domingo, 23 de julio de 2017

23 julio: La cizaña

Presos sin culpas
67. Al cabo de los 3 días vino un notario y llevóles a la cárcel. Y no los pusieron con los malhechores en bajo, mas en un aposento alto, adonde, por ser cosa vieja y deshabitada, había mucha suciedad. Y toda aquella noche estuvieron en vigilia. Al otro día, como se supo en la ciudad de su prisión, les mandaron a la cárcel en qué durmiesen, y todo lo necesario abundantemente; y siempre venían muchos a visitarles, y el peregrino continuaba sus ejercicios de hablar de Dios etc. El bachiller Frías les vino a examinar a cada uno por sí, y el peregrino le dio todos sus papeles, que eran los Ejercicios, para que los examinasen. Aquí también menos quiso tomar abogado ni procurador.
68. Y algunos días después fue llamado delante de cuatro jueces, los tres doctores, Sanctisidoro, Paravinhas y Frías, y el cuarto el bachiller Frías, que ya todos habían visto los Ejercicios. Y aquí le preguntaron muchas cosas, no sólo de los Ejercicios, mas de teología, verbi gratia, de la Trinidad y del Sacramento, cómo entendía estos artículos. Y él hizo su prefación primero. Y todavía, mandado por los jueces, dijo de tal manera, que no tuvieron qué reprenderle. Después le mandaron que declarase el primero mandamiento de la manera que solía declarar. El se puso a hacerlo, y detúvose tanto y dijo tantas cosas sobre el primero mandamiento, que no tuvieron gana de demandarle más. Antes de esto, cuando hablaban de los Ejercicios, insistieron mucho en un solo punto, que estaba en ellos al principio; de cuándo un pensamiento es pecado venial, y de cuándo es mortal. Y la cosa era, porque, sin [ser] él letrado, determinaba aquello. El respondía: «si esto es verdad o no, allá lo determinad; y si no es verdad, condenadlo»; y al fin ellos, sin condenar nada, se partieron.
Liturgia del Domingo 16ª. T.O.
          Aunque he leído el evangelio en su forma abreviada, con la parábola de la cizaña, de suyo podría haberse ampliado con otras parábolas que propone Mt 13, 24-43, que incluyen la del grano de mostaza y la levadura. El argumento es hacer caer en la cuenta de que el Reino de Dios comienza con poco –una predicación y unos hombres poco instruidos- pero está llamado a crecer por la fuerza misma de ese Reino. Somos, pues responsables de que el evangelio se expanda o lo dejemos empequeñecer por nuestra falta de compromiso.
          Porque hay que tener en cuenta que la semilla del Reino, aun la que cae en buena tierra, está siempre amenazada de muchos matojos y de la temida cizaña, esa planta que crece juntamente y es parecida, pero que es dañosa para la cosecha. Jesús explicará que la cizaña la siembra el enemigo con maldad y disimulo, y que es imposible arrancarla sin dañar juntamente el trigo. El trigo sembrado es bueno porque es la misma palabra de Jesús. Pero se tropieza con una siembra mala, que es la siembra que da el mundo, la malicia de algunos, y el “enemigo malo” que pretende arruinar la cosecha de Jesús.
          La parábola puede parecer un cuentecillo de miedo pero la realidad que estamos viviendo nos la confirma fehacientemente. Empezando por las familias –en ocasiones-, los colegios, las compañías, la borrachera social, el consumismo exagerado, las propagandas para gastar más y más, el derroche…, y todos esos etcéteras que constatamos a derecha e izquierda, vemos que Jesús nos puso delante una parábola que refleja muy claramente el mundo real.
          La 2ª lectura de Rom 8,26-27 nos lleva a la fuente del bien: la obediencia al Espíritu de Dios, que intercede por nosotros con gemidos inefables. Bastaría conservar un resquicio de conciencia para que la acción del Espíritu nos pusiera en orden la mente y la forma de actuar. Él, que escudriña los corazones, nos trasmite el deseo de Dios. Y desde luego el mundo de hoy ni vive en escucha de Dios, y por eso la cizaña gana terreno y el mundo se hace peor.
          La 1ª lectura, del libro de la Sabiduría (12,13.16-19) comienza afirmando que no hay más que un Dios, que cuida de todo y que no juzga injustamente. Que guía con su poder y reprime la audacia de los malos. Un Dios que practica la indulgencia y el perdón a los errados, y enseña que el justo debe ser humano. O sea: la base de ser fiel es vivir los valores humanos. No se empieza por los principios religiosos sino por la educación y formación como humanos. Y ahí encajará la fe y los principios cristianos. Si hoy nos encontramos con un mundo apartado de la fe, en realidad es un mundo carente de bases humanas, de la cultura necesaria para que pueda encajar en su mente y en su corazón los valores espirituales.
          Que nuestra Eucaristía nos ponga hoy de frente a nuestra actitud cívica y humana, porque entonces estaremos abiertos a ser personas cristianas.




        Dios nuestro, que has sembrado buena semilla en nuestro campo,

-         Concede a la Iglesia la fidelidad a la Palabra recibida. Roguemos al Señor.

-         Limpia en nosotros los brotes de cizaña que nos amenazan. Roguemos al Señor

-         Haznos ser levadura en nuestro ambiente, para trasmitir el testimonio de buena semilla. Roguemos al Señor.

-         Venga en nuestra ayuda el Espíritu para que sepamos pedir lo que nos conviene. Roguemos al Señor.


Tú, Señor, bueno y misericordioso: escucha nuestras peticiones y enséñanos a pedirte lo que más nos una a ti y bendiga tu santo nombre.

        Por Jesucristo N. S.

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