sólo eso puede tener la razón de aquella situación que es de todo punto de vista humano un absurdo insuperable.
          Pero a Abrahán no le tiemblan las fuerzas cuando hace el altar, apila la leña y ata a su hijo para ofrecerlo al Señor. Y tomó el cuchillo para inmolar a Isaac. Esta narración sólo se puede leer de rodillas y en pura fe. En cuanto uno pretenda ponerla en pie, se le caen los palos del sombrajo.
          Pero en fe, se hace la luz porque Dios aparece en el último instante y detiene la mano de Abrahán: Ahora sé que amas a Dios porque no te has reservado a tu hijo, tu único hijo. Dios ha llevado el caso hasta el extremo… Y en el extremo mismo, ha aparecido y ha resuelto el problema.
          Abrahán ofreció allí mismo el sacrificio de un carnero, Dios lo bendijo: Juro por mí mismo, que por haber hecho esto, por no haberte reservado tu hijo, tu único hijo, te bendeciré y multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa.

          Mt 9, 1-8 es la postura contraria de los fariseos y doctores. Cuando Jesús afirma al paralítico: Perdonados son tus pecados, ellos no investigan más, sino que declaran a Jesús como blasfemo. Jesús sale al paso de la acusación mostrando que lo que dice es verdad, y que lo prueba con aquella curación milagrosa del tullido, a quien le dice que se ponga en pie, coja su camilla y se vaya a su casa. Y el paralítico lo hace y la gente, sobrecogida, alaba a Dios por esas cosas que hacía Jesús.

2 comentarios:

  1. Dios nos ha hecho erguidos y llevando las riendas de nuestra vida, lo que nos pasa es que estamos un poco paralíticos hasta que que Jesús entra en nuestras vidas.Cuando nos afecta la parálisis interior, o podemos dar un paso hacia delante si alguien no nos ayuda. Todos hemos cometido pecados y anduvimos preocupados hasta que, gracias a Dios, pudimos acudir al Tribunal de la Penitencia y el Ministro nos dijo:"tus pecados quedan perdonados..." Y, en ese momento recibimos un impulso que nos obliga a seguir caminando por la vereda que nos marca Dios, con mucha alegría, llenos de buenos propósitos, ¡ya no volveremos a pecar!, no nos apartaremos del Señor y Él nos ayudará...¡Caminaré en presencia del Señor en el país de los vivos!

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  2. ¿Y cómo podrás sufrir esta vida setenta años que has de vivir? Sintió que era el enemigo y respondió Ignacio con gran fuerza: ¡Oh miserable! ¿Puedes tú prometerme una hora de vida? Y así venció la tentación. Entró en una Iglesia y experimentó una gran consolación

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